domingo, 31 de diciembre de 2017

VACÍO FANTASMAL


HISTORIA DE FANTASMAS

(A Ghost Story)

2017. Dir. David Lowery.






         Una pareja está a punto de mudarse de su casa. Cierta noche escucha un ruido en el piano. No hay nada. Luego, el marido aparece muerto sobre el volante de su auto al haber tenido un accidente. La esposa va a verlo a la morgue y al irse, el hombre se levanta bajo la sábana que lo cubría. Vaga por los pasillos, se niega a cruzar una puerta de luz que se le aparece enfrente, luego lo vemos encaminándose a la casa donde vivió. A partir de este instante, permanece en el lugar mientras pasa el tiempo, cambian los dueños, se demuele la casa, se construye un edificio…



         Con mínimo diálogo y tomas largas, estamos ante una cinta que debió haberse traducido como Historia de un fantasma ya que es en el cual se centra la cinta. El chiste visual es presentar al espíritu como se ha hecho convencionalmente o de la manera en que la gente se disfraza para aparentar un fantasma: una sábana con agujeros donde irían los ojos. Es la única chispa humorística en una cinta que ¿desea? mostrar la idea del dolor, de la espera, de la consumación amorosa, de la pasión por aquello ya lejano, pero con interés visual más que de contenido: un amoroso fantasma que se mantiene pasivo. 



         Hay un momento en que el fantasma mira por la ventana y se da cuenta que en la casa de enfrente hay otro fantasma que a su vez lo está viendo. Se comunican mentalmente. Es un fantasma femenino ya que la sábana es floreada. Le dice que espera a alguien pero ya no le recuerda. A diferencia de “ella”, nuestro fantasma busca reencontrarse con quien fuera su esposa, la cual dejó, antes de mudarse, una pequeña hoja de papel con algo escrito entre la rendija de un marco de puerta de madera y luego la selló: ahí, quizás está la respuesta que busca el fantasma: el mensaje final.



         La cinta tiene entonces, cuando ya no hay casa, solamente un alto edificio de oficinas en su lugar, una salida cíclica (e incomprensible: el fantasma se tira de cabeza) lo que permitirá el ¿retroceso? en el tiempo para irse a los tiempos de pioneros (ya que hay unos cuerpos muertos por flechas), viajar inmediatamente hacia adelante hasta llegar al punto inicial de la película.

         En toda ella no existen pistas para entender a los personajes, no sucede nada interesante (ni siquiera uno de los habitantes de la casa que se echa toda una desordenada perorata sobre la historia de la humanidad y la existencia de Dios), se termina en el regodeo ¿estético? por lo estático (una larga toma, desesperante, muestra a la viuda mientras engulle un pastel hasta que va al baño a vomitarse) y solamente se justifica ese ruido que se escuchó al principio.



         Debido a esa vuelta al origen, el fantasma ahora mira al fantasma que fue, mirando por la ventana, y ante este remolino de tiempos, etapas, confusiones, frialdades y galimatías, uno agradece que sea una película de 90 minutos.




sábado, 23 de diciembre de 2017

MEDIA PELÍCULA


CUANDO LOS HIJOS REGRESAN
2017. Dir. Hugo Lara




         Manuel (Fernando Luján) y Adelina (Carmen Maura) es una pareja con tres hijos y cuarenta años de matrimonio. Feliz porque Manuel ya va a jubilarse además de que su hijo menor Rafis (Francisco de la Reguera) pronto se irá de casa para aspirar a un trabajo en Puebla, la pareja está de plácemes. Sin embargo, los malos negocios del hijo mayor Chico (Erick Elías), casado con la frívola Daniela (Irene Azuela), hacen que deba abandonar su departamento e irse a refugiar a casa de sus padres. Luego, Carlota (Cecilia Suárez), la hija mayor, tiene un disgusto con su marido Gilberto (Tomás Rojas) por lo que también retorna a la casa paterna con sus dos hijos. Finalmente, Rafis no consigue el empleo buscado y también regresa. El matrimonio inicia una temporada difícil en sus vidas.



         En palabras del propio realizador, su intención fue hacer una contrapartida a la cinta de Juan Bustillo Oro Cuando los hijos se van, filmada en 1941, ya que en estos tiempos difíciles por la economía se ha vuelto común que los hijos soliciten el apoyo de los padres. La cinta inicia muy bien con la descripción de cada uno de los personajes y se maneja correctamente la contextualización contemporánea (contra las ridiculeces en que cayó Nosotros los Nobles que nunca consideró que los tiempos y la tecnología habían cambiado desde El gran calavera). Ya no estamos ante un par de viejos conservadores ni tampoco se cae en el brutal melodrama. El matrimonio se dedica a disfrutar de su soledad (y del silencio), además que está consciente de las debilidades y defectos de sus hijos. La película alterna el humor y la comedia con las cuestiones cotidianas que afectan a la pareja, sin caer en el melodrama pero sí en la ironía.



         Sin embargo, todo va muy bien hasta que llega el desplome argumental: la pareja escucha los consejos de sus compadres y se tornan en malévolos enemigos de sus hijos con el afán de que ellos mismos abandonen la casa (provocar la alergia a los gatos, alentar la fobia a los relojes, ¡explotar el miedo a los fantasmas!). Ocurre otro embargo de propiedad que produce situaciones absurdas (tiendas de campaña en un boliche, participar en un concurso de baile) hasta que la solución llega por arte de magia (o de estrellas fugaces, más bien) gracias al hijo menor (sin la tragedia de la cinta original a la cual se está releyendo en otra dirección). Se tiene a una perversa nuera que solamente sigue sus propios intereses. Y como personaje extraño anda por ahí un japonés que se erige en la conciencia crítica de la familia.


         Se puede concluir que tenemos media comedia muy agradable, coherente, adecuada, y media película que se desliza hacia la facilidad y el lugar común (cuando pudo evitarse con un poco más de atención e intención: sobre todo, considerando que el realizador tardó cinco años en levantar su proyecto). No obstante, la gracia principal, lo que salva estos 100 minutos es el elenco: su gran cualidad. Nadie puede negar la maestría actoral de Fernando Luján (desde niño gracioso, joven alocado o perverso, adulto comediante con incursiones más serias según fue llegando la edad hasta ahora, como innegable y confirmadísimo gran actor, que cumplirá 80 años en 2018 como sus contemporáneos Jorge Rivero o Héctor Bonilla). Carmen Maura cumple con su rol. Los hijos están espléndidos.

martes, 19 de diciembre de 2017

OJO POR OJO: ¡SÍ SEÑOR!


NO VAYAS A COLGAR
(Don’t Hang Up)
2016. Dirs. Alexis Wajsbrot y Damien Macé.



         Sam (Gregg Sulkin) y Brady (Garrett Clayton) son grandes amigos. Juntos inventan bromas pesadas para realizarlas telefónicamente y luego publicar sus videos por internet para volverlos virales. Son demasiado fanfarrones y se tornan graciosos para los seres pusilánimes como ellos. Así, por ejemplo, al inicio de la cinta llaman a una mujer cuyo marido anda fuera de la ciudad, para indicarle que hay uno o dos sujetos en su casa, que su niña pequeña está amenazada y que no salga del cuarto. Finalmente, ante la crisis angustiada de su víctima, le indican que todo ha sido una broma.
Gregg Sulkin y Garrett Clayton, perfectos
como adolescentes despreciables


         Luego encontramos a Sam solitario porque sus padres han salido de viaje, además de haber tenido problemas con su novia. Brady llega para aprovechar el momento y proponerle que hagan una fiesta. Sam se niega y finalmente accede a que se queden en casa, vean una película y realicen otras bromas. Sin embargo, para su sorpresa, les llama un tipo que comienza a amenazarlos y quien, por una compleja red tecnológica que incluye teléfono, computadora y televisores, además del control de la energía eléctrica, los somete a lo que resultará ser el equivalente de otra broma pesada donde ellos son las víctimas aunque con consecuencias funestas.

         Una cinta de terror que sigue la fórmula del género al estilo contemporáneo: se hace gala de la tecnología, hay amenazas que conllevan un intercambio de crímenes para que se cumplan condiciones. Se utiliza el chantaje emocional con el uso de vídeos reveladores que ponen a prueba la amistad de los bromistas pero que llega a una resolución bastante satisfactoria para nuestros días: la venganza ya ha perdido su sentido degradante y ahora se ha recuperado el terrible ojo por ojo. El nuevo karma indica que aquel que haga sufrir deberá a su vez sufrir in corpus proprio porque ya no complace aquello del castigo divino.

         Pertenece al grupo de cintas con personajes juveniles que llegan a excesos sin considerar las secuelas correspondientes debidas, sobre todo, a la inconsciencia de la juventud: algo inadmisible. Se presenta a un par de jóvenes de clase media, con las comodidades necesarias, cuyo tiempo libre se dedica más al impulso y el instinto que al razonamiento por lo que resultan antipáticos. No es posible alcanzar la aceptación del espectador y esa es la gran cualidad de la película: a pesar de que ellos se demuestren afecto contra el conocimiento de una traición, la empatía será nula. No en balde, el verdugo expresa: ¿no comprende que tienen que sufrir? En esta caso, el villano es quien entabla la lucha moral y se revierten los valores.

         Y también hay que enfatizar un guion bien elaborado que va permitiendo la estructura del suspenso escalonado para que el espectador no pueda desatender en ningún momento la acción. Es ridículo y fuera de lugar que se le pongan objeciones ante el exceso del dominio tecnológico porque finalmente es una película donde la lógica es innecesaria. Los actores están impecables: ambos representan al jovencito narcisista, envuelto en sí mismo sin ninguna ambición de altura ni alguna conciencia política. Es el hedonismo contemporáneo dentro de la nueva y discutible moralidad. Un par de realizadores debutantes con mucha experiencia en efectos visuales de los cuales deben esperarse buenos productos en el futuro.
Los realizadores debutantes
Wajsbrok y Macé


         Al ver la cinta me acordé de una película de culto dirigida por el legendario William Castle en 1965 llamada Broma macabra (I Saw What You Did) donde un par de jovencitas hablaban por teléfono, aquellos de disco para marcar, buscando a sus víctimas al azar en el grueso directorio ahora obsoleto, para realizar sus jugarretas que consistían en decirle a sus interlocutores: “Vi lo que hiciste y sé quién eres”. Tenían la desgracia de llamarle a un hombre que acababa de asesinar a su esposa y, gracias a las casualidades del cine, lograba encontrarlas para intentar eliminarlas. De aquellos primitivos teléfonos y la prudente asepsia visual del cine norteamericano a esta gigantesca tecnología con la libertad descriptiva en imágenes se nota que ha habido gran adelanto: las inocentes de ayer son los perversos de ahora. Las justicieras de entonces se han convertido en verdugos tristes y vengativos. Las heroínas accidentales son los villanos conscientes. El mundo es otro y hay que aceptarlo.

Un antecedente de bromistas telefónicos:
"Broma macabra" (1965) del cineasta de culto
William Castle con sus heroínas justicieras
que ahora son villanos perversos.








viernes, 15 de diciembre de 2017

LA BUSCA DEL PERFECTO AMOR


UNA BELLA LUZ INTERIOR

(Un beau soleil intérieur)

2017. Dir. Claire Denis.





         Isabelle (Juliette Binoche, luminosa) es pintora, divorciada, madre de una niña. Al inicio de la cinta la vemos desnuda, sobre la cama, mientras sostiene relaciones sexuales con su amante Vincent (Xavier Beauvois). Nos enteramos que el hombre es banquero y está casado, se sincera con ella afirmando que nunca se divorciará de su esposa porque es extraordinaria, y se nota que solamente la está utilizando. Isabelle pasará de amorío en amorío porque está buscando al hombre ideal, porque piensa que son adecuados en su momento para terminar reflexionando que no le satisfacen, no son perfectos, no son lo que ella desea.





         Isabelle es una mujer inestable emocionalmente debido a su obsesión: a pesar de los fracasos sigue en su incesante pesquisa romántica. Narra sus aventuras amorosas, escucha comentarios o juicios de sus conocidos y permite ser influenciada para luego reclamar a sus hombres lo que ahora trae en la cabeza. Isabelle vive de la quimera erótica: este hombre en turno es quien la rescatará de la desilusión para luego vivirla e incrementarla. Llega al grado de mantener relaciones con su exmarido quien también parece haber superado su divorcio y también, para no variar, utilizarla.


Una luminosa Juliette Binoche 
a la cual sigue la cámara
con adoración...



         La cinta es una comedia en el sentido más abstracto del término: comedia humana, comedia de sentimientos, personaje obsesionado donde la tragedia se torna humorística porque la vida golpea y la sonrisa surge debido a la mordacidad de los hechos en que habita Isabelle. La realizadora Denis, se distingue por las elipsis narrativas: en este caso la película se construye a partir de pequeños momentos que es otra característica en su cine. Logra equilibrar el humor con la tristeza de una mujer que está en busca del verdadero amor, algo que puede intuirse inalcanzable. Es la agonía amorosa de una mujer quien se emociona ante bellas palabras que le animan a tener una esperanza y luego, según el resultado, encontrar otras que la defrauden o decepcionen. Una película muy dialogada, impecablemente fotografiada, con la presencia mágica de la Binoche, siempre en pantalla.





         La cinta termina con un “bloque narrativo” como lo considera la directora (a quien le debemos obras soberbias como Buen trabajo, 35 tragos de ron o Una mujer en África) donde un clarividente (Gérard Depardieu, nada menos) empieza a animar, con segundas intenciones, a la ya desesperada Isabelle que ha llegado a extremos para su búsqueda frenética pero inútil. Esto es lo que nos establece una mente clara e inteligente para hablarnos de la condición humana por medio de una mujer rodeada de hombres imperfectos. No es una película de acción, sino de ideas. No es una comedia de carcajada sino de humor vivo, lúcido, despejado, ingenioso, donde la palabra tiene posición privilegiada.



La inteligente Claire Denis

miércoles, 13 de diciembre de 2017

HOMENAJE A LA PASIÓN CINÉFILA...


TRUFFAUT EN LA CINETECA NL

Diciembre 2017


Un maestro, un genio...



miércoles 13 – Los 400 golpes

jueves 14 – Viva el domingo

viernes 15 – La sirena del Mississippi

sábado 16 – Jules y Jim

domingo 17 – El último metro

martes 19 – La mujer de al lado

miércoles 20 – Fahrenheit 451

jueves 21 – Disparen al pianista

viernes 22 – La noche americana




 TRUFFAUT junto con su admirado Hitchcock del cual
publicó un libro de entrevistas, ya clásico y obligatorio
para todo aquel que se diga amante del cine

         Inicia un ciclo importante en nuestra Cineteca Nuevo León que desde hoy miércoles 13 hasta el viernes 22 de diciembre exhibirá nueve películas del extraordinario realizador francés François Truffaut (1932 – 1984), fallecido prematuramente a los 52 años cuando todavía podía haber dejado un mayor legado. No importa finalmente: nos dejó 21 largometrajes tan destacados desde el primero hasta el último.

LOS 400 GOLPES
el primer largometraje

¡VIVA EL DOMINGO!
la última película


         Apasionado del cine desde pequeño, tuvo una infancia difícil por la falta de atención de su madre, se tornó rebelde ante la milicia, fundó cineclubes y escribió crítica de cine, artículos y entrevistas en revistas prestigiosas (sobre todo en Cahiers du Cinema, legendaria). En los años cincuenta publicó un artículo que ha quedado como ejemplo de excelencia y brinda una visión de lo que era el crítico cinéfilo, con su propia teoría personal del cine al cual siempre consideró “más importante que la vida”.

LA SIRENA DEL MISSISSIPPÍ

JULES ET JIM


         El artículo, escrito en 1954, titulado “Una cierta tendencia del cine francés” era una ácida discusión sobre la industria fílmica francesa a la cual consideraba plana y convencional con sus argumentistas seudopoéticos que explotaban lo que llamaba “el realismo psicológico” y sus realizadores superficiales que habían conformado una endeble “tradición de calidad”. No obstante, dejaba entrever a los grandes, a quienes había idolatrado en sus intensas y extensas críticas (Renoir, Gance, Feyder).

EL ÚLTIMO METRO

LA MUJER DE AL LADO


         En 1958 denunció al Festival de Cannes por exhibir un cúmulo de filmes mediocres, además de ser “una farsa dominada por compromisos, esquemas y pasos en falso”. Los directores se aliaron para evitar que asistiera como periodista pero finalmente logró colarse sin imaginar siquiera que al año siguiente estaría entre las cintas en competencia con su primer largometraje Los 400 golpes que vendría a ser, junto con Sin aliento (Godard), las manifestantes de lo que se llamaría “La Nueva Ola Francesa”. En esta cinta autobiográfica, Truffaut estableció a su alter ego Antoine Doinel (personaje que interpretaría el actor Jean-Pierre Léaud desde la niñez hasta la primera edad adulta) donde se muestran las vivencias de un adolescente por su rebeldía, su falta de amor, sus latrocinios inocentes, su paso por un reformatorio hasta que llega el descubrimiento del mar. Son los golpes de la vida debidos a las mil cosas que le suceden.

FAHRENHEIT 451


         A partir de esta ópera prima comenzó una carrera que se distingue gracias a su pasión por la imagen, sus guiones cuidadosamente escritos, sus temáticas acerca de seres fuera de serie (una mujer que se debate entre dos hombres o Jules y Jim; un hombre que debe defender su inocencia al ser acusado de un crimen o ¡Viva el domingo!; una estafadora que se enamora de su víctima o La sirena del Mississippi; las tribulaciones de raza durante el nazismo en Francia o El último metro; la pasión amorosa que lleva a la destrucción o La mujer de al lado; la distopia represora que lleva al amor por los libros o Fahrenheit 451; el mundo alucinante y retorcido de los hampones o Disparen sobre el pianista; sobre todo, el homenaje que le rinde al cine, su gran pasión, su razón de vida, su destino para transmitir toda esta admiración a sus fieles admiradores o La noche americana).

DISPAREN AL PIANISTA


         Aquí están nueve razones para amar al cine; nueve motivos para admirar a un cineasta inmortal por su obra; nueve pasiones por libros, cine y mujeres; nueve alternativas para comprender cómo ha cambiado la industria fílmica donde, ahora, es difícil encontrar la entrega absoluta y hasta perder la vida porque no es tan importante como el cine.

LA NOCHE AMERICANA


         No se pierdan, al menos, alguna de estas maravillas.

domingo, 10 de diciembre de 2017

CONMOVER SIN SENTIMENTALISMO


EXTRAORDINARIO

(Wonder)

2017. Dir. Stephen Chbosky.

        



         Auggie (Jacob Tremblay) ha nacido con deformidad facial por lo que luego de más de veinte operaciones puede ver, respirar, oír y vivir dentro de una familia amorosa que lo comprende, pero lo ha protegido instruyéndolo en casa, desarrollando su gran inteligencia y mucho conocimiento. No obstante ahora, a los 10 años, deberá asistir a la escuela. Su madre (Julia Roberts, increíblemente contenida y conmovedora: la edad ayuda) es una mujer de temple que sabe equilibrar su amor y temor, pensando en su bienestar. El padre (Owen Wilson, igualmente cálido) teme el resultado anímico pero debe apoyar a su mujer. Auggie es guiado en una visita a la escuela previamente al inicio de clases por tres futuros compañeros. Entre ellos, uno se convertirá en su mejor amigo Jack Will (el carismático Noah Jupe de “Suburbicón”). No obstante, Auggie sufrirá los usuales rechazos o abusos de los bravucones usuales que existen en todas las escuelas primarias o secundarias junto con otro tipo de satisfacciones.





         Una cinta que pudo irse por el sentimentalismo barato y evidente se salva por su perfecto punto de vista humanitario. La gran cualidad de la trama es que a partir del personaje central se ramifica en los personajes a su alrededor. Dividida en cuatro capítulos que inician con Auggie, naturalmente, se sigue con la historia de Via (Olivia), la hermana mayor que está en la secundaria y quien ha sido relegada en la atención de su madre, sobre todo, debido al problema físico de Auggie. Refugiada en el amor de su abuela, ahora fallecida, no obstante se preocupa por su hermanito al cual deseó desde que tenía cuatro años: las cosas se complican ante otra pérdida, la de su mejor amiga, pero se mejoran ante la posibilidad del amor adolescente; Jack Will, niño de buenos sentimientos que no mira a Auggie como persona limitada pero quien tiene que quedar bien con sus otros compañeros; Miranda, la mejor amiga de Via, quien luego de un verano, ha cambiado sus sentimientos hacia ella para juntarse con las chicas populares de su escuela.





         Todos estos personajes tienen sus secretos y sentimientos encontrados. Via reprocha la falta de atención de su madre ante la reflexión por la realidad de su hermano. Jack Will es un niño puro que se debate entre pertenecer a un grupo, aunque sea el conformista y violento, y el encuentro con un ser igualmente bondadoso, con el cual comparte intereses. Miranda, personaje secundario, ha logrado su popularidad al hacerse pasar como su mejor amiga por lo cual debe retirarse para no revelarlo. Luego están los padres: Nate e Isabel, amorosos pero firmes, colaboradores, tienen que soportar las amenazas que presenta la realidad de su hijo cediendo ante lo cotidiano: finalmente, no siempre estarán a su lado.





         El realizador Chbosky había ofrecido previamente Las ventajas de ser invisible (2012) donde mostraba otro tipo de deformidad: la interior en un jovencito debida a los hechos de la vida (el suicidio de un amigo, el primer romance, la amistad con unos hermanos disímbolos) por lo que es natural su interés hacia esta temática que habla sobre la búsqueda de un lugar en el mundo contra todo obstáculo. Por otro lado, el reparto infantil es magnífico: Tremblay expresa todo a través de los ojos ya que su rostro se encuentra detrás de una máscara de maquillaje pétreo. Jupe es un niño talentoso que confirma su calidad y versatilidad luego de su personaje amenazado en la cinta de Clooney. El resto del elenco es adecuadísimo. Con todo lo comentado, pueden darse cuenta que los adjetivos “conmovedora”, “cálida”, “edificante”, “esperanzadora” le dan sentido a esta película que no cae en el puro melodrama para cautivar a su público: todo tiene sentido, motivo y razón.



martes, 5 de diciembre de 2017

EL MARCIANITO


CAMINO A MARTE

2017. Dir. Humberto Hinojosa.





         Emilia (la interesante Tessa Ia, de Después de Lucía) es enferma terminal que se encuentra en un sanatorio. Se ha puesto de acuerdo con su mejor amiga Violeta (Camila Sodi) para escapar del lugar e irse hasta Balandra, una playa en La Paz, Baja California, aunque existe la advertencia de la inminente llegada de una tormenta tropical llamada “Mark”. En el camino se encuentran a un desconocido que se comporta de manera extraña y sufre los golpes del encargado de una tienda de conveniencia. Las mujeres lo salvan del ataque y lo llevan consigo. El hombre (Luis Gerardo Méndez interpretando a Luis Gerardo Méndez, como siempre) les cuenta que viene de otro planeta con la misión de destruir a la tierra porque los hombres la han desperdiciado.





         Cuarto largometraje de un realizador cuyas tramas inician con cierto interés pero paulatinamente van perdiendo impacto dando lugar a cintas insoportables (Oveja negra, I hate love, Paraíso perdido): en este caso, una falta de ritmo narrativo, una situación forzada que no es aceptada por el espectador (la posesión de un cuerpo humano por un extraterrestre) y la sensación de nula pertenencia entre las intérpretes femeninas terminan aniquilando lo que deviene difuso. ¿Para qué sirve esta trama? Uno no determina si el escritor Jerónimo perdió la razón ante sus exitosas novelas de ciencia ficción o si la metáfora de posesión sirve para denunciar su odio ante el mundo imperfecto que le rodea. Su cercanía accidental con este par de mujeres opuestas (una es la frivolidad en libertad, la otra es la muerte cercana) le permitirá cambiar su manera de pensar ¿Será?





         Uno desearía estar viendo la película en un reproductor de Blu-ray para poder adelantarla: a pesar de durar 90 minutos se siente mucho más larga. El misterio que se debate entre lo posible e imposible por pistas raras: Mark puede permanecer sumergido en agua por mucho tiempo pero puede hacer el amor cuando ha expresado que en su planeta ya no es necesario el sexo (por lo que no podría excitarse como ser humano) simplemente confunden. Y así se van sucediendo situaciones que solamente desvían la atención, producen tedio, y si acaso el tal Mark fuera extraterrestre, deseamos con ansia gritarle “E.T. Go home!”.

viernes, 1 de diciembre de 2017

EL AMOR EN LOS TIEMPOS DEL SIDA


120 LATIDOS POR MINUTOS

(120 battements par minute)

2017. Dir. Robin Campillo.





         Gran tributo a quienes fallecieron por el SIDA en los tiempos iniciales ante la indiferencia gubernamental y los temores infundados de una población ignorante y discriminadora. La recreación de lo que fue un movimiento importante en pro de los derechos de las víctimas de la terrible peste del siglo veinte (homosexuales, drogadictos, prostitutas: finalmente, cualquier ser humano) se entremezcla con una historia de amor para alternar lo romántico con lo político, para subrayar que los seres humanos aman contra toda displicencia y bajo cualquier circunstancia o condición. Igualmente es un recordatorio de lo que fueron tiempos terribles que no se han extinguido: permanece la propagación del SIDA pero ahora hay medicamentos más fuertes y efectivos que, no obstante, tampoco significan una victoria o la total erradicación. Las nuevas generaciones requieren ser testigos del pasado y sus tragedias: darse cuenta de los antecedentes abominables y los derechos adquiridos y terrenos ganados por las luchas de otros seres que sucumbieron.


Las reuniones de los activistas
para exigir su derecho a la vida



         La cinta nos lleva a principios de los años noventa cuando la rama francesa de Act Up, movimiento activista que exigía atención del gobierno hacia la investigación sobre esta terrible enfermedad, además de las obligaciones sociales de las industrias farmacéuticas, realizaba acciones audaces e intromisiones inesperadas ante conferencias médicas, reuniones gubernamentales, oficinas y escuelas para despertar la conciencia del mal. Estamos ante una de las reuniones de Act Up donde se discute una última acción malograda que se presenta ante cuatro nuevos miembros de la comunidad infectada. Nathan (Arnaud Valois, conmovedor) es uno de ellos. Ahí conocerá a Sean Dalmazo (el argentino Nahuel Pérez Biscayart: toda una revelación) para enamorarse perdidamente y vivir juntos el triste destino de su cotidianeidad.


Sean y Nathan serán pareja condenada
por la terrible plaga que cimentará su amor



         Entonces, la película se divide en dos narraciones que hablan del poder indolente y gregario por una parte, y de la lucha por adquirir el respeto a la dignidad del hombre por el simple hecho de serlo. La parte de falso documental (excelente recuperación de época) se dedica a la crónica de los esfuerzos de un grupo de personas que deseaban la seguridad y el derecho a la libertad de otros semejantes. La narración de una relación amorosa reflexiona sobre el destino (Sean se infectó a través de la relación desprotegida con un maestro cuando tenía dieciséis años: primera vez que exploraba el sexo) y la solidaridad en común (Nathan se enamora sin importarle la condición de su compañero: aún en la crisis ofrece el desahogo sexual). La cinta reconstruye los procesos de batalla por la redención social (que se irá ganando) y de contienda personal (que se perderá aunque al final trascienda en otro ser e ir más allá de la muerte). Aún como cenizas estará la presencia, la exigencia de la justicia y la recuperación de la dignidad.

Robin Campillo se ganó el Gran Premio
del Jurado en Cannes 2017