miércoles, 28 de junio de 2017

EL PASO DEL TIEMPO

PLAZA DE LA SOLEDAD
2015. Dir. Maya Goded.



         Cinco prostitutas de la mediana a la tercera edad narran sus historias de vida, las terribles experiencias de abuso y violación, las hirientes relaciones familiares, las traiciones de los hombres, sus filosofías de vida y sus creencias ante las curanderas o la Santa Muerte o una tumba en el pobrecito panteón, frente a una cámara que escudriña rostros y cuerpos ajados. De alguna manera, estas sexoservidoras siguen adelante y, a pesar de haber perdido la lozanía, tienen clientes asiduos.



         Por las noches salen a una gran plaza en el centro de la Ciudad de México. Ocasionalmente aparece algún cliente durante el día. Una de ellas se junta con un hombre más viejo por interés económico. Otra vive la amistad con quien fuera su esposo infiel. El baño en un río con aguas contaminadas permiten la memoria de años pasados cuando se aprendió a realizar marometas y flotar en el agua. Se cuenta cómo una de ellas fue contratada por un policía para que lo maquillara y vistiera como mujer.




         Las mujeres comentan que el cuerpo se desgasta cuando se entregan a sus clientes: si todo se realiza fríamente no sucede nada. El orgasmo llega de pronto pero solamente  cuando el cliente las enciende. Dos borrachos platican que las prostitutas tienen que sentir algo a fuerza. Una de ellas se guarda ropa, llaves, papeles en su brassier por lo que sus senos se notan enormes, pero es una especie de caja fuerte.



         El documental ofrece una visión imparcial y objetiva  sobre un oficio usualmente condenado pero, en el otro extremo, considerado como un mal necesario (sentencia de San Agustín) y mal menor (según Santo Tomás de Aquino). Las mujeres fueron víctimas de las circunstancias (violación, incesto) pero esto ha sido su modus vivendi y es lo que las ha mantenido vivas, sobreviviendo o existiendo a su manera. No se juzga ni se lanza un llamado a la justicia social. No se cae en la ficción del melodrama que nos lleva de “Santa” a tantas historias que se han perpetuado en nuestra cinematografía: aquí las comprueba con realidades.



         Lo que más impacta, por supuesto, son sus edades y sus cuerpos. Lo que inició cuando eran jovencitas ahora debe sostenerse con el paso del tiempo. El recuerdo les hace derramar lágrimas pero nunca aparece la queja por su cotidianidad. Es un trabajo que permite cuidar al ser querido y tener para comer. Es el panorama sin pena ni lástima de un segmento natural, longevo del país*, cuya permanencia significa (¿explica?) algo.



*(recomiendo complementar la visión de este documental con la lectura del libro de Fabiola Bailón Vásquez, “Prostitución y lenocinio en México. siglos XIX y XX”, FCE, 2016, donde establece que desde antes de la Conquista existía una prostitución ritual entre nuestros ancestros indígenas y de ahí, en adelante).


martes, 20 de junio de 2017

METÁFORAS DE LA MEDIOCRIDAD


ELLA ES UN MONSTRUO

(Colossal)

2016. Dir. Nacho Vigalondo.





         Gloria (Anne Hathaway) es alcohólica, ha perdido su trabajo como escritora en Internet, se la pasa de fiesta en fiesta hasta que su novio Tim (Dan Stevens) la corre de su departamento. Regresa a su pueblo donde llega a la casa de sus padres, ahora deshabitada, reencuentra a un viejo amigo de la infancia, Óscar (Jason Sudeikis), dueño de un bar en donde entra a trabajar, para continuar con su vida disipada. De pronto, se conoce la noticia de que un monstruo enorme, al estilo de Godzila, asuela a Seúl en Corea del Sur. Gloria descubre que en cierta área del pueblo, acorde con sus movimientos, ella es en realidad la que domina las acciones del  monstruo por lo que definen la destrucción o muerte en el país que está al otro lado del mundo. Más aún, al contarlo a Óscar, producen la creación de otro monstruo: un robot gigantesco. A partir de este momento, las irresponsabilidades y las tomas de conciencia harán que en sus manos se encuentren los destinos de los sudcoreanos.





         Esta doble narración permite adentrarnos en los personajes de una pareja de seres marcados por la rabia y la indolencia. Gloria, en su dipsomanía, ha perdido toda dignidad. Óscar, amigo de la infancia, posee todo un resentimiento por su vida insignificante. Inicia un juego obviamente metafórico donde su relación pasa de la confianza y el infierno entre dos (todas las noches, luego de cerrar el bar, permanecen bebiendo) que le resulta satisfactorio al hombre, hasta la necesidad de reconstrucción personal de la mujer. Mientras está ebria, Gloria provoca un desastre en la ciudad asiática que le permite recapacitar. Ahí es donde Óscar retoma su antigua rabia, su sentido de superioridad hacia su amiga sometida.





         La cinta deja introducirnos en el mundo de la mujer vejada por la pusilanimidad masculina. Aunque Vigalondo no toma la ruta fácil: Gloria ha tenido gran culpa de llegar a esta situación. Óscar ha permanecido hundido en la mediocridad infinita: arrastra, por lo tanto, a quienes puede tener a su lado. Habrá todo un proceso para que los monstruos creados puedan ser aniquilados y se tenga una tabla de salvación. Una cinta que no es fácil se torna entrañable por un reparto de excelencia y un juego impecable de espejos, reflejos obtusos. Debe destacarse a Hathaway y Sudeikis: ambos dan vida a monstruos cotidianos interpretando a personajes contrarios a los cuales nos tienen acostumbrados. Una de las mejores películas en lo que va del año.


Actores impecables

lunes, 19 de junio de 2017

CUERPOS DE TENTACIÓN


BAYWATCH: GUARDIANES DE LA BAHIA

(Baywatch)

2017. Dir. Seth Gordon.





         Mitch Buchannon (Dwayne Johnson), ex oficial naval, ahora cuida de la Bahía Esmeralda con un grupo de otros salvavidas. Es el momento del año en que aceptará a nuevos reclutas para llenar vacantes. Llega Matt Brody (Zac Efron), campeón olímpico de natación ahora en desgracia, prepotente por un apoyo oficial, aunque debe pasar por ciertas pruebas que le impone Mitch. Una vez conformado el nuevo grupo, surge la amenaza de que la bahía sea tomada por narcotraficantes comandados por la bella Leeds (Priyanka Chopra). Los salvavidas investigan ya que no cuentan con el apoyo policiaco dando lugar a varias secuencias de acción.





         Nueva lectura de una popular serie de televisión surgida en los años noventa cuyo mayor atractivo era un elenco de hombres y mujeres con cuerpos muy bien formados que se mostraban todo el tiempo gracias a que el escenario era precisamente la playa. Los programas se dedicaban a tratar asuntos personales de los protagonistas mezclados con intrigas policiacas: todos los elementos para mantener la atención y el placer del espectador. Lo mismo sucede con esta película: Brody no sabe trabajar en equipo y sufre bajo la autoridad de un jefe. Mitch es un personaje autosuficiente, celoso de sus deberes, procurador de justicia. Las damas son jóvenes bellas que saben comportarse dentro de un mundo masculino: fuertes, amenazantes, seguras de sí mismas, pero debe notarse que siempre se encuentran en plano secundario: meros objetos decorativos. En este aspecto, la cinta es misógina.





         La trama no va más allá de imponer la justicia, ofrecer algunos chistes que tienen que ver con la sexualidad o la camaradería masculina y mostrar mucha piel para beneplácito de los espectadores. El tono cambia: de la rivalidad inicial donde Brody es reacio a la autoridad, súbitamente se torna en patiño de su jefe. De cierta seriedad se pasa a la broma extrema (una secuencia grotesca en una morgue, por ejemplo). Lo que la une con las cintas de acción en el Hollywood contemporáneo es, nuevamente, el sentido de familia: el trabajo en grupo para triunfar y salir adelante.

Lo malo es que todo está desarticulado: los hechos suceden sin mayor contundencia y todo resulta entrecortado.





         Dwayne Johnson no puede negar su simpatía y resulta carismático. Zac Efron es convencionalmente bello acorde con el típico galán rubio al estilo Hollywood. Ambos tienen cuerpos perfectamente proporcionados que agreden al espectador que come palomitas. La joven Priyanka Chopra ofrece una villana muy aceptable a la que no se le permite la crueldad absoluta. No hay escenas sexuales: se juega con la sugerencia, aunque eso sí, el lenguaje original abusa de palabrotas y dobles sentidos. Dirigida al espectador medio, nada exigente, curiosamente, la cinta no alcanzó los niveles esperados de taquilla: el abuso de los mismos esquemas en el género, tal vez.



        


lunes, 12 de junio de 2017

EL MAL ABURRIDO


LA MOMIA

(The Mummy)

2017. Dir. Alex Kurtzman.







         Uno esperaba otra versión con sentido del humor semejante a la que Brendan Fraser protagonizó en 1999 bajo la dirección del imaginativo Stephen Sommers, ya que en estos tiempos intentar la seriedad de la cinta original de 1932 con Karloff sería un fracaso para los jóvenes espectadores. Sin embargo, en este supuesto tratado sobre la maldad se lanzaron tantos anzuelos dentro del género que se tornó en desastre absoluto.



         Cruise interpreta a un soldado en Irak quien, además, es ladrón mercenario de antigüedades. Al sustraer una pista de tesoro enterrado que tenía una arqueóloga con la cual pasó la noche, descubre la tumba de una princesa egipcia cuyo cuerpo había sido momificado lejos del país ya que había vendido su alma al Señor del Mal, o sea el dios Seth. Al liberarla, se convierte en su elegido por lo que tendrá que estar enfrentándola y buscando la manera de evitar su destino. El jefe de la arqueóloga es el Dr. Henry Jekyll (Russell Crowe), cuyo interés en el mal se debe a su propio descubrimiento del lado natural que existe en el hombre: su dualidad moral (o sea, el Sr. Hyde como su contraparte negativa), decide destruir al personaje revivido.



         Esta mezcla de personajes (que queda inconexa debido a que no se insiste en la persistencia del mal en el ser humano), la falta de humor, las incongruencias en las formas de lucha y desafío entre los seres fantásticos y humanos, evitan que la cinta sea agradable, y se torne tediosa. El espectador encuentra vueltas de tuerca a cada momento por lo que se pierde la línea narrativa. De hecho, el personaje momificado se convierte en una belleza argelina (Sofía Boutella) que no permite el total ingreso al terror cinematográfico. Se nos amenaza con nuevas versiones de los monstruos clásicos de la productora Universal: ojalá caigan en mejores manos con mayor imaginación y sentido del entretenimiento.

domingo, 4 de junio de 2017

LA AMAZONA


LA MUJER MARAVILLA

(Wonder Woman)

2017. Dir. Patty Jenkins.





         Diana, hija de la reina amazona Hipólita (Connie Nielsen) y sobrina de Antíope (Robin Wright), quien la entrena, vive con la idea de derrotar a Ares, dios de la guerra, ya que representa a la maldad que corrompe a los hombres. Cierto día, por una ruptura en el tiempo, llega a su isla un avión que se estrella en el mar: salva a su piloto que resulta ser Steve Trevor (Chris Pine), perseguido por barcos alemanes (de la Primera Guerra Mundial) ya que ha robado unas fórmulas de la letal Dra. Maru (Elena Anaya), cómplice del General Ludendorff (Danny Huston) que ha creado un gas mortífero. Logran derrotar al enemigo pero Diana decide, entonces, regresar con Steve a su mundo porque está convencida que el responsable del conflicto es Ares.


Diana y la reina Hipólita



         Personaje legendario dentro de la compañía productora de historietas DC Comics, conocida por aquellos años cincuenta en nuestro país como “Marvila” y posteriormente, por la serie de televisión como “La mujer maravilla”, esta Diana (Gal Gadot, actriz con fuerza y personalidad) viene a mostrar a una mujer de temple, obsesionada por una sola idea, impulsiva y terca, que llegará a entender la verdad detrás de la realidad humana al cometer un error de percepción. Lo que la distingue como heroína es precisamente esa dirección unívoca hacia la derrota de los poderes malignos y lo que llama la atención es su gran fuerza, el uso efectivo de sus armas que le dan invulnerabilidad.


La fotografía que inicia el relato



         Con argumento de Zack Snyder (director de “Batman vs, Superman” entre otras cintas distinguidas) y guion de Allan Heinberg, estamos ante una cinta de inicio que establece a un nuevo personaje dentro del universo de la historieta filmada y su esquema narrativo es bastante tradicional, lo que se agradece mucho. No hay ningún problema en el cambio de épocas y se acepta que haya una transición inesperada sin mayores explicaciones. Conocemos a Diana en el siglo XXI, empleada en el Louvre de París. Al recibir una fotografía de antaño donde aparece al lado de Trevor y otras personas, la trama se va al pasado lejano para conocerla desde niña audaz, ansiosa por su entrenamiento amazónico, protegida por su madre, temerosa de Ares por extraños motivos que se revelarán hasta el final de la cinta. A partir de este momento todo será lineal para cerrar el círculo y dejarla lista para nuevas aventuras.





         Otro aspecto se refiere al género y a la sexualidad. Fue una buena medida de la producción asignar la dirección a una mujer para dar lugar a la discusión feminista en el cine que permitirá comentarios sobre el asunto, de los cuales no me quiero extender. El aspecto sombrío de la cinta, oscura, y la técnica de utilizar imágenes en cámara lenta para destacar los momentos de impactante brutalidad, ya son marcas naturales en estas producciones de DC Comics y comunes en las producciones del genial Snyder. En lo que se refiere a la sexualidad, un gran acierto es dejar clara la virginidad de las amazonas (Diana fue creada y luego provista de vida), pero dar pie a que nuestra heroína tenga relaciones sexuales, situación que se muestra discretamente, enfatizando luego el amor de pareja, cuando antes ha visto desnudo al hombre para dar lugar a un juego verbal de doble sentido.





         En general, se enfatiza la necesidad del héroe para mantener el orden natural en tiempos de caos. Viene a ser otro triunfo para la saga de justicieros que han proliferado en estas décadas del siglo XXI: uno los acepta como idea y como anhelo fantástico cuando la realidad nos muestra el reverso de la moneda.



La realizadora Patty Jenkins sigue
el estilo de estas producciones