martes, 15 de agosto de 2023

JUGAR CON LA AVENTURA

MEGALODON 2: EL ABISMO
(Meg 2: The Trench).
2023. Ben Wheatley.

         En 2018, cuando se estrenó la cinta original, dirigida por Jon Turteltaub, escribí lo siguiente en mi reseña: “No se requiere mucho espacio ni disertaciones que busquen mayor sustancia a esta cinta cuya premisa elemental es la compasión por el prójimo, la ayuda mutua, el sentido de rescate en situaciones peligrosas que usualmente nos predican las cintas espectaculares que muestran desastres épicos”. Y no hay que darle mayor vuelta a esta primera, brillante, secuela, donde el rescatista Jonas (Jason Statham, carismático e indestructible) retorna ahora, para ser víctima, junto con su hija (ya crecida en interpretada por la misma Sophia Cai), y otros de sus compañeros, de la ambición y la avaricia extremas.

         Al inicio de la cinta, Jonas se encuentra en un barco que tira residuos tóxicos al mar, por lo que habrá un enfrentamiento y una primera mirada al aspecto heroico del personaje. Luego, retorna a su anterior trabajo, que implica la investigación de aguas profundas donde se supone que todavía viven los tiburones prehistóricos. Ahora, ocurren dos cosas: la hija de Jonas se introduce como polizón en la nave exploradora, además de que se descubre una mina ilegal que obtiene metales raros que valen billones de dólares en el mundo terrenal. Hay un accidente, se descubre que todo es parte de una conspiración y entre la tripulación investigadora, muere la mitad y la otra deberá de buscar la supervivencia, y hasta aquí la primera parte de la película. Luego, entrará en otra fase, ya en el exterior, donde llegarán, por un agujero provocado en el fondo del mar, los animales de tiempos cretácicos.

         Aparte de ese sentimiento de familia, ahora, un personaje principal es el cuñado de Jonas, Jiuming (el simpático Wu Jing), además de que reaparecen los colegas del personaje que conocimos en la cinta anterior: Mac (Cliff Curtis) y DJ (Page Kennedy), tenemos el sentido del humor. La cinta se divide, como he comentado, en dos fases: una más solemne, bajo el mar, plena de peligros y situaciones cuasimortales; la segunda es al aire libre, en una isla de recreo, con turistas y comodidades, a las cuales llegarán las amenazas inesperadas.

Cintas previas del maestro Wheatley:
"El rascacielos" (2015), "En la tierra" (2021), "Rebeca" (2020)

         Uno se pregunta el motivo de que Ben Wheatley, haya aceptado este proyecto, luego de dirigir la alegórica representación de la sociedad de consumo que va hacia su extinción en “El rascacielos” (2015, High-Rise) o su visión desesperada ante la pandemia en “En la tierra” (2021, In The Earth), donde una sociedad afectada por un terrible virus llega a una mezcla de ciencia y fanatismo religioso para implorar por una salida del mal (y donde se expresa la frase “la gente olvidará, nadie recordará”, que es lo que sucede en nuestros días: tal parece que la pandemia nunca ocurrió). También Wheatley fue el creador de la relectura de “Rebeca”, en una insípida versión de 2020. Y uno encuentra la respuesta, al término de esta película: Wheatley se divierte, conoce los elementos del género y los reanima: Statham casi cayendo en los dientes del megalodón nos recuerda a “Tiburón”. Los reptiles prehistóricos traen a la memoria los mortales, aparentemente inofensivos, pequeños depredadores de alguno de los “Parques Jurásicos”.

         Wheatley juega con las convenciones de este tipo de cine y Statham es el mejor representante del héroe terreno, sin poderes sobrenaturales, pero que puede utilizar la hélice de un helicóptero para amenazar a un gigantesco tiburón, o hacernos creer una absurda teoría para evitar la presión del agua. Lo mejor de estas cintas es cuidar la ligereza con el toque de humor que haga que el espectador se sobresalte y espere el siguiente zarpazo o la terrible mordida (o la apertura de una puerta automática para dar entrada a los reptiles carnívoros y su festín de mercenarios). La mayor satisfacción reside en los castigos que reciben los villanos. Y como en todas las películas del género, después de la tempestad llega la calma absoluta, como si nada hubiera sucedido.

El director Ben Wheatley