domingo, 29 de octubre de 2017

EL DÍA SE REPITE


FELIZ DÍA DE TU MUERTE

(Happy Death Day)

2017. Dir. Christopher Landon.





         Tree (Jessica Rothe) es la típica chica universitaria que cae en excesos: emborracharse, ser cruel con sus compañeros, tener relaciones sexuales con sus conquistas y hasta un amorío con uno de sus profesores casados. Este día despierta en la cama de un desconocido, Carter (Israel Broussard) del cual no recuerda nada, sale hacia la fraternidad donde vive, su compañera de cuarto la recibe con un pastelito porque es su cumpleaños pero ella lo rechaza, va a clase, visita a su maestro para insinuarle que tengan sexo antes que llegue la esposa de éste, y por la noche se dirige a una fiesta. En el trayecto es acosada y asesinada por un tipo que trae una máscara de un bebé gordito. En ese instante despierta para que vuelva a repetirse lo anterior con algunos cambios circunstanciales y es asesinada. Luego vuelve a despertar y…


Tree pasa de odiosa a vulnerable
para el público: gran logro



         Como variante de “Hechizo del tiempo” (Ramis, 1993), que es mencionada para evitarle al crítico exquisito la molestia, y semejante a “Desnudo” (Tiddes, 2017), tenemos una trama que se repite para que el personaje pueda ir mejorando en cada ocasión y cambie su actitud personal. En el primer caso era un meteorólogo y en el segundo un maestro sin mayores ambiciones. En este caso, Tree será otro ser humano, podrá entender que su comportamiento frívolo tiene antecedentes familiares como protesta ante lo que considera injusticias de la vida, pero el leit motiv será su asesinato. En una de tantas regresiones logra platicarlo con Carter quien le comenta que quizás tenga que descubrir la identidad de su acosador y asesino para librarse de lo que ella considera una maldición.


Carter la va conociendo cada día
pero ella va ampliando su relación



         Interesante juego del tiempo que no se torna tedioso debido a las variaciones en que la propia protagonista va incurriendo con la finalidad de librarse de sus días repetidos. En cada ocasión, el espectador, junto con ella, se va enterando de nuevas pistas pero al guionista y al director le interesan los giros argumentales y los añadidos que le dan otras dimensiones a la primero frívola, luego consciente mujer. No pueden darse mayores datos sin descubrir sorpresas de un ingenioso argumento que no es original pero que se ha adaptado perfectamente hacia otro género.





         Aparentemente, estamos ante una cinta de terror (que se cumple en cierto momento) aunque en realidad es fantasía pura con sus toques de comedia: al ver por primera vez al posible asesino con una máscara, uno se imagina que se está cayendo en el estereotipo que crearon "Scream" o "Halloween", por ejemplo, pero no es así (en realidad es un guiño narrativo). Además fluye tan ligeramente que uno espera con ansia el siguiente despertar que siempre ofrecerá nuevos toques ya sean de comicidad o suspenso o de información. El reparto es muy adecuado. La actriz principal se parece a Britney Spears con rasgos más duros y el galán tiene carisma, aunque es el tipo de película donde las situaciones son más importantes que las personalidades (así como tenemos a actores noveles y poco conocidos, cualquiera pudo haber sido seleccionado para interpretar los distintos roles: el acierto está en su gracia).


miércoles, 25 de octubre de 2017

MELODRAMA INTELIGENTE


LA AMANTE DE MI PADRE

(The Only Living Boy in New York)

2017. Dir. Marc Webb.





         Thomas (Callum Turner, el apasionado protagonista de Queen and Country de John Boorman, no estrenada en México) no sabe qué hacer con su vida. Está enamorado de una joven, con la cual tuvo un encuentro casual, pero ella no le corresponde ya que alimenta otros planes. Su padre es un editor prestigioso. Su madre tiene ciertos problemas emocionales. Thomas vive en un departamento, lejos de sus padres, y un día, al entrar al edificio, se encuentra con un nuevo vecino W.F. (Jeff Bridges a quien todo papel le sale bien, siempre impecable), escritor, quien al verlo atribulado le ofrece aconsejarlo. Cuando Thomas descubre accidentalmente que su padre tiene un amorío con otra mujer (la bellísima Kate Beckinsale), la sigue hasta que ella lo confronta. Surge una relación apasionada pero ella le advierte que ama a su padre. Thomas cuenta todas sus cuitas al escritor. Esta situación lo llevará a descubrir un secreto largamente guardado.


Pierce Brosnan y Kate Beckinsale



         Narrada desde la voz del escritor, el argumento se va desarrollando dentro del más puro y sublime melodrama. Thomas es un personaje romántico dentro de la mayor acepción de la palabra: independiente, movido por sus sentimientos más que por el razonamiento, se enamora de la mujer que ha ocupado el lugar de su madre sin pensar en las consecuencias ni en las posibles tribulaciones que puedan ocurrir ya que se ilusiona con una imagen que resultará fragmentada por la realidad. Los otros personajes, el padre, es un hombre seguro de sí mismo; la madre es una mujer frágil que olvida sus penas, ignotas para los demás, organizando cenas para intelectuales o yendo al parque a leer incesantemente.


Callum Turner y Jeff Bridges



         Lo que el espectador se dará cuenta al final es que el escritor está narrando la película desde el libro que finalmente publicó y que lleva el título original de la cinta. Es lo que le ofrece un tono cálido e intelectual a una hermosa historia sobre el aprendizaje de la vida. Thomas deberá caer de las ilusiones falsas para darse cuenta de su realidad y de sus verdaderas aspiraciones. En el trayecto ocurre un hecho que le revela cierta verdad sobre su origen que vendrá a abrir otra etapa en su existencia y otra percepción del destino. De ahí que insista en el género y tono de la cinta que se desenvuelve de manera natural aunque lo que está sucediendo sea terrible (una mujer que se acuesta, sin culpa ni esperanza, tanto con el padre y el hijo) y convencional (ocurre un giro narrativo aparentemente truculento propio del melodrama) al mismo tiempo. Esta mezcla de tragedia y telenovela se sostiene debido a la inteligencia de sus creadores. Hay un gran sentido poético en transformar cierta realidad en obra literaria y que dicha idea sea convertida en cine.





         Luego de habernos ofrecido recientemente la conmovedora Un don excepcional donde se hablaba sobre la responsabilidad moral, el excelente realizador Webb ahora nos entrega otro discurso sobre el mismo tema ya que Thomas deberá hacerse responsable de sí mismo. La calidad de la cinta es indiscutible y forma parte de ese grupo de cintas que aparentemente son insulsas pero que en el fondo son gigantescas en sus intenciones. ¡Ah! y el reparto es excepcional.




        

domingo, 22 de octubre de 2017

LA HISTORIA QUE NOS RODEA


LA HABITACIÓN

2016. Ocho directores.





         Película ómnibus que narra, a través de un siglo mexicano, realidades, sueños y pesadillas enmarcados por la historia. Una habitación en una casona porfiriana de la colonia Juárez en Ciudad de México que se irá transformando con el paso del tiempo en cuarto de alquiler, luego departamento, después ruina por el terremoto del 85, para intentar la renovación con todo obstáculo presente. Inicia con una pareja que se prepara para asistir a las fiestas del centenario en 1910, luego sigue con el momento del terror huertista, 1913, para pasar a los tiempos de Obregón, 1928, con tres generaciones femeninas chinas. Después se entra a los tiempos del cambio del PNR a PRI con su candidato Alemán, 1945, donde se concilian el pasado con el presente. Se sigue a la brutalidad indirecta de Tlatelolco, 1968, que dará paso al período previo al terremoto, 1985. Con la noticia del asesinato de Colosio, 1994, se entra a la última década del siglo veinte y las pandillas de niños. Todo finaliza en estos tiempos oscuros de narcotráfico, 2010, componendas con la autoridad y al menos, cierto dejo de esperanza. En ninguno de los casos hay optimismo ni visiones dulcificadas de cada época, sino cierta representatividad de todo aquello que ha afectado a la imposible felicidad perfecta: si no es la traición política, entonces debe ser la discriminación racial o el artificial progreso alemanista, el horror de la matanza oficial y el desplome telúrico, la pobreza extrema con niños de la calle y la siempre desesperanzada ayuda a las víctimas del narcotráfico, la prepotencia militar, la completa corrupción.





         Hay antecedentes tan eficaces como olvidados para nuestras generaciones de cinéfilos (con todas las limitantes que esta palabra tiene): En 1970 estuvo “Tú, Yo, Nosotros” y en 1990 se ofreció “Ciudad de ciegos”. La primera en cuanto a tres episodios que ocurrían en tiempos distintos con los mismos personajes y diferentes directores (Juan Manuel Torres, Jorge Fons y Gonzalo Martínez). La segunda en el uso de un mismo espacio con diferentes personajes y único realizador (Alberto Cortés). En este caso hay una sola guionista y la visión de sus realizadores es distinta. La textura de cada episodio va cambiando acorde con el tono y la situación (el episodio del 68 tiende más al sepia, mientras que el inicio es más colorido). La cinta es muy ambiciosa en su alcance, pero el hecho de tener a directores destacados le permite ser efectiva y unificadora en cuanto a ritmo, con los distintos estilos y enfoques. Hay personajes que reaparecen en distintas épocas mientras otros desaparecen o emergen, que son creados por un impecable reparto. Y debe destacarse la producción, la fidelidad a diferentes épocas en atmósfera, vestuario, objetos.





         El orden de la cinta, con sus directores es el siguiente:

1-    El sueño (Carlos Carrera)

2-   La pesadilla (Daniel Giménez Cacho)

3-   Duermevela (Carlos Bolado)

4-   El erotismo (Ernesto Contreras)

5-   La soledad y el juego (Alfonso Pineda Ulloa)

6-   La vigilia (Alejandro Valle)

7-   La muerte (Iván Ávila Dueñas)

8-  La evocación (Natalia Beristáin)

A pesar de las cualidades de cada realizador, es natural que se destaquen algunos de los episodios. La excelencia de Contreras, demostrada en sus largometrajes (Párpados azules, Las oscuras primaveras), aquí se reafirma con una trama de ensueño donde una mujer imagina lo que podría haber sido el cierre de un deseo frustrado. Ávila Dueñas muestra la brutalidad en la época del asesinato de Colosio a través de niños que son criminales con tal de sobrevivir: la violencia no fue gratuita en Lomas Taurinas. La única mujer realizadora, Beristáin, mezcla entrevistas y ficción para hablar del presente amenazador, de corruptela policiaca y la ley del más fuerte (en este caso, el narcotráfico y sus víctimas).





        








sábado, 21 de octubre de 2017

EL CAMBIO CLIMÁTICO


GEOTORMENTA

(Geostorm)

2017. Dir. Dean Devlin.





         Uno puede pensar en el oportuno tratamiento del tema del cambio climático en estos tiempos terribles cuando la Tierra y la Naturaleza se han puesto de acuerdo para advertirnos que ya hemos abusado mucho de ellas. Por otro lado, está el mal momento de estrenar una cinta donde se muestran catástrofes atmosféricas luego de terremotos, huracanes, inundaciones, con sus horribles consecuencias. En primera instancia, conviene subrayar el problema, sobre todo en estos tiempos cuando un troglodita como Donald Trump no le da importancia a las soluciones posibles para evitar mayor deterioro meteorológico, y que surja de su propio país. En el segundo caso, es un espectáculo visual con excelentes efectos visuales que se aprecian mejor si se ven en IMAX y tercera dimensión: lo que suceda no detendrá de asistir al espectador ávido de entretenimiento.





         La cinta narra que luego de las catástrofes naturales de 2019, un científico logró la creación, con apoyo multinacional, de una red satelital que permitía la prevención y eliminación de los fenómenos atmosféricos. Cierto día, sin embargo, hay una supuesta falla en el sistema que produce primero el congelamiento de un pueblo en el caluroso desierto de Afganistán. Luego ocurre un calentamiento extremo en el subsuelo de Hong Kong. El creador del sistema, Jake Lawson (Gerard Butler, como siempre carismático y rudo), es llamado para que revise la red y ofrezca solución. Sin embargo, todo ha sido producto de una conspiración que coloca al propio Presidente de Estados Unidos (Andy García) en la mira. La cinta muestra, entonces, la lucha por evitar que el sistema se anule y que el culpable sea desenmascarado.





         La película cae en el género del entretenimiento espectacular, sin mayor sustancia, con personajes secundarios puestos con calzador y dejando el único mensaje de que las condiciones climáticas del planeta han cambiado y van a ser peores: en la cinta hay redención y solución; en la realidad, simplemente se cae en el temor del futuro pero dentro de nuestra impotencia científica, la esperanza de que haya científicos conscientes e inteligentes que encuentran una respuesta. Visualmente es espléndida: los tsunamis, los congelamientos, las destrucciones de ciudades y edificios parecen haber sido reales: no en balde el director Devlin fue productor de “El día de la independencia” y “Godzilla” entre otras superficialidades taquilleras cuya única cualidad consistía en las imágenes impecables, cada día mejores.





         El equipo de trabajo del personaje principal se conforma de personas de varias razas y países. Entre ellos, aparece Eugenio Derbez como experto en robótica que nuestros ojos nacionales no pueden validar. Uno recuerda a Ferrusquilla como Taquito, entre los astronautas que llegaban a “El planeta de las mujeres invasoras” (Crevenna, 1965), tan improcedente e implausible, como era natural en las producciones mexicanas de esos tiempos, porque se está esperando que salga con algún chiste (y lo hace, sin trascendencia). Finalmente resulta ser héroe y es un guiño contra la xenofobia de Trump. Pero Derbez no es el único que queda en segundísimo plano: lo mismo pasa con sus demás compañeros de equipo porque el desequilibrio narrativo hace que el espectador se dirija más a la trama de conspiración y a las destrucciones visuales que a sus esfuerzos. Las estrellas son Lawson en el espacio y su hermano político, quien descubre la trama intrigante, en la tierra.





         El mensaje de fraternidad universal se enfatiza para morir de inmediato al salir de la sala y enterarnos de la situación del mundo. Mero entretenimiento que quiso ser importante pero cuyo discurso se diluye al anteponerse una trama de acción y suspenso. Gran ejemplo de “úsese y tírese”.



        

domingo, 8 de octubre de 2017

PERDONAR AL PADRE


NOCTURNO

2016. Dir. Luis Ayhllón.





         Oliverio (Juan Carlos Colombo), un hombre mayor, enfermo con poco tiempo de vida, es dejado bajo el cuidado de una enfermera, Ana (Irela de Villers), cuando su mujer se va de viaje. En el transcurso de los días, Ana le confiesa que es su hija, a la cual abandonó cuando era pequeña. Ante el rechazo del hombre, éste desea correrla de su casa por lo que habla con sus hijos que resultan ser peores o indiferentes. Finalmente, Oliverio escucha de parte de su hija lo que sucedió cuando era pequeña: maltrató y destruyó a la que era su mujer y abusó sexualmente de Ana, dejándola embarazada. Oliverio decide suicidarse pero es salvado a tiempo por la enfermera. Finalmente no queda más que la reconciliación.





         Ayhllón, dramaturgo e incipiente cineasta (este es su tercer largometraje), nos ofrece una cinta intensa, muy bien narrada, acerca de una venganza (Ana busca alargar la agonía para sufrimiento del hombre y satisfacción de ella) que toma un rumbo de redención. Mientras tanto, se ofrece el retrato de un monstruo, e indirectamente, Ana se va dando cuenta que el hombre ha pagado en vida todo el daño producido. Partiendo del hecho de una mujer que prácticamente lo ha abandonado. Luego, la presencia de un hijo Luis (Ari Brickman) que solamente se interesa por la herencia que pueda alcanzar, para conocer a un segundo hijo, también llamado Luis (Mauricio Isaac) cuya frase de despedida al hombre enfermo es “te odio”, son suficientes para corroborar que el anciano ha sido un tipo detestable.





         Esa es la magnificencia del guion original del propio realizador como autor total: la realidad se convierte en satisfactor de la venganza alimentada desde siempre con fantasías. Un hombre tan abyecto y pusilánime no tuvo que esperar al infierno prometido ya que lo procuró para sí mismo. Ana, víctima, se alimenta del sufrimiento del hombre. La tortura moral viene a ser peor que la física cuando el pasado se le cae encima al victimario.





         El realizador muestra una gran inventiva en su forma de narrar. Todo el pasado de Ana se cuenta visualmente (a color, la cinta es monocromática) a través de animaciones sencillas, aparentemente elementales, pero bastante expresionistas para dar equivalencia del dolor. La creación de un amigo imaginario para escapar de su terrible realidad fue la que mantuvo su esperanza de cobrar cuentas. Este personaje idealizado será quien otorgue el hachazo final a la hora de la muerte, pero desaparecerá ante la fragilidad de Ana y su ya innecesaria venganza. Tal como el título lo indica, aparte de esas noches de lluvia en que todo lo malo pesa o se hace presente, existe cierta melancolía que une a la cinta con las piezas musicales así llamadas (y que la misma música de la cinta subraya).





         Una cinta que merece verse y valorarse aunque, por desgracia, cayó en el llamado “Tur de cine mexicano” que impulsa la cadena Cinemex. No sé qué suceda en otras ciudades del país, pero en Monterrey la publicidad es nula, además de que las cintas se exhiben en horarios difíciles. Nocturno pasó en una sola función de sábado a las 10:35 p.m. con cinco personas como espectadores entre los que me incluyo. Sin embargo, pude ver también otra “producción” del propio Tur llamada Cantina Love, infame e incoherente, mal filmada con sonido pésimo, de la cual no vale la pena dedicarle espacio y, por fortuna, su daño para la salud mental del espectador fue menor (fuimos 4 espectadores).



        

sábado, 7 de octubre de 2017

HOMBRE VS. MÁQUINA


BLADE RUNNER 2049

2017. Dir. Denis Villeneuve.





         El policía K (Ryan Gosling, siempre magnético) descubre un secreto largo tiempo guardado luego de eliminar a un replicante (robot con apariencia humana). Aparentemente, una mujer de esta especie pudo quedar embarazada y dio vida a un bebé. K investiga y encuentra lazos de unión entre esa persona y el agente Deckard (Harrison Ford, ofreciendo su innegable estatus estelar) quien lleva treinta años desaparecido. En algún momento, K piensa que él podría haber sido ese bebé. El trasfondo de toda la situación reside en la posible rebelión de los replicantes contra sus creadores. La eterna lucha (y profecía) del hombre contra la máquina.





         Profundamente poética, más interesada en las relaciones humanas y en el sentido de identidad y pertenencia, esta gran producción que ahora dirige el maestro Villeneuve se explica si consideramos sus antecedentes: la fluidez narrativa de todas sus cintas anteriores; la fragmentación personal de Enemigos idénticos; la comunicación entre diferentes especies como en La llegada; y las revelaciones familiares de La mujer que cantaba, por mencionar unas cuantas referencias.


La fotografía es espléndida; aquí K con 
su amada Joi, un holograma.



         K es un replicante de moderna manufactura: sus recuerdos han sido implantados y el único episodio que lo transporta a una niñez viene a hacerse real, posiblemente, como parte del milagro que una máquina haya producido vida. Deckard vive con la nostalgia del pasado amor, interesado en la respuesta contra el sistema que lo creó y que ha dado lugar al caos ambiental y al poder absolutista. K empieza a “sentir” fuera del mecanismo holográfico que le ofrece compañía y la ilusión del acercamiento de otra persona, al creer que fue concebido y nació, en vez de haber sido parte de una producción de fábrica.





         De ahí que la escena donde está sobre una escalinata mientras cae la nieve, permite al espectador leer sus pensamientos a través de la mirada, la ligera sonrisa, el hecho de que alguna vez tuvo cierto ensueño, un toque de cercanía a lo que significaría ser parte de la especie humana, un padre y una madre, la memoria real más que alimentada: en fin, la experiencia de la vida. Esa es la gran cualidad de la película: sin sacrificar su flujo narrativo, interesante e hipnótico, permite la reflexión y deja que trascienda el aspecto emocional.