sábado, 31 de enero de 2015

RETAZOS

FOXCATCHER
2014. Dir. Bennett Miller.


         Larga y desesperante. El ambiente claustrofóbico de la mansión Du Pont y el hecho de que no sucedan grandes cosas, simplemente que se platique acerca de la grandiosidad de la familia, las limitaciones personales (físicas y psicológicas) del heredero John (Steve Carell en otra faceta de su talento, con falsa nariz inmensa) y la actitud de una persona lenta como es el luchador Mark Schultz (un Channing Tatum que muestra su versatilidad y su imponente físico, aunque siga el estereotipo del deportista estúpido, con quijada de hombre prehistórico), hacen que “Foxcatcher” sea un jarrón chino: llamativo y misterioso por fuera, vacío por dentro.

Steve Carell es un extraordinario actor. Lástima
que en esta cinta se le ha estereotipado.


         El millonario Du Pont se obsesiona con el campeón olímpico Schultz (ganador de medalla de oro en Los Ángeles) a quien recluta con gran beneficio económico a su equipo Foxcatcher para entrenarse y competir mundialmente, preparándose para Seúl 88. Mark se impresiona con las posibilidades de su protector. Más adelante se da cuenta que, en realidad, Du Pont quiere que se les una su hermano Dave (Mark Ruffalo, apareciendo poco tiempo en pantalla pero demostrando su grandeza como actor) como entrenador. Esto da lugar a tensión entre los personajes. La situación llegará a un extremo fatal.



         Y esa es la película. No se profundiza en el complejo ser humano que debió ser Du Pont. Se muestra que estaba dominado y acomplejado por su madre (Vanessa Redgrave, siempre genial) y que ahora ha intentado comprar su personalidad como hombre poderoso, en instancias masculinas. De hecho, la cinta se vuelve tímida (y ambigua) en este punto: se sugiere veladamente la atracción (o relación) homosexual. El verdadero Mark Schultz ha desmentido la trama de la cinta, que la torna entonces, en una recreación ficticia de hechos verdaderos.



         Cierta o no, la trama se torna superficial en cuanto todo se reduce a la obsesión del millonario por el hermano del luchador. Es lo que provoca un quiebre; es lo que incita a la separación entre los hermanos. Cierta o no, al tocar personajes de la vida real, sería importante definirlos y tener elementos para comprenderlos. Llega la inesperada  consecuencia de estas extrañas relaciones y uno no lo puede aceptar fácilmente.

 La inmortal Vanessa Redgrave: actriz de actrices.

         Otro acercamiento al personaje de Du Pont está en su supuesto patriotismo, algo que repite de manera constante, como una manera de afianzar y justificar su riqueza procedente, principalmente, de armas bélicas y de productos químicos. Miller ofrece su lectura política a través de estas declaraciones. Du Pont llega al grado de filmar un documental para explicar su apoyo al equipo de luchadores: las olimpiadas traerán el triunfo necesario para el país que le ha dado fortuna, pero también permitirá la cercanía de sus anhelados sueños masculinos, lo que hubiera querido ser. Quizás.




         A pesar de las tres presencias innegablemente poderosas (cuatro, considerando las poquísimas escenas y líneas de la ya inmortal Redgrave), la cinta se vuelve una serie de retazos acerca de obsesiones, culpas, hechos. Es una película bastante mediana que pudo ser grandiosa si se hubiera decidido a contar algo específico en lugar de lanzarse a diversas posibilidades. Su formalidad solemne la derrota. Si tan sólo hubiera aprovechado hablar de lo injusto que un personaje de Du Pont representa para el ciudadano común y cómo la riqueza en manos de este tipo de personas es ejemplo de las oportunidades perdidas, la falta de ética, etc… pero, el "hubiera" no existe.

miércoles, 28 de enero de 2015

LA MIRADA DIALÉCTICA

PASIÓN: UN ASESINATO PERFECTO
(Passion)
2012. Dir. Brian de Palma.


         La mejor película de enero 2015 en nuestras pantallas es una cinta de 2012 con Brian de Palma como autor completo: guionista, a partir de una cinta francesa de Alain Corneau, con un concepto suyo que sirve como compendio general del cine de De Palma, o sea, un cineasta apasionado, más bien, una filmografía plena de pasiones y homenajes, que se refleja en el título original. Por desgracia, fue programada en los complejos periféricos de Cinépolis, sobre todo en zonas de difícil acceso, donde solamente las personas que viven cercanas a ellos tienen más posibilidad de disfrutarla. Ni modo, siempre tendremos al Blu-ray. Sin embargo, esa misma “Pasión” nos hizo correr a verla.

La fea Noomi Rapace con la atractiva Rachel McAdams
logra fuerte contraste y gran química...


         Isabelle (Noomi Rapace) es directora creativa en una importante agencia publicitaria. Cuando crea un comercial bastante exitoso, su jefa Christine (Rachel McAdams) le roba el crédito. Inicialmente, Isabelle acepta hasta que se da cuenta que está siendo manipulada y toma cierta ventaja que provoca el enojo y deseo de venganza por parte de Christine. Entre otras subtramas, Isabelle tiene una aventura con el novio de Christine quien le revela ciertas actividades íntimas que tiene con ella. Christine humilla a Isabelle frente a los demás empleados de la compañía. Empieza la batalla.


         De Palma se regodea con sus secuencias acompañadas de una música selecta (nuevamente con su antiguo colaborador Pino Donaggio). Se apoya en la pantalla dividida en dos partes para mostrar un juego visual: lo que vemos no necesariamente es lo que miramos. Otra vez están las secuencias oníricas y los falsos hechos que se confunden con la realidad. La admiración hacia Hitchcock nunca queda de lado: están el falso culpable o las falsas intenciones. Y luego, la textura. Ahora, apoyado en el fotógrafo español José Luis Alcaine (colaborador habitual de Almodóvar, entre otros grandes), De Palma nos devuelve al ambiente de pesadilla, a la geometría escenográfica, al delirio ensoñador.

Las imágenes alucinantes y de pesadilla a las que nos
ha acostumbrado el cine de Brian de Palma.


         Sobre todo, los personajes. Isabelle es una mujer aparentemente sumisa y sin gracia que acepta la humillación pensando en el concepto de equipo que Christine le ha querido inculcar. Christine es una mujer ambiciosa, con perversiones secretas, amoral, que utiliza a las personas para su beneficio. Es una cinta de mujeres que mientras más distintas parecen ser, en realidad son casi imagen de espejo. De hecho, la trama se torna en cierta forma circular. No puede contarse el final, pero es completamente irreal. Tal vez no.

Rapace logra aproximarnos al delirio


         Vuelvo a la secuencia de la pantalla dividida: Isabelle va al teatro para ver la coreografía de “L’aprés midi d’un faune”, sobre la pieza de Debussy inspirada en el poema de Mallarmé. Al mismo tiempo vemos a Christine mientras despide a los invitados a una fiesta y se prepara para recibir a un amante.
Los bailarines nos miran ¿o temen mirar?

Los ojos de Isabelle están atentos; los movimientos de los bailarines son sensuales y miran al frente, como si fuera hacia el espectador o hacia Isabelle. Es el gran ejemplo de una mirada dialéctica: hay contradicciones por descubrir y De Palma sabe perfectamente la manera de demostrarlo. ¿Qué vemos o pretendemos mirar?

La mirada que puede abrirse a tantas posibilidades...



         No cabe duda: una gran película que ha sido cruelmente despreciada por la exhibición comercial. Brian de Palma sigue siendo un gran maestro.

Brian de Palma (1940) a quien le debemos grandes películas:
"Carrie", "Obsesión", "Doble de cuerpo", "Vestida para matar",
"Misión: imposible" o la que ahora nos ofrece...

lunes, 12 de enero de 2015

NOVELA FÍLMICA

SUEÑO DE INVIERNO
(Kis Kuysu)
2014. Turquía-Francia-Alemania.
Dir. Nuri Bilge Ceylan



         Una película difícil en cuanto a su duración (196 minutos) y compleja en cuanto a sus personajes, estamos ante una especie de novela fílmica que sucede en el invierno turco de una pequeña población donde Aydin (un extraordinario Haluk Bilginer), previamente actor, ahora rico dueño de un hotel y de muchos inmuebles y tiendas, sufrirá un enfrentamiento con su propia realidad gracias a otros personajes: su joven esposa, su hermana recientemente divorciada, el joven inquilino humillado frente a su hijo pequeño, entre otros.

Paisajes espléndidos; una novela filmada más que escrita...


         La cinta se va desarrollando en lo que serían largos capítulos que van entrelazando a sus protagonistas, descubriendo hechos o mostrando situaciones. La cinta puede tener un movimiento constante o permanecer estática en cuartos con poca iluminación con mucho diálogo y notables referencias a lo que sería una obra chejoviana. Aydin es un intelectual: escribe en un pequeño periódico pero siempre ha sido paradójico: honesto pero crítico, humano pero misántropo, entre muchas otras cualidades y defectos que su propia esposa, o su hermana o su inquilino le echan en cara. Será un invierno del descontento shakesperiano que le permitirá conocerse a sí mismo.

Haluk Bilginer, un extraordinario y veterano actor turco


         Unos hermosos paisajes helados con casas que parecen esculpidas dentro de las rocas. El invierno que se va desarrollando paulatinamente hasta que llega la nieve. El frío que se deja sentir con simples gestos. Los animales salvajes que todavía pueden cazarse en las estepas. Toques de Dostoievski y el ya mencionado Chéjov. La cinta puede enamorarle, hastiarle en momentos, pero jamás dejará de sorprenderle. Y como le mencioné previamente: hay momentos geniales (que duran 30 minutos o una hora). Un gran fresco de cierta sociedad turca dividida entre las diferencias sociales marcadas (nada alejadas de nuestras realidades) pero con gran sentido de lo que significa honor, su pérdida, su recuperación.

La actriz Melisa Sözen ofrece una secuencia magistral
en donde le explica la realidad a su marido



         Del realizador Ceylan conocemos previamente su cinta más famosa: “Tres monos”, exhibida en alguna otra Muestra Internacional de Cine, con la cual se ganó el premio como mejor director en el Festival de Cannes: ahora esta cinta se ha llevado la Palma de Oro en un justo reconocimiento. Si no la ve en alguna de las salas que quizás ya la suelten en esta semana, estará pronto en la Cineteca Nuevo León dentro de la reciente Muestra que ahora está ocurriendo.

Nuri Bilge Ceylan con su Palma de Oro en Cannes 2014

domingo, 11 de enero de 2015

DESTRUCCIÓN Y AUTODESTRUCCIÓN

CORAZONES DE HIERRO
(Fury)
2014. Dir. David Ayer.



         El cine de David Ayer se basa en equipos de personas o en grupos de amigos. Sus cinco películas estrenadas hasta el momento nos hablan de ex militares que se encuentran en el límite de quebrantar la ley (Tiempo de morir, 2005) o policías que deben demostrar su inocencia ante culpas ajenas (Los reyes de la calle, 2008) o policías que serán sacrificados por seguir adelante con la ética prometida (Último turno, 2012) o un grupo de federales que se encuentran bajo sospecha de haber robado un botín del cártel (Sabotaje, 2014). La quinta cinta es la que me ocupa en este comentario que se va hasta la Segunda Guerra Mundial para hablar de otro equipo que debe luchar hasta las últimas consecuencias: pelear o morir porque son las únicas alternativas y es lo que saben hacer.

La camaradería de años entre personajes muy distintos: el chicano vulgar y el sureño libidinoso contra un paradójico tipo religioso que bajo las órdenes de un enigmático sargento, que reciben de pronto al quinto elemento: un jovencito sin experiencia que iba para trabajo clerical y, sin imaginarlo, entra al tanque de guerra donde recibe el arma y la orden de matar. Va a ser todo un aprendizaje: el muchacho en poquísimo tiempo vivirá los ejemplos de lo que significa la dureza humana debida a las consecuencias de la guerra, el amor físico y efímero con una jovencita alemana que será víctima de sus propios compatriotas y la necesidad de la lucha, la supervivencia. Corazones de hierro es una cinta ejemplar en la imagen de la solidaridad ante el hecho absurdo e inútil de la guerra, la destrucción por motivos usualmente sin importancia. Si sobrevives, aprendes mucho y no te queda más que continuar hasta que sea necesario o posible.

EL APOSTADOR
(The Gambler)
2014. Dir. Rupert Wyatt.



         Luego de ver esta relectura de un guión de James Toback filmado cuarenta años atrás, uno se da cuenta de la diferencia entre la forma de cómo Hollywood filmaba en tiempos de rebeldía y encuentro de nuevos caminos de expresión. Jim Bennett (Mark Wahlberg, intenso) es un maestro de literatura que habla a sus alumnos de Shakespeare y de cómo el genio no requiere buscar su lugar, sino al revés: ya que se manifiesta el genio, nada puede destrozarlo. Por naturaleza es autodestructivo: apuesta y pierde cantidades más allá de sus posibilidades a pesar de que es un hombre que proviene de familia acaudalada. Logra conseguir el dinero para pagar deudas y en lugar de hacerlo, va y lo juega. No lo hace por compulsión: es una mera forma de saber si el destino está de su lado. Muy bien filmada por el director de “El planeta de los simios: (r)evolución” termina en la complacencia y el final feliz que se requiere para estos tiempos de cinismo, decepción y falta de incentivos.

La visión inmediata de la cinta original me muestra a un personaje que hablaba de Dostoyevski (inspiración básica del argumento de la cinta) en sus clases dándole más importancia al azar y sus consecuencias. Igualmente de autodestructivo, en esa cinta, (dirigida por Karel Reisz en 1974 y estrenada bajo el título de “El jugador”), James Caan (magnético e igualmente de apasionado) bajo el nombre de Axel Freed, prefiere castigarse de alguna manera. Estamos ante una trama existencialista con la diferencia de que en este siglo XXI se toma el giro convencional y autocomplaciente, mientras que en los años setenta era más importante subrayar a la condición humana, con toda su complejidad. La comparación sirve para notar las tendencias de estos tiempos que vivimos y comprobar que son terribles (tiempos, tendencias, sociedad).

domingo, 4 de enero de 2015

MAL INICIO DE AÑO...

GLORIA
2014. Dir. Christian Keller.




         Hay un dicho popular que indica quien nace pa' tamal, del cielo le caen las hojas. De manera más vulgar se podría traducir como para pendejo no se estudia. Luego de ver “Gloria”, la supuesta historia verdadera detrás de Gloria Trevi y Sergio Andrade (porque estamos viendo su versión que ella le contó a la guionista Sabina Berman), no queda más que pensar que eso le sucedió y fue el desatino de la popular estrella. Si algo queda de positivo es la afirmación de cómo un público masivo es manipulado con ídolos de barro. También se subrayan los precios que deben pagar las jovencitas para "alcanzar la fama". Aunque se siga diciendo que la Trevi es tan popular y exitosa como en los años ochenta, sabemos que es mero reflejo de un pasado oscuro e interrumpido. Los regodeos con la realidad en una obvia Paty Chapoy nunca mencionada con todo su nombre y apellido o un “Tigre” que dicta los gustos de los borregos vuelve a recordarnos los juegos mentales de “La dictadura perfecta”. La mayor cualidad de esta película es también su peor defecto: el actor Marco Pérez es tan repulsivo físicamente (y tan monótono), y lo transmite tan bien al personaje que interpreta, por lo que tenemos una poderosa dualidad entre ficción y realidad. Una película muy desagradable, en todos los sentidos, que sigue perpetuando el valor maternal del cine mexicano: sólo entonces, por su hijita muerta, la Trevi logra despojarse de su explotador. La actriz que da vida a la Trevi en pantalla nos conmovió como jovencita en “El brassiere de Emma”: ahora es toda una decepción. No vale la pena extenderse en más detalles porque no merece seguir el juego. Si eso fue lo que vivió, pues qué terrible y bien que se lo mereció.

viernes, 2 de enero de 2015

QUERIDA NINÓN SEVILLA

VIAJE ALREDEDOR DE NINÓN

para Luis Martín.

         Mi ejemplar de La aventura del cine mexicano de Jorge Ayala Blanco, editado por Era, en su primera edición lleva la fecha manuscrita del 24 de diciembre de 1968, o sea que me lo regalé en esa lejana Navidad y creo que está entre los mejores obsequios que he podido darme en la vida. Me abrió los ojos: fue la explosión personal ante mi adorado cine mexicano que veía desde pequeño por televisión o en las salas de cine, o leía en las revistas donde aparecían fotos, artículos o novelizaciones ya fuera como fotonovela o dramatización.



El capítulo sobre el género cabaretil (titulado La prostituta) fue significativo. Se hablaba de películas que, en su mayoría, no se exhibían por televisión y, en esos años, pasaban como programas especiales en los cines de piojito (Lírico, Alameda, Bernardo Reyes, previos a remodelaciones) a los cuales yo, por supuesto, no asistía. No tenía conciencia de Ninón Sevilla.



         Al disectar Ayala Blanco a Aventurera (Gout, 1949) abría todo un mundo que le pertenecía a los asiduos admiradores de clase baja o media baja. Al describir a Ninón Sevilla, rumbera que destacaba entre Rosa Carmina, María Antonieta Pons o Meche Barba, utilizaba términos poco caballerosos: “Lo cierto es que Ninón Sevilla resulta repulsiva si observamos su cuello corto y deforme, los hombros prominentes, la procedencia efectivamente burlesca de sus gestos, su perfil aguzado de roedor y la falta de distinción absoluta de todas sus facciones”. Luego cambiaba el tono, bajo el mismo estilo, haciendo concesiones: “Lo cierto es que Ninón Sevilla resulta fascinante si cedemos sin conceptualizaciones previas, de la manera más física que podamos, a la belleza de esas piernas largas y perfectas, al imperio de esos enormes ojos de alienada y a la sexualidad animal de esas sólidas caderas…”.



         Para quien esto escribe, uno de los objetivos primordiales, a partir de entonces, para que tuviera sentido su existencia, fue buscar y descubrir Aventurera en cuanto apareciera la oportunidad ya que pasarían muchos años antes de debutar por televisión. Y meses después (1969) ocurrió: en el Cine Lírico se anunció un programa triple, único día, como si hubiera sido programado por abecedario, que incluía a Aventurera, Burlada y Coqueta. Se convirtió en tarde de facultad y luego cine. Primero, la aventura de penetrar el legendario Lírico que había sido teatro de revista y que uno imaginaba nido de ratas y malvivientes; luego, poder ver la película.



Primero me tocó Burlada en donde un número impactante era el baile de rumba en puntas de ballet por una ignota y muy bien formada bailarina, mientras tocaba el piano Juan Bruno Tarraza, para que se desarrollara la historia de un sinvergüenza que enamoraba a dos prostitutas: una era la madre de la otra sin que ésta lo supiera. Las damas eran Mercedes Soler y Guillermina Grin; el seductor era Jorge Mistral. Pedro Vargas cantaba.


Luego vino Aventurera que ya me sabía de memoria por la minuciosa descripción de Ayala Blanco. Esa primera visión fue arrebatadora y cada vez que me ha tocado volver a verla se repite esa emoción del pasado. Ver la película en pantalla grande, en uno de esos jacalones de antaño, fue una experiencia que nunca disfrutarían las generaciones posteriores a la mía.



Y por razones de tiempo o circunstancia no fue el momento para encontrarme con Coqueta (donde hubiera visto a Ninón en su mayor acercamiento a la desnudez, pues en un número musical aparecía vestida con una malla y solamente unos círculos negros cubriendo sus pequeños senos). Tuve que esperar varios años para que apareciera en un VHS con copia restaurada por la Filmoteca. Ni modo, así son los caminos del destino.



         En el mismo libro de Ayala Blanco se hablaba de la trilogía de cintas realizadas por el director Alberto Gout con el guionista Álvaro Custodio y la actuación de Ninón Sevilla. Se mencionaba a la segunda cinta Sensualidad, (que existía pero que igualmente tuve que esperar un tiempo para verla) aunque se aseguraba que la tercera estaba perdida: No niego mi pasado. A finales de los años ochenta, pude relacionarme con PECIME (una sociedad que aglutinaba a los periodistas de cine y que tenía un acervo de copias de películas) para rentarles películas que exhibí en el Cine Club UDEM cuando Difusión Cultural estaba por la calle Vasconcelos en San Pedro. En el catálogo estaba algo que no podía creer ya que se enlistaba a “No niego mi pasado” en 16 mm. Cuando hablé con la encargada, le pregunté y repetí y pedí que me asegurara que era esa película, me dijo que sí y tiempo después me llegó en una copia nítida y maravillosa. Invité a mis colegas de esos tiempos (el ya desaparecido Guillermo Cerda, Porfirio Rodríguez, Genaro Saúl Reyes) a la proyección pública. Fue otro descubrimiento con la cubanísima Ninón que iniciaba en Monterrey y quise hacerlos cómplices y testigos del privilegio. Luego, años más tarde me siguió desconcertando que el mismo Ayala Blanco, García Riera y De la Vega Alfaro, desconocieran esta película como lo afirmaban en sus libros. A principios de este siglo la conseguí en un DVD norteamericano. Siempre me ha quedado la incógnita de qué habrá pasado con el acervo de PECIME. Entre sus joyas estaba el “Quinto patio” de Raphael J. Sevilla (1950).


Ninón enfrentando al millonario José Baviera
para estafarlo...

         No niego mi pasado (Gout, 1951) presenta un argumento muy elaborado: Ninón Sevilla interpreta a la vedette Rosa Rey que, en contubernio con Leonardo (Luis Aldás) estafa a millonarios infieles como al regiomontano Ramón (José Baviera) ya que fingen el asesinato del primero por la mujer y luego piden dinero para callar el crimen que podría perjudicarles en negocios y familia. Cuando Leonardo le pide, en Acapulco, que estafe al millonario Octavio (Roberto Cañedo), ocurre que Rosa se enamora del hombre, que le ofrece matrimonio, y en lugar de seguirle el juego huye a casa de sus padres en Ciudad Juárez. Ahí, con el dinero que ha ganado, logra que se opere a su madre y que se mejore la tienda que administran. En realidad se llama Luisa Rovira.

Ninón enamorada de Roberto Cañedo
por el cual deja las estafas y se recluye en Cd. Juárez.


         La acosa un pachuco al que apodan “Costurita” (César del Campo) y quien luego la vuelve a relacionar con Leonardo que la obliga a continuar con sus estafas en Puerto Rico. Ahí reencuentra a Octavio, logra engañar a Leonardo y se va de viaje a Europa, casándose con el millonario. Pasan cuatro años y vuelven con un hijo a instalarse en Ciudad de México. Luisa es descubierta por Ramón, su víctima previa, quien le cuenta su verdad a Octavio. El hombre la perdona, pero ella, avergonzada, decide abandonar a su esposo e hijo. Debuta como la gran bailarina Amparo Campos. Leonardo secuestra, con la complicidad de “Costurita” al hijo de Luisa, la obliga a chantajear a su marido o matará al niño. Luisa repite el acto que hacía inicialmente disparando a Leonardo pero ahora con balas verdaderas. Decide entregarse a la policía y Octavio promete esperarla.

Ninón confiesa su verdad a quien ahora
es su marido que la perdona pero le reprocha la mentira.


         Si en Aventurera, Ninón era la jovencita engañada por una lenona para vender su virginidad y forzarla a entrar a la prostitución para luego resultar ser su nuera; si en “Sensualidad”, Ninón era la prostituta cínica que lograba encadenar a su voluntad al recto juez que la había condenado a prisión, por venganza, ahora, en “No niego mi pasado”, Ninón era otra mujer víctima de las circunstancias: no sabemos cómo se involucró con Leonardo pero su actitud es cínica. Es el amor lo que la redime: al momento de enamorarse y de que Octavio le corresponda, sufre un cambio radical. Sin embargo, la única manera de salir adelante y dejar atrás ese pasado que no puede negarse consiste en cumplir su destino: pagar deudas éticas y morales: tornarse en merecedora de un amor decente.

Ninón fingiendo ante Luis Aldás (en medio está César
del Campo) para lograr que libere a su hijo.


         Estamos otra vez ante la revuelta moral. Las apariencias engañan. Rosa es en realidad Luisa: la estafadora tiene como antecedente ser la hija de una pareja sencilla, norteña. Es de pensarse en su involucramiento sexual con el estafador que es compañero de aventuras por todo el mundo. Nuevamente hay desenmascaramiento: el viejo estafado revela la verdad detrás de la señora de sociedad. Los personajes son radicales en sus actitudes. Se nota la continuidad en guionista – realizador para construir todo un universo particular alrededor de la gran estrella que, de cualquier manera, se encontraba en las postrimerías de su género por excelencia. Todavía quedarían otras joyas por el camino (Aventura en Río, Mujeres sacrificadas, “Llévame en tus brazos”).

Ninón interpretando "El pingüino"


         Y luego están los números musicales donde los escenarios de los cabarets se transforman en lugares inmensos en los cuales se pueden construir escenografías con profundidad y elaboración. El primero es “Mi gallo”, rumba que dura cuatro y medio minutos donde se lleva a cabo, por edición, el cambio automático de vestuario de la diva. “El pingüino” ocurre en ambiente invernal donde una “abrigada” Ninón luego cambia a tropical vestimenta con fondo que permanece nevado. Finalmente “Harlem Mambo” sucede en un escenario teatral donde hay muchos bailarines con diversos vestuarios y pasos de baile. Además inicia en el exterior de una calle para continuar en el interior de un bar, algo imposible en la realidad de un teatro (pero es una película ¿verdad?).

Un pianista genial, Fello Vergara, quien entabla
un duelo musical con Juan Bruno Tarraza


         Hay otras atracciones: la canción tema de la cinta es la francesa “C’est si bon” que es cantada por un Jimmy Romani en francés y español con el coro de unas Hermanas Gaona. Sirve como fondo de la secuencia en que Ninón y Cañedo se enamoran y juegan y esquían por las aguas acapulqueñas. Por otro lado, el dueto de pianistas, excelentes, Fello Vergara y Juan Bruno Tarraza, ofrecen un par de popurríes entre rumba y mambo que te dejan sin respiración en esta cinta aparentemente desaparecida y, no obstante, tan presente.

El número de "Harlem Mambo"


         A finales de los años noventa, el maestro Luis Martín estrenó La Atlántida de Óscar Villegas, en un espacio alternativo que estaba por la calle de Aramberri. El ambiente era de cabaret, en los años cincuenta y, por eso, invitó a Ninón Sevilla para que estuviera presente. Algo que le agradeceré siempre a Luis es que me pidió que dijera unas palabras a la mítica rumbera al término de la representación. Y preparé un escrito y leí mis palabras de admiración y adoración -tanto tiempo guardadas, sin ser escritas- desde que tomé conciencia de que Ninón había sido la Aventurera del cine nacional y la responsable de otros delirios que son irrepetibles sin su presencia ni esos ojos saltones ni ese cuerpo de tentación. Y que luego desenterrara No niego mi pasado para descubrirla en otra de sus leyendas fílmicas. Ninón me escuchó muy atenta, se notaba que se “sentía idolatrada” como cualquier María ante canción de Lara y asentía con la cabeza cada que mencionaba alguna de sus cintas o de sus grandes momentos y, al final, como recompensa de todo ese trayecto para encontrarme, sin jamás haberme imaginado, a su lado, homenajeándola, me dio un beso de agradecimiento.



Había ocurrido lo impensable para mi experiencia personal: se había cerrado un viaje iniciado a través de los ojos adolescentes, apasionados por el cine mexicano, para llegar a la materialización de un icono, un símbolo del cine nacional.

La pose definitiva de "Aventurera" (Alberto Gout, 1949).


Ahora ocurrió lo natural e inevitable: ha fallecido para permanecer eterna cantando “Chiquita banana” o “Arrímate cariñito” o bailando en ese inmenso mercado persa en el cabaret de su perdición… En vez de decirle “descanse en paz”, mejor insistirle “vende caro tu amor, aventurera…”