domingo, 30 de enero de 2011

LA MUERTE DEL CISNE


EL CISNE NEGRO
(Black Swan)
2011. Dir. Darren Aronofsky.

Nina (Melanie Portman, excelente en sus escenas como bailarina) es seleccionada por el coreógrafo Thomas Leroy (Vincent Cassel) para el rol principal en su puesta renovada de “El lago de los cisnes” donde deberá interpretar tanto al cisne blanco como al negro, a pesar de que siente que es una bailarina con excelente técnica pero mucha frialdad expresiva, sobre todo en el rol oscuro donde debe mostrar una sensualidad más allá de lo común. Nina es insegura y tiene tres mujeres a su alrededor a las cuales mira como amenaza: su madre (Barbara Hershey, cirujeada, reminiscente, no obstante, de aquellos tiempos de “Hannah y sus hermanas”), bailarina del montón en su momento; Beth (una disminuida aunque brillante y ya cuarentona Winona Ryder), la exestrella del ballet, a la cual Leroy ha retirado prematuramente; y Lily (Mila Kunis, extraordinaria), una recién llegada a la compañía cuya actitud hacia Nina es ambigua.

No puedo narrar mucho sobre el argumento porque sería quitarle lo poco de interesante y sorpresivo que posee, ya que en realidad estamos ante una cinta chiquita, producto de la reelaboración de diversas situaciones harto conocidas, que ha sido infladísima, con personaje predecible. Desde el inicio de la cinta nos enteramos de su esquizofrenia paranoide y de su represión sexual lésbica, además de los miedos cotidianos alimentados por una madre sobreprotectora quien desea ver cumplidas sus metas personales nunca alcanzadas. Nina domina la danza a la perfección pero carece de pasión. Es la ilustradora eficiente sin visión personal para encontrar matices. En el lapso de pocas semanas irá viviendo experiencias que le permitirán encontrar una clave adecuada para su arte, aunque la lleve a la destrucción.

La cinta trae a la memoria muchas referencias fílmicas entre las cuales sobresale la magistral “Repulsión” (Polanski, 1964) donde la realidad adquiría varios planos para el personaje principal y su horror interno era reflejado para angustia del espectador. Sin embargo, los jóvenes sabrán quién sea Polanski pero ni idea tendrán de la cinta mencionada y de ahí que cada generación vaya descubriendo el hilo negro con variaciones de lo que ya se ha filmado (y como siempre digo: ya todo ha sido contado, lo que importa es la manera en que se reconstruyen las mismas historias). El mismo realizador Aronofsky
inició su carrera con “Pi, el orden del caos” (1998) acerca de un matemático paranoico y “Réquiem por un sueño” (2000) con personajes adictos a las drogas que les movían su contacto con lo inmediato, por lo que no puede negarse que siga fiel a sí mismo, pero lo que uno lamenta es que todo sea ahora tan esquemático y tan distante, desequilibrado en tono que se configura hasta el final (¡Oh, era una película “psicológica”!). La trama pasa del mundo de la danza (que ofrece secuencias brillantes y algunas tomas bellísimas como la transformación del cisne blanco en negro, sin mencionar todo el prólogo) al cine de suspenso y horror, de manera inesperada e intermitente. Tal parece que era necesario alcanzar las convenciones del gusto del público para afianzarse en Hollywood y lo ha logrado (su siguiente cinta será nada menos que “Wolverine” ). Es otro caso semejante al Danny Boyle de la aburridísima e indefinida “¿Quién quiere ser millonario?” o los rumbos irregulares de Steven Soderbergh.

Una gran decepción que termina siendo material de entretenimiento sin trascendencia ni contundencia. Gustará a quienes decidan encontrar oscuros significados que no existen más allá de las explicaciones obvias y queda el gusto del preciosismo visual, unas excelentes actuaciones y un guiño a la industria para la aceptación como fabricante de sueños. Cuando uno revisa la lista de los directores nominados al Óscar del 2010 se encuentra con nombres que fueron combativos e interesantísimos desde sus inicios en los años noventa: David O. Russell, los Coen y el propio Aronofsky, ahora entrados de lleno a la producción convencional (no en balde, ya están dentro de la carrera de los premios prestigiosos). El sobrevalorado Fincher nunca negó sus sueños de fama. Lo único que se anhela es que no pierdan la esencia de su búsqueda expresiva en aras de las cintas que quieren complacer a todo tipo de público, hasta aquel que se intriga con esta cinta que resulta ser más ruido que cantidad de nueces.

sábado, 29 de enero de 2011

HISTORIA DE UN GRAN AMOR


UNA PAREJA DISPAREJA
(I Love You Phillip Morris)
2009. Dirs. John Requa y Glenn Ficarra.


Steven Russell (Jim Carrey) yace en una cama de hospital, moribundo, donde recuerda su vida: de niño supo que fue adoptado y se dio cuenta que era diferente a los demás ya que veía nubes en forma de penes. Se casó y tuvo hijos pero en realidad su orientación era homosexual. Luego de un accidente automovilístico donde casi pierde la vida, decidió vivirla a plenitud. Dejó a su mujer, se mudó a Florida, consiguió un novio latino (Rodrigo Santoro) y comenzó a estafar a diestra y siniestra, ahora en Texas, para mantener un estilo lujoso de vida. Fue detenido, cayó en la cárcel y ahí fue donde conoció al joven rubio y gay Phillip Morris (Ewan McGregor) del cual se enamoró perdidamente. Ya fuera de prisión, como pareja, Steven continuó con su vida bandida: se hizo pasar como abogado, contador, médico, hasta que volvió a la cárcel produciendo decepción en su amado Phillip.

La película, ópera prima de los guionistas Requa y Ficarra ( “Un Santa no tan santo”, “Como perros y gatos”)
está basada en personajes y situaciones de la vida real. El verdadero Steven cumple ahora una condena de más de cien años de vida en una prisión tejana de alta seguridad porque su larga historia de estafas y escapatorias hizo que los representantes de la ley decidieran una excepción absurda por delitos fiscales y de robo que se aplican a crueles criminales. Lo que vemos en la cinta llega al absurdo, lo imposible, y si no hubiera estado basada en realidad se pensaría en una broma tonta o en una novela fantasiosa (es lógico imaginar que los directores y guionistas se tomaron libertades en ciertos puntos, de cualquier manera).

Lo que nos cuenta la cinta es una historia de amor. Steve se enamora como nunca imaginó y llega a todos esos extremos, propios de su temperamento, debido a la pasión y el bienestar de su querido Phillip. Steve siempre vivió una vida donde nada era exacto, ni cierto: sus padres no eran biológicos; su esposa era un adorno; sus estafas eran producto de las mentiras; sus identidades siempre eran engañosas. No le quedaba más que ser genuino en algo y eso fue en su amor. Phillip era quien le brindaba la posibilidad de bailar en su celda al ritmo de “Chances Are” cantada por Johnny Mathis y sentir el afecto que siempre era prestado o falso. Y los abrazos y los besos y las sonrisas.

Jim Carrey está perfecto en un rol que cambia acorde con el tono de la situación: pasa de seriedad a juego; hasta logra hacernos notar un cambio drástico de peso y de aspecto. Ewan McGregor reitera su calidad porque es el efebo rubio y delicado sin caer en el estereotipo vulgar de la “jota”. Hay una pareja con roles definidos, no intercambiables, donde el problema es el medio (y modo) de vida del marido que, en algún momento, se lleva de encuentro a su esposo.
Es lo que puede uno distinguir como cualidad de la cinta: nunca abusa ni exagera de la condición gay. Es algo que sucede entre dos hombres como pasa entre un hombre y una mujer o dos mujeres. Hay pocas escenas de besos y están filmadas con buen gusto natural. “Lo que importa es amar”, como se titulaba una cinta de Zulawski o “Lo que importa es la rosa” como cantaba Gilbert Bécaud. Estamos en las antípodas de “Secreto en la montaña” porque aquí hay apertura completa por parte de la pareja en una época todavía oscura. Como situación aparte y que debe aplaudirse es que nunca se llega a la sordidez en las escenas de cárcel. No hay abuso ni burla. Una sola mención, natural, común, y sintética se resume en que Steven explica a un nuevo recluso que finalmente todo lo que le suceda se solucionará con “mamadas”.

En la función que me tocó ver, varias parejas se salieron, sobre todo con los besos masculinos. Había varios jovencitos que también abandonaron la sala cuando se dieron cuenta que no era la típica comedieta de Carrey sino la ocasional cinta donde el inteligente actor se arriesga a explorar su gama de talento. Aparte, el estúpido título en español fue impuesto para explotar dicha fama y también esa debió ser la razón de la tardanza en estrenarla. Es una buena oportunidad para disfrutar papeles extraordinarios de dos actores que son bastante magnéticos. Una conmovedora visión de los alcances que posee la pasión amorosa.

viernes, 28 de enero de 2011

LOS HÉROES DIVERTIDOS



EL AVISPÓN VERDE
(The Green Hornet)
2011. Dir. Michel Gondry.


"Un héroe es siempre héroe por equivocación”
Umberto Eco


Esta deliciosa relectura de un personaje surgido por la radio norteamericana de 1936 para luego llegar al cine seriado en la Universal de los años cuarenta
y posteriormente ser una serie que no tuvo mucho éxito por la televisión de la segunda mitad de los años sesenta, excepto por colocar a Bruce Lee en el gusto juvenil, ha sufrido el golpe del rechazo y la indiferencia a pesar de ser una cinta con toda la intención de presentar el lado ligero, cómico, iconoclasta, de la figura del héroe. Mucho tiene que ver el guión y la actuación del estupendo Seth Rogen en el rol principal, aunque precisamente esa sería la primera pista para no tomar “en serio” a un icono de la cultura popular norteamericana.

Britt Reid (Seth Rogen) es el joven, parrandero y solitario hijo del millonario dueño del periódico “Centinela” en Los Ángeles. La muerte del padre lo convierte, repentinamente, en dueño del diario. Por azares del destino (un café mal preparado) se enlaza con un joven mecánico, genio científico, de origen chino, Kato (Jay Chou) con el cual descubre el goce de ayudar a los demás. Haciéndose pasar por criminales anónimos (“El avispón verde” es el seudónimo que se vuelve popular) que finalmente defienden la moral y la paz de su ciudad, ambos entran en competencia con el malvado dirigente de las pandillas, narcotraficantes y malvivientes de la ciudad: Chudnofsky (Christoph Waltz); descubren la corrupción oficial (David Harbour); se enamoran de la treintona e inteligente secretaria a fuerza, periodista subestimada y criminóloga experta Lenore (Cameron Diaz).

La cinta es iconoclasta y su tono es el humor. Conociendo los antecedentes extraordinarios de Rogen
( “Piña express” o “Ligeramente embarazada”) se descubren los intereses expresivos detrás de la producción. El joven Britt no se redime ni se convierte milagrosamente en inteligente dueño de periódico: su vulnerabilidad y limitaciones se contrastan con el joven empleado que le descubre maravillas inverosímiles (autos prácticamente indestructibles y salvavidas) y armas graciosísimas (la pistola con balas de gas) para darle el sentido de sueño inherente en el género (la manera en que selecciona su nombre). Kato
es el joven huérfano e inteligente que salió adelante debido a los obstáculos vividos y cuyo potencial se desarrolló gracias al apoyo del periodista que fue su mentor y frío protector. Igualmente humano con defectos (no sabe nadar) y emociones (se prenda de la entusiasta Lenore), finalmente debe aceptar ser el patiño, segundo héroe, poder detrás del trono.

El frívolo rechazo del espectador acostumbrado a los elípticos “Batman” de Nolan o los reduccionistas discursos pacifistas de “Iron Man” de Favreau hacia esta película se debe a la tremenda seriedad que se espera de estos personajes de fantasía. De ahí que el público que está acostumbrado a la acción pura e irreflexiva rechace, por ejemplo, al profundo “Hulk” de Ang Lee, contra el conformista “Hulk” de Leterrier. Esta visión de un héroe que es básicamente un ser como cualquiera que lee estas líneas (o las escribe) con libertades en personajes laterales (el malvado dueño de la ciudad o el corrupto alcalde) permite un sentido del humor gracias al desparpajo y la falta de solemnidad: tono que se siente desde el prólogo donde Chudnofsky (un ridículo y grotesco hampón interpretado por el maravilloso Christoph Waltz) demuestra su hegemonía al falso valentón que quiere retarlo (un James Franco tan versátil y excelente que aparece sin crédito en la cinta y fuera compañero perfecto de Rogen en la inigualable obrita maestra “Piña express”).

Uno agradece que Hollywood ofrezca estos productos de alta mercadotecnia con un gran sentido cinematográfico. Se pregunta el motivo de que se haya seleccionado a Michel Gondry
un director empeñado en mostrar un mundo intelectualizado que se adentra en la fantasía o la poética del absurdo ( “Eterno resplandor de una mente sin recuerdos” o “La ciencia del sueño”) pero al notar el desarrollo de la cinta, se explica que era necesario combinar humor con libertad creativa para darle un tono alejado de convenciones y permitir cierta originalidad, toda ella plena de gracia.

jueves, 20 de enero de 2011

LAS VIDAS PASADAS


LA LEYENDA DEL TÍO BOONMEE
(El tío Boonmee quien recuerda sus vidas pasadas)
(Loong Boonmee raleuk chat)
2010. Dir. Apichatpong Weerasethakul.

Jen está enfermo de sus riñones y va al campo junto con su hermana y el joven que lo ayuda en sus curaciones. Durante la cena se aparece el espíritu de su esposa y la nueva reencarnación de su hijo, ahora transformado en mono,
para recordar el pasado y dejar en claro que “los fantasmas no se aferran a los lugares sino a las personas”. Luego, sin mayor explicación ni tampoco claras definiciones vemos a Jen con sus diferentes transmigraciones: una princesa, un pez que habla, un búfalo, un joven monje que usa celular y puede verse a sí mismo de otra manera.

Una película críptica que debe ser entendida con mayor profundidad por conocedores del budismo, de la cultura tailandesa y del cine de este realizador
que colocó así al cine de su patria en el mundo occidental al ganarse la prestigiosa Palma de Oro en Cannes 2010. Así que, fuera de ello, queda el goce visual y auditivo (aunque en este caso, literario, ya que hay que leer las frases inspiradas de un guión adaptado de una novela de los años ochenta). El inicio de la cinta muestra una bella y larga secuencia donde un buey escapa de su amarre y corre por el bosque hasta que es rescatado. Luego de recordarlo, llegamos al hoy de Jen dirigiéndose a su casa de campo.

La cinta no cae en el tedio ni el cansancio porque tiene un gran movimiento interior. Las escenas largas duran justo lo necesario para cambiar a un diálogo o pasar a otro nivel de “existencia”. Aunque no es una cinta simple, va despertando la curiosidad del auditorio. Puede compararse con la mexicana “Verano de Goliat” en cuanto se deja el trabajo intelectual al espectador para ir uniendo fragmentos y darle coherencia aunque el mayor esfuerzo reside en imaginar las historias completas. Una gratísima experiencia. Una sorpresa inesperada de la cual no puedo elaborar más debido a mis limitaciones tanto en conocimiento de una cultura cuanto descripciones de emociones.

miércoles, 19 de enero de 2011

CREAR FAMA Y ENGAÑAR


ANTICRISTO
(Antichrist)
2009. Dir. Lars von Trier.


Una pareja copula (Willem Dafoe y Charlotte Gainsbourg).
Su hijo pequeño baja de la cuna, se dirige a la ventana y cae para morir por el impacto en el preciso momento que la mujer alcanza el orgasmo. Es el prólogo. Luego vendrán cuatro capítulos: desconsuelo, dolor, desesperación (y otro llamado Los tres mendigos que es el título conjunto de las tres emociones mencionadas) donde el hombre, psicólogo, atiende el trauma de su esposa, la lleva a una cabaña en el bosque para que ella sufra un cambio radical debido, precisamente, a la ambigüedad de sus sentimientos y la culpa. Termina con un epílogo.

La película pretende mostrar el proceso de recuperación de una mujer abatida por el dolor para que lo transforme en culpa y enojo. La relación cambia de tono. La cabaña a la que asiste esta pareja se llama Edén para ser una obvia referencia a Adán y Eva, aunque ahora se encuentren en el paraíso perdido. Hay conversaciones para ir explicando lo que se está sintiendo. El hombre tiene visiones extremas: una venada que corre mientras da a luz; un zorro que se está automutilando y le dice una frase; un cuervo que grazna imprudentemente para ser aplastado. Finalmente la mujer agrede al hombre, éste responde destruyéndola para recuperar el paraíso, la humanidad que sigue adelante, sobrevive, triunfa sobre la muerte y hay que aplaudirlo como alter ego del egotismo del realizador.

Anticristo ha provocado polémicas mundialmente. Se le acepta o se le rechaza. Von Trier
ha expresado que fue su obra de sanación para salir de una fuerte depresión. Uno imagina que fue una decepción amorosa porque el discurso de la cinta presenta a la mujer en transmutación diabólica quien se automutila ya dentro de una posesión de la locura. El último capítulo tiene como subtítulo Ginocidio y hemos presenciado misoginia. El hombre viene a ser quien se redime. Ella paga por su pecado del placer y por su descuido que provocó la muerte del niño.

Uno recuerda las cintas de Ingmar Bergman donde se expresaba que si la vida era un infierno, era mejor pasarla en pareja. Sus personajes eran seres atormentados por la falta de fe, la incomunicación, el simple desamor y hasta el bloqueo creativo. Uno escuchaba sus interminables conversaciones y las hacía suyas. A través de la palabra, todo lo que sucedía era terrible y provocaba emociones en el espectador para provocar un anticine, casi un teatro filmado, aunque la película se iba desarrollando en la mente de quien estaba escuchando. Uno empieza a ver esta cinta que arranca de manera creativa y sorprendente (¡la música de Handel!) para luego caer en el tedio porque lo que se dice es obvio, frío, se finge la relación de pareja. Uno siente que el hombre está aprovechándose de la debilidad de su mujer. Aunque nunca lo expresa, parece que reprochara el descuido.

Uno recuerda las cintas del famoso movimiento Dogma 95, una tontería fabricada por un grupo de cineastas escandinavos, ya vacíos de novedades e ignorantes de lo que les antecedió, que despojaban al cine de su calidad de sueño para convertirlo, según su teoría, en cine primitivo, cuando no era así: el cine pionero y el cine silente posterior usaron tomas, ediciones, maquillaje. Si las películas funcionaban en ocasiones era porque el texto, el discurso, era bueno y superior a la forma. Von Trier logró una cinta excelente (Rompiendo las olas que tenía mayor humanidad) y una cinta engañosa que atrapó a los jóvenes encantados con una cantante pop (Bjork) que daba lugar a un antimusical (Bailando en la oscuridad) y melodrama mal desarrollado que daba lugar al ridículo, sobre todo por las pretensiones y la pedantería. Eso sucedió con sus insoportables cintas siguientes y se han coronado con Anticristo cuando ya no sigue las reglas de dicho movimiento y se queda en preciosismo fotográfico y en película distante que se va perdiendo en elementos que apantallan al espectador ingenuo (una fugaz penetración sexual, una píerna atravesada por una barra metálica, la mutilación de los labios externos de una vagina) y que la reduce a cine inepto de terror (quienes ven esta película no se exponen a las mutilaciones de, por ejemplo, Juego macabro y sus secuelas, porque no es “cine de arte”) o de sexo gráfico (quienes ven esta película critican los excesos de Nueve orgasmos o Intimidad, por ejemplo, que tienen mayor sentido).

Anticristo es cine de pose. Es la película que sirvió como terapia a su realizador y engañó a personas impresionadas por premios en festivales prestigiosos y por su supuesto simbolismo. Es el famoso lugar común del “cría fama y échate a dormir” (¡hay tantísimos ejemplos!) porque Von Trier fue mostrando (y demostrando y comprobando) que era ráfaga fugaz. Así como habrá muchos de ustedes que la amen, a mí me tocó odiarla. ¿Será que se cumple la frase de Pascal: "Se admira lo que no se entiende"? ¿Esperamos unos años para retomar el asunto y darnos cuenta que esta redondísima estupidez habrá quedado en el olvido?

domingo, 16 de enero de 2011

LA CIENCIA SIN CONTROL


SPLICE: EXPERIMENTO MORTAL
(Splice)
2009. Dir. Vincenzo Natali

Una pareja de científicos, Clive (Adrien Brody) y Elsa (Sarah Polley), investiga la interacción de ADN con células de animales. Buscan un gene que produzca determinada proteína que servirá para curar enfermedades en el mundo zoológico. Así han creado cierto monstruo que les ha permitido ciertos avances. Elsa insiste en realizar la interacción animal con un óvulo femenino a pesar que la compañía que los patrocina no lo acepta por razones éticas y morales. Sigue adelante a pesar de todo y contra la negativa de Clive quien, finalmente, acepta continuar con el experimento. Ahora se ha creado otra especie distinta: un ser amorfo
que con el tiempo se transforma en niña y luego en adolescente
que tiene cola con punzón venenoso, carece de cabello, pupilas en forma de trébol y que, más adelante, crece alas.
Este monstruo ha estado oculto, aislado, hasta que llega un momento crucial.

Sabemos que todas las historias han sido contadas: las diferencia la forma en que se cuentan, el estilo de narración y las relecturas que se derivan de textos. Aquí estamos ante una Lady Macbeth cuyo sentido de ambición y las debilidades de su marido le permiten avanzar en sus búsquedas y lograr las metas que se ha trazado. Tenemos a una Lady Frankenstein que juega a ser diosa y crear vida, independientemente de lo que se encuentre. La película alcanza niveles de tragedia griega con Jano (ante la doble naturaleza de personas o, en este caso, monstruos) o Tiresias (cuando se tiene la alternativa del cambio de género), y un final abierto que permite la imaginación absoluta del espectador con una Fedra accidental.

Un guión inteligente que mezcla posibilidades narrativas y no se burla del espectador ni llega a incongruencias baratas. La trama tiene sentido y quiere hablar de los peligros de transgredir la ética científica con las revueltas morales que se producen. La cinta mantiene una atmósfera de suspenso ante la posibilidad de reacción del ser creado ya que podría equipararse a un cachorro de león o tigre que tiene un promedio relativo de vida amable antes que su instinto produzca sorpresas. El monstruo va transformándose de renacuajo con patas hasta ser humano con formas indefinidas que se van desarrollando para crear a la nueva especie.

Los personajes de los científicos son redondos y se explican a través de minucias: una foto donde está la Elsa niña con la madre ignota para que nos enteremos sutilmente de una mala relación; la mirada del monstruo mientras Clive y Elsa hacen el amor para convertirse en profecía de algo que sucederá más tarde; el rasgo común que Clive encuentra en cierta anatomía del monstruo que lo seducirá sexualmente para provocar una especie de incesto.

Del norteamericano realizador Natali
(quien estudió cine en Canadá, por lo que ha realizado su obra en dicho país) conocimos su primer largometraje tan inteligente y perturbador como el que ahora nos ofrece (que es su cuarto): “El cubo” (The Cube, 2009). Aparte fue responsable de un segmento de “París, te amo” (Paris, je t’aime, 2006) en donde un joven turista era testigo del ataque de una vampiro. Su cine explora el terreno del ser humano en posición extrema ante lo desconocido y se centra en el suspenso y la atmósfera incierta. Es la gran apuesta de esta cinta que fácilmente hubiera caído en el ridículo. Sin embargo, la presencia de Sarah Polley (espléndida en “El amanecer de los muertos” y en cintas de Coixet, Egoyan o Bigelow, por ejemplo) y de Adrien Brody (“El pianista” o “Viaje a Darjeeling”) ya era garantía de que habría algo distinto ( fue el caso de la sensacional “Depredadores” que Brody filmó después, donde sale musculoso como héroe de cine de acción), sobre todo por el nombre de Natali en la dirección.

Imposible para quienes nunca tomarán en serio al cine y de antemano, sin experiencia, etiquete a las películas con el deleznable epíteto de “churro”. Buena para el consumista frívolo de cine que solamente quiere que lo entretengan como príncipe de “Las mil y una noches”; excelente para el cinéfilo que busca películas narrativas con la inteligencia suficiente de recrear mitos y releer las glorias que ha encontrado por otros medios (el libro compañero de insomnio, la vieja película de Hollywood o la función de teatro) para su disfrute intelectual y darse cuenta que todo ha sido contado pero lo que importa es la forma que algunos seres privilegiados saben darle a la vida maravillosa que se respira, se siente, gracias a la pantalla de cine.

viernes, 14 de enero de 2011

EL INESPERADO ABURRIMIENTO



EL TURISTA
(The Tourist)
2010. Dir. Florian Henckel von Donnersmarck.


Una mujer (Angelina Jolie) es vigilada en París por la Interpol. Nos enteramos que un tipo que la conoce le pide que tome un tren a Venecia y que busque a alguien que se le asemeje. Logra escapar de sus guardianes y ya en el tren conoce al sustituto (Johnny Depp). El personaje al que protege la mujer es un estafador que debe dinero al fisco británico; aparte, le ha robado más de un billón de dólares a un hampón.

Y ya no vale la pena contar más porque aparte de que es una trama simple, no tiene gracia. Lo que pudo ser una trama ligera, al estilo de las producciones que en este género dirigieron Stanley Donen o Jules Dassin en los años sesenta, se torna plúmbea por diversos motivos: en lugar de darle un tono de comedia, hay seriedad; las estrellas no son las adecuadas e interpretan sus roles como si fuera un drama romántico; todos los elementos están tan desarticulados que no encajan: uno siente que está en Venecia y en ninguna parte a nivel geográfico; aparte hay la secuencia de un baile que que quiso ser inolvidable y parece metido con calzador. La cinta termina sin contundencia y hasta hay una broma en boca de la Jolie que resulta ser cierta.

Igualmente uno piensa que el realizador alemán von Donnersmarck
(coautor del argumento y guión), director de “La vida de los otros” (su ópera prima ganadora del Óscar a mejor cinta extranjera en 2006, lo que da alternativa de dudas y cercanías de frivolidad) es demasiado europeo y endeble para este tipo de película de acción con espías y romances. Le sucede lo que a muchos directorcitos mexicanos que se han metido a los géneros norteamericanos de acción sin lograr alcanzarlos; lo más triste es que estamos ante una superproducción con dinero de Hollywood.

Angelina Jolie es buena actriz: nadie lo duda. No obstante es limitada: hay personajes que no le van porque tiene un físico extraño que está más dispuesto para lo terreno. Aquí se le consideró dama elegante, algo que le es muy difícil para una mujer más creíble como clasemediera, opaca (de ahí que estuviera estupenda en “El sustituto” o las cintas sobre Lara Croft). Johnny Depp nos tiene acostumbrado a los seres extravagantes y desaliñados: en este caso, como aparente profesor de matemáticas, nunca logra ser simpático ni creible. La excepción es la calidad constante y versátil de alguien como Paul Bettany en su rol como inspector de la Interpol.
Una cinta de acción y aventura, en locaciones europeas, que termina siendo aburrida. ¡Qué lástima!

sábado, 8 de enero de 2011

EL LÍMITE DE LA FICCIÓN

VERANO DE GOLIAT
2010. Dir. Nicolás Pereda.



Esta película viene a confirmar que el Jurado del Festival Internacional de Cine de Monterrey no se equivocó al seleccionar la anterior obra de Nicolás Pereda como mejor película nacional del evento en agosto pasado. Si Perpetuum Mobile deslumbró por una trama sobre relaciones familiares y amorosas que llevaban a un final inesperado (el entierro de la abuela en un terreno cualquiera), en este caso sigue habiendo las mismas obsesiones pero con una delicada narración que oscila entre ficción y realidad, característica que le valió un reconocimiento en Venecia.

Y tiene diversos niveles narrativos que justifican esa alternancia porque la cinta comienza como documental donde se interroga a los miembros de una familia acerca del apodo que le han dado al hermano mayor, o sea Goliat. Dicen que mató a su novia, y de ahí el apelativo que simboliza fuerza, aunque hay quienes lo creen y otros no. El mismo joven no comenta nada. Luego se pasa a una situación central con el personaje de Teresa (Teresa Sánchez, estupenda actriz, también protagonista la cinta mencionada anteriormente) quien ha sido abandonada por su marido y veremos su desesperación, su intención de no dejar huella del esposo, el reclamo a la mujer que se lo arrebató, la incapacidad del olvido. Y todavía más, se añade al personaje del hijo de Teresa, Gabino (Gabino Rodríguez, actor que salió en la otra cinta), quien “pierde el tiempo con la tontería del ejército” y juega al soldado abusando de su autoridad junto con un amigo (Harold Torres, el intérprete principal de Norteado). Sigue otro nivel con planos fuera de foco que indican violencia. Y como panorama general están las imágenes del verano en que Goliat junto con hermano y primo disfrutan de una alberca o caminan por el bosque o se interroga a una pariente del joven que sufrió la muerte de su marido.

Hay dos secuencias que dan idea de esta intención de contar una historia con las variables posibles. En una de ellas, Teresa (la actriz Sánchez) platica su pena (dentro del pretexto fictivo) con una mujer del pueblo que improvisa sus diálogos pero que está interpretándose a sí misma en una realidad donde no existe Teresa. En otra secuencia, Gabino ensaya una escena que veremos posteriormente con la joven Clemen a la cual anhelaba como su novia (personaje interpretado por otra actriz no profesional en una realidad que le es ajena), para dejar constancia de la parte ficticia, preparada, de la película. De esta manera el verano y el propio Goliat sirven como atmósfera, escenario, de una trama que quiere compartirnos el dolor del final de una relación (Teresa con su marido infiel; Gabino con la joven que le gustaba); el espacio donde puede suceder la violencia ya sea con el asesinato mítico o real de una novia, aunque también el abuso autoritario de la milicia (una escena muestra a Gabino y a su amigo interrogando a un hombre de la tercera edad quien simplemente caminaba por el bosque, al cual le advierten que tenga cuidado, pero con dolo), o de quienes manejan el cacicazgo posmoderno y dominan pueblos (la historia del marido muerto); también la falta de resignación ante la pérdida: Teresa se deshace de ropa que tira a un río pero que luego quiere rescatar y hasta sentirla, vivirla, meterse dentro de camisa y pantalón del marido que ama y que la hace gemir inconsolablemente, al no sentir el cuerpo que le daba razón de ser a esos vestuarios.

Por referencias de otras cintas de Pereda, además de la película mencionada al principio de este artículo, ha utilizado a Teresa Sánchez y a Gabino Rodríguez en roles que llevan sus nombres como si fueran variaciones de personajes, conexión indirecta y sutil de tramas, capítulos de una novela que mezclan varios planos o subtramas. Uno podría pensar que Verano de Goliat es el antecedente de Perpetuum Mobile donde Teresa ya vive en la ciudad y Gabino realiza mudanzas, aunque hay otro hijo abusivo que no aparece aquí, aunque sería símbolo de ingratitud como el marido de esta cinta.

Pereda utiliza algunas secuencias largas pero no es pretencioso ni morboso como un inflado Carlos Reygadas, ni aburrido o truculento como un Amat Escalante, ni ingenuo e intrascendente como un Fernando Eimbcke. La diferencia estriba en el manejo de emociones y en la sinceridad expresiva: no se nota forzada escena alguna. Estamos ante una gran película mexicana, contemporánea, original, que juega con situaciones ya conocidas pero de una manera peculiar. No es cine fácil ni digerido. Es cine apasionante para guardarlo y seguirlo pensando al acabar su corta duración…

NOTA CORTA – MUY BUENA OPCIÓN…

EL ASESINO DENTRO DE MÍ
(The Killer Inside Me)
2010. Dir. Michael Winterbottom.



Una novela negra de Jim Thompson, comparado a los maestros del género Dashiell Hammet y Raymond Chandler, guionista y dialoguista de Stanley Kubrick, es transpuesta al cine norteamericano por el prolífico y versátil británico Winterbottom. Una cinta de gran crueldad donde el personaje, un alguacil sociópata de un pueblito texano a finales de los años cuarenta, comete un asesinato y luego necesita justificarlo cuando se da cuenta que hay variables no controladas. Más que llegar al divertimento usual, la cinta se centra en la exposición de caracteres que ocultan secretos y son imágenes de perversión. Casey Affleck, encasillado en el joven de apariencia inofensiva con trasfondos inimaginables, demuestra su talento.

viernes, 7 de enero de 2011

EASTWOOD Y OLIVEIRA: LA MUERTE

MÁS ALLÁ DE LA VIDA
(Hereafter).
Dir. Clint Eastwood. 2010.




EL EXTRAÑO CASO DE ANGÉLICA

(O Estranho Caso de Angélica).
Dir. Manoel de Oliveira. 2010.





A los ochenta años, Clint Eastwood reflexiona sobre la muerte y se pregunta qué habrá después de ella. Con tres casos que se narran paralelamente para confluir de la manera más ingeniosa y accidental posible, el maestro Eastwood (ha alcanzado ese calificativo desde hace muchos años y lo reitera con cada nueva película), en su reciente cinta “Más allá de la vida” (Hereafter) habla de la pérdida y la recuperación de la existencia; la alternativa de comunicación con los seres ya idos; las dudas y las resignaciones.

Marie (Cécile de France) es una reportera de investigación francesa que se encuentra en un lugar de oriente donde sucede un tsunami feroz y devastador. Aparentemente muere ahogada pero logra ser revivida. George (Matt Damon) es un psíquico que dejó las consultas cuando se dio cuenta que en vez de tener un don, poseía una maldición y ahora trabaja como obrero; Marcus (George McLaren) es un gemelo fraterno que pierde a su hermano por un accidente. Su madre es drogadicta. Lo deja en un hogar sustituto mientras se recupera de adicciones pero el niño extraña mucho a su hermano.

Cada experiencia tiene un significado acerca de la muerte: Marie en carne propia mientras estuvo en los dominios del Más Allá; Marcus en la realidad, extrañando a su hermano que era protector, locuaz, agresivo; George quien es intermediario y reniega de ser un medio que produce dolor y alegría. El discurso de la cinta no implica la comprobación de que haya algo más allá de la muerte (contra el título que usa el otro extremo), sino en la indagación de lo que la muerte nos produce a nivel de interrogantes o misterio o mera pérdida.

Magistralmente narrada, la cinta fluye como río sereno. Los personajes sufren transformaciones personales por las circunstancias que los rodean y se lanzan a la búsqueda de respuestas, aunque jamás habrá alguna: meras especulaciones. Es el tipo de cinta al cual Eastwood nos ha acostumbrado en los últimos años: parecen simples divertimentos que en realidad son profundas meditaciones sobre conceptos. ¡Y la manera de contar las tramas! Un guión redondo le da material adecuado al realizador para demostrar su dominio de la gramática cinematográfica: no hay plano sobrante como si se dijera que no le falta ni una coma.

Clint Eastwood

volvió a la Europa donde trabajó como actor joven. Utiliza a actores que fueron icónicos de un tiempo preciso (Marthe Keller), experimentados y madurados (Matt Damon) o principiantes expresivos (los gemelos McLaren son toda una revelación).

Y finalmente, la cinta es una historia de amor: no tanto cuanto parejita enamorada, sino en toda la pasión amorosa hacia el ser querido, el que nos dejó y al cual le guardamos la esperanza de volver a ver aunque siempre con la nube negra de la duda. Sin falsa alabanza ni admiración fanática, estamos ante otra obra maestra de su talentoso realizador, versátil en temas aunque congruente con sus obsesiones.

Coincidentemente, este mismo día vi la última cinta de Manoel de Oliveira, el realizador portugués con 102 años encima, todavía lúcido y vital para filmar. Su cine siempre me ha producido efectos contradictorios. Por un lado se admira su continuidad en el cine a edad avanzada; por otro, es desesperante su narración que puede considerarse ingenua o naïf. En “El extraño caso de Angélica”, un hombre fotografía a una recién difunta que en una de las poses le sonríe a la cámara. Obsesionado, continuará viéndola y soñando con ella, quien se le aparecerá para tentarlo. Su amor se transforma en una pasión que se consumará más allá de la muerte, pero carece de la calidez y la entrega de, por ejemplo, “Cumbres borrascosas”. Es admirable la energía de un hombre más que centenario, pero en esta caso su cinta no logra convencer del todo aunque tenga su encanto y algunos efectos especiales. Las cintas de Oliveira que están basadas o inspiradas en cuentos y novelas de varios autores usualmente sobresalen a las que tienen argumentos propios como sucede en este caso. Aclaro: no niego el valor de este director, simplemente lo considero irregular.

martes, 4 de enero de 2011

30 AÑOS DE PACHANGA

para Edgardo Reséndiz, con nostalgia y amistad

LA PACHANGA
1981. Dir. José Estrada.


José Estrada (1938 – 1986)

fue director de teatro antes de tener la oportunidad de asistir a Jorge Fons en su cortometraje “La sorpresa” incluido en la cinta de episodios “Trampas de amor” (1968). Los mismos productores de esta cinta que eran dueños de Cinematográfica Marte (Mauricio Walerstein y Fernando Pérez Gavilán), compañía que permitió el debut de nuevos realizadores en la industria durante la segunda mitad de los años sesenta, le apoyaron en su primera experiencia como director de un cortometraje (“Rosa”) incluido en otra cinta conformada por episodios “Siempre hay una primera vez” (1969).














Inició así una carrera que estaría conformada por dieciséis largometrajes producidos y exhibidos por compañías industriales que irían desde la expresión personal y su gusto por la crítica social (en el estilo del cine urbano de Alejandro Galindo) como “Cayó de la gloria el diablo” (1971) o “El profeta Mimí” (1972) hasta obras de encargo como “Uno y medio contra el mundo” (1971) y “El albañil” (1974) o cintas con los personajes de Pepito y Chabelo, con la ventaja de que estaban realizadas con gusto y talento porque no se puede calificar a Estrada de mediocre ni de mal narrador. Sus películas pueden tener diversos niveles de calidad pero ninguna es aburrida o incorrecta.

En 1981, con la producción de Rogelio Agrasánchez, cuyas cintas eran usualmente melodramas rancheros, comedias cabaretiles y algunas de luchadores, filmadas con ínfimos presupuestos, casi a destajo por diversos realizadores, José Estrada logró, quizás accidentalmente, una de sus más deliciosas comedias con tono satírico-social y crítica a los eventos significativos en la vida del mexicano: la fiesta de quinceañeras (como lo había tratado lateralmente en su primer largometraje “Para servir a usted”) y los momentos de velación en funerales. Me refiero a “La pachanga”



Hay un edificio de departamentos en la Ciudad de México por la Viaducto Piedad. En cada uno de ellos habitan familias particularísimas: Un boxeador de segunda (Noé Murayama) con esposa sensual (Claudia Islas)
que tienen una sirvienta (Patricia Rivera); un detective (Gregorio Casal) y su esposa resignada (Elsa Cárdenas), cuyos hijos consisten de un joven (Óscar Bonfiglio), una niña muy despierta (Lolita Cortés) y otro niño; los padres (Jorge Patiño y Carmelita González) de una quinceañera muda (Anaís de Melo); un comerciante judío (Sergio Jiménez) casado con una beata católica (Ana María de Panamá) que son padres del chambelán de la quinceañera (Roberto Huicochea); un taxista (Alejandro Ciangherotti Jr.) que vive con su esposa (Julissa)
y su suegro confinado a silla de ruedas (Mario del Mar). Alrededor de ellos hay un carnicero (José Chávez Trowe), un peluquero (Gerardo del Castillo), un sastre borracho (Mario Zebadúa), entre otros secundarios.

La trama consistirá en narrar lo que acontece un fin de semana que culminará con la fiesta de los quince años e, inesperadamente, el velorio del suegro del taxista, muerto por haber quedado expuesto a la intemperie en el balconcito de su departamento. La primera constante de comportamiento estriba en los aspectos sexuales a través de la infidelidad consumada (el detective se acuesta con la sensual) o pensada (la mayoría de los hombres sueñan con la sensual); por otro lado está el joven adolescente que empieza a explorarla (el hijo del detective con sirvienta) o la quinceañera que resulta embarazada para luego enterarnos que el responsable fue el hijo del comerciante judío. Otro aspecto residirá en la descripción del gran evento social con sus rituales: el ensayo del bailable, los vestuarios de los involucrados, las mujeres en el salón de belleza y el momento en sí; simultáneamente, de manera inesperada, ocurre el velorio del padre de la mujer del taxista con la gente que va a dar el pésame, la llegada de los arreglos florales, las confusiones.

A través de estos puntos clave están las intrigas melodramáticas o cómicas: la hija pequeña del detective vive metiéndose en todo, escuchando por los rincones, viendo lo que acontece en cada recoveco, contando ingenuamente los chismes que se transmiten en privado a través de palabras textuales que en su boca son inocentes. La mujer beata compra carne de puerco que al deshebrar hace pasar como pollo a su marido. La mujer del taxista no entiende los albures que le lanza el carnicero. El suegro, al morir en su silla de ruedas y ser encontrado hasta la mañana siguiente, ha quedado casi petrificado por lo que está sentado como otro doliente en el funeral mientras que el ataúd permanece vacío. El boxeador pierde una pelea y se emborracha porque su mujer lo ha amenazado con abandonarlo. El detective desiste a la hora de la verdad en abandonar a esposa e hijos por la vecina sensual quien se da cuenta que en realidad está bien y no le falta nada junto a su marido.

Estrada aprovechaba el habla popular además de explicar a sus personajes por medio de gestos, escenografía y vestimenta. Aunque sea una producción pobre, la película se siente redonda gracias a los peinados, los vestuarios, los muebles de cada departamento que dicen mucho sobre los personajes y dan mayor sentido a la trama. La filmación en espacios limitados y sobre escaleras que conectan pisos es magistral (el fotógrafo fue el experimentadísimo Rosalío Solano).Y uno de los aspectos destacables es el reparto perfecto. Constituido por nuevas y viejas glorias de nuestro cine permitió disfrutar de otras facetas de actrices como Julissa o Carmelita González; el descubrimiento de un talento infantil que, por desgracia, ya no sería explotado por el cine, o sea Lolita Cortés. Tampoco sucedería con los jóvenes como Bonfiglio o Huicochea. Claudia Islas (quien había aparecido en el primer largometraje de Estrada) estaba en el estereotipo adecuado, lo mismo que el fortachón Casal ya rumbo a la cincuentena.

En este 2011 serán treinta años de la filmación de “La pachanga” y, por desgracia, también, un cuarto de siglo desde que nos abandonó, prematuramente, el realizador Estrada. El cine que nos dejó trae recuerdos de una etapa productiva y de apertura en el cine mexicano. Luego habría otras dificultades, mas aún entre ellas, y con obras menores (como “Ángela Morante ¿crimen o suicidio?” y “Pum”, o el encargo de Televicine “Ángel del barrio”), lograba resaltar su discurso, su preocupación por retratar características propias, palpables, explicativas del ser mexicano.

domingo, 2 de enero de 2011

HACE CINCUENTA AÑOS… (tercera parte)

LAS GRANDES PELÍCULAS 1961
3.EL MUNDO


Los años sesenta fueron fascinantes porque se abrían temáticas y se salía a la calle a filmar. Las nuevas formas de hacer cine, y las herramientas disponibles, daban lugar a la experimentación infinita. El cine de color y el no cromático se alternaban creativamente dependiendo de la trama y los matices necesarios. Había un Cinemascope (pantalla ancha) en blanco y negro, porque la cinta lo merecía, no solamente por las necesidades comerciales que luego impondría el paso por la televisión.

Cada país, a su manera, expresó lo que tenía que comunicar. Había casos de libertad y otros de censura; limitaciones presupuestales o ayudas y subsidios. En algunas naciones apenas se iba a dar la explosión de sus “nuevas olas”. Checoslovaquia a partir de 1962; Alemania esperaría hasta 1966; los países orientales, exceptuando a Japón (cuyos directores ya eran mayores y de experiencia), tardarían muchos años para ir destacando. En Latinoamérica las cinematografías más destacadas seguían siendo Cuba (tanto con producción propia, como las coproducciones realizadas con otros países antes del castrismo) y Argentina, aunque este año no produjeron cintas significativas. Francia e Italia eran ejemplares. Y a México llegaban por las embajadas o porque se pasaban en las Reseñas de Acapulco que luego se repetían en la Ciudad de México, y a Monterrey, por casualidad o porque algún exhibidor se arriesgaba o por los cineclubes, aparecían joyas que a continuación les consigno.

FRANCIA

• EL AÑO PASADO EN MARIENBAD
• (L’anée derniére a Marienbad)
Dirección: Alain Resnais

Un hombre y una mujer se conocen o se reencuentran en un palaciego hotel de Marienbad. Recuerdan y reinterpretan lo que sucedió o pudo haber sucedido. Guión de Robbe-Grillet, teórico y creador (entre otros novelistas) del nouveau roman, la nueva novela, donde la trama ya no importaba tanto, sino los detalles, las minucias, un hecho en abstracto.


• UNA MUJER ES UNA MUJER
• (Une femme est un femme)
Dirección: Jean Luc Godard

Primera película en colores del padre de la Nueva Ola Francesa. Una trama ligera para rendir homenaje al cine musical de Hollywood aunque sea solamente de pasada. Una desnudista de cabaret quiere embarazarse. Su novio se niega y busca la ayuda de un amigo para lograrlo. Muchas referencias fílmicas ante un Godard que insiste en ser audaz y antinarrativo común y corriente.


• CRÓNICA DE UN VERANO
• (Chronique d’un été – Paris 1960)
Dirección: Jean Rouch y Edgar Morin.

El llamado cinema-verité tiene un gran ejemplo en esta película cuyo estilo y técnica fue más sencilla debido a las nuevas cámaras de 16 mm (aunque ahora es común y corriente). Las entrevistas a personalidades, amigos y desconocidos acerca de París, la guerra en Argelia, los hechos cotidianos, dejan un documento de vida y momento particular de un país.


• CLEO DE CINCO A SIETE
• (Cléo de 5 à 7)
Dirección: Agnès Varda.

La única directora de la Nueva Ola ofrece el retrato de una cantante, frívola, quien pasa dos horas con el temor de ver a su médico: le dará el resultado de unos análisis y no quiere saber si tiene un tumor que la matará. En ese tiempo tendrá diversas experiencias que le darán otra perspectiva de vida: conoce a un soldado que partirá a luchar en Argelia cuya existencia dependerá de otros factores.


• LOLA
Dirección: Jacques Demy

Primer largometraje del más gentil realizador de la Nueva Ola a quien le gustaba mostrar problemas amorosos con su complejidad inherente. Lola es una bailarina y cantante de centro nocturno. Reencuentra a un viejo amigo que la ama pero ella espera el retorno del padre de su hijo mientras tanto.


ITALIA

• LA NOCHE
• (La notte)
Dirección: Michelangelo Antonioni

Luego de La aventura que había levantado mucha controversia el año anterior, Antonioni filmó otra alegoría sobre el fin del amor y la indiferencia en el matrimonio. Un afamado novelista visita junto con su esposa a un amigo que está enfermo terminal. Luego asisten a una reunión donde se celebra la publicación de su nuevo libro. Este contraste entre vida y muerte viene a ser una metáfora de lo que está sucediendo con la pareja. La acción ocurre en menos de un día, en la ciudad de Milán. Segundo título de la trilogía sobre la incomunicación y el desamor (la tercera sería El eclipse, al año siguiente).


• VANINA VANINI
Dirección: Roberto Rossellini

Sobre el relato de Stendhal tenemos la historia de un amor tormentoso que llega a la traición para salvar obstáculos y terminar trágicamente. Vanina Vanini es una princesa romana enamorada del rebelde que busca la unificación italiana. El maestro Rossellini ofrece otro retrato de la pasión amorosa que siempre tiene alguna limitante. Mutilada por su productor y perdida la versión original, nos queda, de todas maneras, imágenes de cierto significado del amor.


• ACCATONE
Dirección: Pier Paolo Pasolini

La primera cinta de Pasolini está basada en su propia novela Una vida violenta donde narra la historia del padrote que nunca ha trabajado en su vida. Cuando la prostituta que explota cae en la cárcel, Accatone ya no tiene ni siquiera para comer. Intenta buscar otra víctima pero fracasa. No le queda más que ingresar a la vida criminal. Visión de los barrios bajos de Roma que el director conocía bastante bien. Preámbulo de una obra fílmica que sería extrema, ardiente y apasionante.


• EL EMPLEO
• (Il posto)
Dirección: Ermano Olmi.

Un joven suburbano (apenas 18 años), hijo de familia de clase baja, asiste a una entrevista de trabajo. Lo consigue pero la falta de experiencia lo coloca como mensajero. La muerte de un empleado permite que haya una vacante. La consigue pero en su interior piensa que su antecesor también comenzó a su edad. Segunda cinta de un hijo del neorrealismo que critica a la sociedad industrializada. Otra vez Milán es la ciudad protagónica.


• LA CALLE
• (La viaccia)
Dirección: Mauro Bolognini

Un joven pueblerino viaja a la gran ciudad para trabajar y ver los asuntos relacionados con la herencia de una granja. Conoce a una prostituta de la que se enamora apasionadamente. Entre ambiciones e intereses personales se va desarrollando otro retrato de la idiosincrasia italiana.


• DIVORCIO A LA ITALIANA
• (Divorzio all’italiana)
Dirección: Pietro Germi

Un noble siciliano harto de su vida conyugal con su fea esposa decide asesinarla para casarse con su prima ya que por esos tiempos el divorcio no existía en Italia. Al saber que un crimen por defensa de su honor le daría una pena ligera, empieza a buscarle amante a su mujer para pescarlos en el acto. La cinta es una sardónica mirada a las políticas conservadoras y religiosas del estado.


GRAN BRETAÑA

• POSESIÓN SATÁNICA
(The Innocents)
Dirección: Jack Clayton.

Basada en la novela corta de Henry James tenemos una soberbia representación de la posesión fantasmal como metáfora de la represión sexual o proyección de los deseos internos de una institutriz que es testigo de las intenciones de dos amantes muertos por poseer a sendos niños y consumar su amor a través de ellos.


• VÍCTIMA
(Victim)
Dirección: Basil Dearden

La homosexualidad era castigada con cárcel en Inglaterra. Un alto magistrado es víctima del chantaje por un grupo de delincuentes que utilizaban a jóvenes como carnada. Fue la primera cinta británica que tocaba el tema abiertamente y esto daría lugar, en el futuro, a una revisión legal sobre al asunto.


• MIENTRAS SOPLA EL VIENTO
(Whistle Down the Wind)
Dirección: Bryan Forbes

Primera película de un realizador apasionante y audaz en su temática donde varios niños descubren a un criminal fugitivo y herido en el establo de su granja. Creen que es Jesús en su segunda venida y, dentro de su inocencia (que podría equipararse al fanatismo), lo cuidan y veneran.


SUECIA

• A TRAVÉS DE UN ESPEJO OSCURO
• (Sasom i en spegel)
Dirección: Ingmar Bergman

Inicio de una trilogía acerca del silencio de Dios. El maestro Bergman filma sus inquietudes religiosas que tienen que ver con la moralidad y la mortalidad. Una mujer vuelve al hogar luego de estar en una clínica para enfermos mentales. Descubre que tiene una enfermedad degenerativa y que su padre novelista la utiliza para su obra. Su esposo se desespera. Su hermano menor comparte las angustias. Luego seguirían Luz de invierno y El silencio: aquí tenemos un inicio soberbio.


JAPÓN

• YOJIMBO
• (Yôjinbô)
Dirección: Akira Kurosawa.

Un guerrero ronin llega a un pueblo para enterarse que hay dos bandas de delincuentes que lo asuelan. El hombre organiza la situación para que las bandas se eliminen entre ellas. Relectura velada de “Cosecha roja” de Dashiell Hammett; inspiración para Sergio Leone que la volvió a filmar como Por un puñado de dólares y Walter Hill como El último hombre.


• FIN DEL VERANO
• (Kohayagawa-ke no aki)
Dirección: Yasujirô Ozu

En su penúltima cinta, el maestro Ozu ofrece una visión del Japón que debía modernizarse para sobrevivir. El dueño de una añeja productora de sake debe asociarse con otra compañía. Sus hijas están en proceso de cambios en sus vidas. Una hija que tuvo fuera de matrimonio es más frívola que tradicional y sus ambiciones consumistas la llevan a sostener relaciones con norteamericanos. Sutilmente, a través del melodrama, en una estación muy bella de Japón, un viejo pilar del cine nos habla de transformación o muerte.


ESPAÑA
• PLÁCIDO
Dirección: Luis G. Berlanga.

Ácida crítica a la campaña franquista de “Siente a un pobre en su mesa”. En un pueblo, durante la época navideña, la gente de sociedad decide invitar a un indigente y a un famoso en sus mesas. Plácido es un hombre que acaba de independizarse como comerciante y comprado un motocarro (un vehículo de tres ruedas, popular en España) y lo renta para mover al coordinador de campaña para pagar su mensualidad. Así somos testigos de hechos corrosivos y divertidos que suceden durante las cenas de Navidad donde la burguesía acalla su conciencia por medio de caridades gratuitas nada espontáneas como si fuera un “Telethón” o “Dona cinco pesos en la dulcería”.


POLONIA
• LADY MACBETH DE SIBERIA
• (Sibirska Ledi Magbet)
Dirección: Andrzej Wajda

Filmada en Yugoslavia con temática que sucede en ámbitos soviéticos tenemos la historia de una mujer que mata por pasión amorosa más que por ambición. Cuando otras personas descubren su relación con un tipo que conoció, una mujer las va eliminando sin remordimiento, con crecimiento de su relación prohibida. Obra poco valorada de su estupendo realizador.


• MADRE JUANA DE LOS ÁNGELES
(Matka Joanna od aniolów)
Dirección: Jerzy Kawalerowicz

Un sacerdote llega al convento de las ursulinas donde la madre superiora ha sido poseída por el demonio. Otro sacerdote había sido quemado en la hoguera luego de haber tenido relaciones e hijos con otras monjas del lugar. Es el siglo XVII donde la represión sexual podía ser sinónimo de locura o posesión como la política de género permitía los abusos y violaciones sin castigo para los hombres.