domingo, 4 de junio de 2017

LA AMAZONA


LA MUJER MARAVILLA

(Wonder Woman)

2017. Dir. Patty Jenkins.





         Diana, hija de la reina amazona Hipólita (Connie Nielsen) y sobrina de Antíope (Robin Wright), quien la entrena, vive con la idea de derrotar a Ares, dios de la guerra, ya que representa a la maldad que corrompe a los hombres. Cierto día, por una ruptura en el tiempo, llega a su isla un avión que se estrella en el mar: salva a su piloto que resulta ser Steve Trevor (Chris Pine), perseguido por barcos alemanes (de la Primera Guerra Mundial) ya que ha robado unas fórmulas de la letal Dra. Maru (Elena Anaya), cómplice del General Ludendorff (Danny Huston) que ha creado un gas mortífero. Logran derrotar al enemigo pero Diana decide, entonces, regresar con Steve a su mundo porque está convencida que el responsable del conflicto es Ares.


Diana y la reina Hipólita



         Personaje legendario dentro de la compañía productora de historietas DC Comics, conocida por aquellos años cincuenta en nuestro país como “Marvila” y posteriormente, por la serie de televisión como “La mujer maravilla”, esta Diana (Gal Gadot, actriz con fuerza y personalidad) viene a mostrar a una mujer de temple, obsesionada por una sola idea, impulsiva y terca, que llegará a entender la verdad detrás de la realidad humana al cometer un error de percepción. Lo que la distingue como heroína es precisamente esa dirección unívoca hacia la derrota de los poderes malignos y lo que llama la atención es su gran fuerza, el uso efectivo de sus armas que le dan invulnerabilidad.


La fotografía que inicia el relato



         Con argumento de Zack Snyder (director de “Batman vs, Superman” entre otras cintas distinguidas) y guion de Allan Heinberg, estamos ante una cinta de inicio que establece a un nuevo personaje dentro del universo de la historieta filmada y su esquema narrativo es bastante tradicional, lo que se agradece mucho. No hay ningún problema en el cambio de épocas y se acepta que haya una transición inesperada sin mayores explicaciones. Conocemos a Diana en el siglo XXI, empleada en el Louvre de París. Al recibir una fotografía de antaño donde aparece al lado de Trevor y otras personas, la trama se va al pasado lejano para conocerla desde niña audaz, ansiosa por su entrenamiento amazónico, protegida por su madre, temerosa de Ares por extraños motivos que se revelarán hasta el final de la cinta. A partir de este momento todo será lineal para cerrar el círculo y dejarla lista para nuevas aventuras.





         Otro aspecto se refiere al género y a la sexualidad. Fue una buena medida de la producción asignar la dirección a una mujer para dar lugar a la discusión feminista en el cine que permitirá comentarios sobre el asunto, de los cuales no me quiero extender. El aspecto sombrío de la cinta, oscura, y la técnica de utilizar imágenes en cámara lenta para destacar los momentos de impactante brutalidad, ya son marcas naturales en estas producciones de DC Comics y comunes en las producciones del genial Snyder. En lo que se refiere a la sexualidad, un gran acierto es dejar clara la virginidad de las amazonas (Diana fue creada y luego provista de vida), pero dar pie a que nuestra heroína tenga relaciones sexuales, situación que se muestra discretamente, enfatizando luego el amor de pareja, cuando antes ha visto desnudo al hombre para dar lugar a un juego verbal de doble sentido.





         En general, se enfatiza la necesidad del héroe para mantener el orden natural en tiempos de caos. Viene a ser otro triunfo para la saga de justicieros que han proliferado en estas décadas del siglo XXI: uno los acepta como idea y como anhelo fantástico cuando la realidad nos muestra el reverso de la moneda.



La realizadora Patty Jenkins sigue
el estilo de estas producciones