miércoles, 26 de octubre de 2022

ESTEREOTIPOS GAY

 

BROS: MÁS QUE AMIGOS
(Bros)
2022. Dir. Nicholas Stoller.


         Bobby (Billy Eichner) tiene un popular podcast donde predica que el amor no existe, mucho menos entre la comunidad gay. Aparte, es el director del Museo de la Historia LGBT+, próximo a iniciar actividades. Una noche, en un bar, conoce a Aaron (Luke Macfarlane), quien es abogado. Ambos tienen en común tanto prejuicios como la consigna de no comprometerse. Sin embargo, empiezan a salir y a disfrutar de su compañía mutua, pero surgirán problemas.

         Se hizo mucha propaganda previa al estreno de esta cinta ya que se le consideraba la primera comedia romántica producida por un gran estudio de Hollywood (Universal), con temática gay, interpretada por actores gay, pero dirigida a todo tipo de público: cuestiones de mercadotecnia, de un clasismo anticipado, porque ya se han disfrutado de mejores películas en otros casos y tiempos. El hecho de su rápido estreno en otros países y de que no haya sido taquillera en Estados Unidos (medida de éxito para los productores), indica que los resultados no fueron los que se esperaban y al ver la cinta, uno se explica los motivos.


1)    El reparto no es atractivo. Billy Eichner, coguionista junto con el realizador Stoller, es un comediante que carece de carisma. La característica que se consideró cómica para su personaje es la queja constante y el pesimismo: no cree en el amor y así se le dificulta la relación con otras personas, pero en lugar de causar gracia, produce lástima y se vuelve odioso. Hay una secuencia que tiene con Debra Messing (interpretándose a sí misma), que termina siendo inútil y tediosa. Por su parte, Luke Macfarlane posee muy buen físico y cumple con su personaje que no vive abiertamente su homosexualidad, creándole limitaciones. Por desgracia, no se siente la química entre ambos.

 

2)  Al querer mostrar a un público general el significado de la “vida gay” (así, entre comillas), lo que resultaría natural y hasta gracioso, se vuelve antiséptico, desinfectado, sin textura, bajo la consigna de que cualquier persona que no tenga dicha orientación, evite sentirse ofendida. Se han tenido mejores representaciones en otras cintas o series de televisión (la serie original de “Queer as Folk”, por ejemplo, o la fallida y subestimada “Looking”) que en esta película. Hasta se llega al ridículo (hay una escena donde un joven poco agraciado insiste en incorporarse a un trío sexual, que produce pena).


3)  Y el estereotipo usual, acorde con las identidades de género, que viene a ser el equivalente de la “cuota racial” que ahora ya es común en casi todas las cintas de Hollywood. Están las menciones de Cher, Barbra Streisand o la película “Call Me by Your Name”. Uno hubiera esperado que, al ser un guionista gay, evitara todos los lugares comunes (la secuencia de la junta directiva del museo), y se dedicara a crear el ambiente informal, libre, que se pudo disfrutar en la inteligente adaptación de Jane Austen, “Fire Island” hace unos meses, donde también había personajes frustrados o reprimidos, sin llegar al melodrama (en una visita de los padres de Aaron a Nueva York, Bobby se comporta cínicamente para dejar claro su orgullo personal, sin importarle el efecto en su pareja: otra acción ya vuelta estereotipo).

         Se quiso realizar una variante queer de “Cuando Harry encontró a Sally” (Reiner, 1987), pero se quedó en el intento. La cinta es visible, pero no deja de ser una comedieta tonta que bien pudiera haber sucedido en cualquier otra circunstancia. Su fracaso confirma su intrascendencia.

 El director Nicholas Stoller


 

jueves, 20 de octubre de 2022

AL APARENTE FINAL...

HALLOWEEN: LA NOCHE FINAL
(Halloween Ends)
2022. Dir. David Gordon Green.

                   Un año después del reencuentro de Michael con Laurie (Jamie Lee Curtis), donde muriera su propia hija, estamos ahora en el día de Halloween 2019 para un prólogo donde un accidente provoca la muerte de un niño, para que su cuidador, Corey (Rohan Campbell), sea acusado injustamente. Tres años más tarde, cerca de la fecha, nos enteramos de que el joven salió libre pero quedó marcado dentro de la comunidad de Haddonfield, Illinois. Laurie escribe su historia mientras vive ya libre, junto con su nieta Allyson (Andi Matichak), enfermera de consultorio médico, quien comienza a salir con Corey. Éste, al ser confrontado por un estudiante prepotente, es lanzado debajo de un puente donde se encuentra con Michael, quien ha estado escondido en una covacha del drenaje pluvial. Michael no lo ataca, pero le “infecta”. Corey iniciará, junto con Michael, una serie de asesinatos que, definitivamente, tendrá que irse acercando a la persona de Laurie…

                   El aparente final de la saga que nos ha entretenido por más de 40 años desde que el maestro John Carpenter la estableciera en 1978 (aunque en algún momento, Laurie expresará que “el mal toma diferentes formas…”), también cierra la trilogía del realizador Green sobre el tema: “Halloween” (2018) nos reintroducía a Laurie, ya mayor, volviendo a enfrentar a su némesis. “Halloween Kills: la noche aún no termina”, nos mostraba a la familia de Laurie compartiendo la amenaza del mal, así como su paranoia reflejada como fortificación en las afueras de la ciudad. “Halloween: la noche final” (2022) nos trae a Laurie, vuelta a mudar a Haddonfield, resignada por la muerte de su hija, pero cuidando a su nieta. La cinta introduce un giro inesperado: la inclusión del joven Corey, víctima de una broma que tuvo consecuencias fatales, quien queda como alma vulnerable. Al encontrarse con Allyson, ambos jóvenes buscan la manera de protegerse mutuamente, pero la maldición se encuentra vigente. Aunque resulte ilógico (¿qué puede haber de lógico dentro de estas metáforas de la maldad?) que Michael haya pasado cuatro años dentro de una covacha, no deja de ser una representación ya que es omnipresente. Al ser confrontado con el débil y desesperanzado Corey, luego de una humillación, le resulta fácil invadirlo de sus deseos de muerte y exterminio. El mal se infecta, nos propone esta cinta (y sin querer, se vuelve comentario indirecto de lo que nos ha afectado en estos últimos años) y solamente se necesita cierta vulnerabilidad para que logre su cometido. 

                   La historia de amor entre estos dos jóvenes que han sido quebrantados por sus experiencias trágicas viene a ofrecer un aura de esperanza, pero la maldad siempre acecha y su fuerza es más poderosa que otras pasiones. Todos los asesinatos tendrán que irse sucediendo para encaminarse hacia el enfrentamiento entre Michael y Laurie. Sin embargo, hay una toma anterior, donde Laurie mira por la ventana, se da cuenta de que Corey está frente a su casa, en la misma posición que muchos años atrás vio por primera vez a Michael. Así, de manera elegante y simple, la cinta nos transporta al origen (como homenaje a Carpenter), da cuenta de la intuición de Laurie sobre el mal inminente por manifestarse, comienza la angustia y se enciende la alerta. De manera inteligente se establece la dialéctica entre polos opuestos ante la empoderada y ya harta Laurie, junto al infectado Corey y al emblema inmortal. Una resolución satisfactoria en cuanto a la eliminación extrema del cuerpo de Michael Myers, pero no olvidemos que “el mal toma diferentes formas…”.

jueves, 6 de octubre de 2022

VIVIR NUESTRO AMSTERDAM

AMSTERDAM
2022. Dir. David O. Russell.

                  En Nueva York, 1933, el médico Burt (Christian Bale, extraordinario) y el abogado Harold (John David Washington, bastante efectivo) acceden a la petición de la joven Liz Meekins para llevar a cabo la autopsia del cadáver de su padre, recién muerto, para que se enteren que ha sido envenenado, pero antes de poder tomar acción, la joven Liz es asesinada. Acusados como responsables del crimen, los hombres deben buscar la manera de aclarar la situación. En ese momento, Burt, quien ha sido el narrador, recuerda el pasado y la trama se traslada a París, 1918, cuando conoció a Harold en su batallón militar. Al ser heridos, Burt pierde un ojo y Harold sufre lesiones que los llevan al hospital donde conocen a la enfermera Valerie (Margot Robbie, espléndida) quien les atiende y luego introduce en su mundo bohemio y artístico en Amsterdam. Al volver al presente, por la situación en que viven, casualmente reencuentran a Charlotte, como miembro de una rica familia, aunque ahora enferma. Los tres serán quienes seguirán adelante con la resolución del caso.

                   La trama detectivesca sirve como hilo conductor para que Russell utilice un hecho verídico del pasado (el intento fallido de varios empresarios por organizar un golpe de estado contra el presidente Roosevelt, siguiendo los ejemplos fascistas de la Europa bajo Mussolini o Hitler), para comentar sobre los recientes hechos en los Estados Unidos de Trump, con la idea de preservar los ideales democráticos de la nación. Se recrea sin utilizar los nombres verdaderos de sus perpetradores, además de modificar en cierta parte la realidad. La denuncia de cómo el poder sirve para corromper ideales, siempre bajo la idea de incrementar fortunas y propiciar la segregación racial.

                   Sin embargo, más importante resulta el significado de “Amsterdam”, los momentos vividos en esa ciudad luego de haberse sufrido los horrores y consecuencias de la guerra. Valerie es artista que crea cuadros y esculturas y objetos con las esquirlas de la metralla que se incrustaba en los cuerpos de soldados heridos. Además, filmaba con los equipos primitivos de cine, creaba canciones con palabras sueltas. La relación con Burt y Harold se convierte en triángulo amistoso-amoroso (que nos recuerda a la inmortal cinta de Truffaut, Jules et Jim, 1962) en el lugar y la época apropiada: ha terminado la guerra, son jóvenes y pueden disfrutar de la vida. Valerie y Harold se tornan amantes. Burt decide retornar a Nueva York para continuar con su vida de casado.

                   Y son los pequeños detalles de estos personajes, los que complementan esa visión de un mundo hambriento de poder: Burt es médico, cuyos suegros repudian por ser medio judío y atender a veteranos en lugar de enriquecerse. Harold vive en Nueva York al dejar atrás la segregación del sur: de hecho, su relación con Burt resulta de la queja por tener capitanes racistas en los batallones de soldados afroamericanos. Valerie es denostada por su familia al salirse de los cánones de las buenas costumbres. Aparte, hay una pareja de espías, un General retirado, una forense enamorada de Burt. Todos piezas del rompecabezas que se irá uniendo y terminando al final de la película. El reparto es estelarísimo y competente. Robert De Niro sorprende por su contención y versatilidad en el rol del General.

                   Al final de cuentas, hay un discurso de tolerancia. Una exhortación para dejar de atender cosas nimias y pensar en lo que es importante, o sea, el ser humano. A dejar de lado aquello que es un estorbo para encontrar la felicidad, tal como se había experimentado en Amsterdam, de manera libre, sin odios, ambiciones, ansia de poder, o la inútil necedad de meterse en las vidas de los demás. El espectador debe de encontrar su propio Amsterdam.

El maestro David O. Russell 



miércoles, 5 de octubre de 2022

GENERACIÓN Z

 
MUERTE, MUERTE, MUERTE
(Bodies, Bodies, Bodies)
2022. Dir. Halina Reijn.

                   Un grupo de amigos veinteañeros se reúne en la imponente mansión del más rico de ellos, David, para pasar una noche de alcohol, drogas y juegos, mientras ocurre una tormenta. El lugar se encuentra alejado de toda civilización y el único contacto es el internet, el wi-fi, el celular. Sus conversaciones utilizan las frases usuales entre los jóvenes de su generación, la que vive el presente, la que disfruta de la riqueza de sus padres y el mundo se siente a sus pies. Al inicio, vemos a las jóvenes Bee y Sophie mientras se dan apasionados besos, celebrando su relación, antes de dirigirse hacia la mansión. Al llegar, encuentran a David con su novia Emma; a la retadora Jordan quien sugiere cierta atracción hacia Sophie; a Alice quien ha traído a Greg, su novio más reciente, al cual conoció por Tinder y contrasta con los demás porque es cuarentón. Se menciona que están desde el día previo y que los trajo otro amigo, Max, quien se fue luego de tener un pleito con David. Bee es la menos agraciada en lo económico, además de que su aspecto inofensivo y tímido es distinto al de los demás jóvenes. Todo va bien hasta que, al anochecer, deciden jugar a “Bodies, Bodies, Bodies”, donde uno de los participantes, por rifa, resulta ser el asesino designado, sin que nadie más conozca su estatus, quien deberá “matar” a los demás, hasta el aniquilamiento total. Entonces, se va la energía eléctrica y ocurre un asesinato real, como preámbulo de otras tragedias.

                   Mezcla de humor e intriga, estamos ante otra variante al estilo de Agatha Christie (“Diez negritos”) donde el sospechoso se encuentra entre los integrantes de un grupo reducido en un lugar aislado, pero adaptado a la “Generación Z” con sus peculiaridades y formas de pensar. Emma es actriz incipiente. Alice está lanzando un podcast para conseguir seguidores y fama. Dependen de su teléfono celular y están conscientes de su riqueza, por lo que la vida es simple, ya que todo está al alcance de la mano, pero que una vez que se encuentran solos, desconectados, sin esos accesorios cotidianos, que les sirven como refugio y defensa personal de la realidad, impera el caos. Es natural el uso de la droga y, en algún momento, nos enteramos de que Sophie acaba de salir de una rehabilitación. Ese primer cuerpo asesinado da lugar a que comience un enfrentamiento voraz. Será el motivo de que cada uno de los jóvenes, al sospechar del otro, exprese sus verdaderos sentimientos y vaya desenmascarando secretos y perversiones, además de la frivolidad y el descuido que trae consigo esa indolencia propia de su clase, sin que se imaginen circunstancias o consecuencias.

                   Segundo largometraje de la holandesa Reijn, actriz y guionista, ahora en Hollywood, luego del éxito de su título anterior (“Instinto”, 2019, rodado en Francia, visto en plataformas), con un elenco bastante competente, que resulta ser toda una sorpresa. Utiliza al cine de suspenso para generar un retrato, que no moraliza ni critica, de cierto sector de la juventud privilegiada. La fotografía es impecable (de Jasper Wolf, el cinematografista de “Monos”, 2019): la oscuridad dentro de la laberíntica mansión (una toma inicial muestra que es una edificación inmensa) hace que el espectador se sienta dentro del espacio, sin rumbo fijo, sin imaginar su localización interna. Como toda buena película, el guion tiene estructura brillante, los diálogos son divertidos y acordes con lo cotidiano, las implicaciones de lo que está sucediendo hacen que el espectador se emocione, intentando adivinar la verdad y, sobre todo, llega a un final sorpresivo, inesperado, bastante satisfactorio. Una de las mejores películas de este año.

La realizadora Halina Reijn