miércoles, 29 de noviembre de 2017

NOTA ROJA CON ESTILO


LOS CRÍMENES DE MAR DEL NORTE

2016. Dir. José Buil.





         Basada en los crímenes cometidos por Goyo Cárdenas, estudiante de química con 27 años de edad en 1942, el cineasta José Buil nos ofrece su versión de los hechos recuperando la textura del blanco y negro, del melodrama mexicano de antaño, rindiendo homenaje a Roberto Gavaldón y sus cintas con atmósfera de film noir, además de utilizar a una figura tenebrosa dentro del ambiente bélico de su época: el presidente Manuel Ávila Camacho había declarado la guerra a Alemania y se temía la amenaza de que los nazis pudieran llegar a bombardear al territorio mexicano.


Arriba Gabino Rodríguez como Goyo Cárdenas
y abajo el verdadero Estrangulador de Tacuba



         Narrada por Jorge Roldán (Norman Delgadillo) quien fuera compañero de Goyo en la Facultad de Química, la cinta inicia con imágenes de filmoteca el día de la declaración bélica del presidente en mayo de 1942. Goyo (Gabino Rodríguez, genial) ha pretendido a la joven Graciela (Sofía Espinosa), otra de sus compañeras escolares, contra la voluntad del padre de la chica (Alberto Estrella), aunque respetándola siempre. En agosto, de pronto, Goyo levanta a una joven prostituta, la lleva a su casa en la calle de Mar del Norte, en el barrio de Tacuba, donde vivía y tenía su laboratorio, y ahí la estrangula. Para deshacerse del cuerpo, la entierra en el patio de la casa.


Sofía Espinosa es Graciela, 
otra de las víctimas



         La cinta nos lleva hacia otros asesinatos y el desenlace que ya se conoce por el hecho histórico. Buil nos introduce en el ambiente negro mostrando a un personaje con alto coeficiente intelectual, excelente estudiante, becario de Pemex que le permitía vivir bien, tener auto y comodidades pero que en el fondo luchaba contra una psicosis criminal. Buil es fiel a la anécdota histórica aunque se tomó algunas libertades y concesiones (una agente del servicio secreto, unas prostitutas mayores en edad cuando en realidad fueron jovencitas de 16 o 14 años, un personaje femenino que es el objeto amoroso del narrador para contrapuntear a la pareja imposible: Graciela en realidad usaba a Goyo) que le dan más fuerza y coherencia a su película.


Norman Delgadillo interpreta al mejor
amigo de Goyo, inculpado sin motivo



         Es impresionante la recreación de época en cuanto a vehículos y rincones de la ciudad de México que se asemejan a casas y calles de los años cuarenta. Vestuarios y peinados, trajes y zapatos. El uso del blanco y negro realza a la producción y permite que el espectador viejo la acepte y el nuevo, quien conoce al clásico cine mexicano, lo reconozca. Sin ser el objetivo principal, el argumento habla de feminicidios que le dan otra cara a la película, pero en realidad es la imagen de un país que estaba dentro de la prosperidad petrolera, las ventajas de ser aliado de los poderosos, la ingenuidad de un tiempo, aunque con cierto miedo y temor que se viene a concretar en su equivalente criminal. Buil rescata a un personaje fuera de serie dentro de nuestra realidad mexicana.


El maestro José Buil con apenas 7 
largometrajes geniales en 25 años



         Goyo Cárdenas nació en 1915, estuvo 34 años encerrado, estudio la carrera de abogado, fue ovacionado en la cámara de diputados en tiempos echeverristas dando lugar a uno de los episodios más vergonzosos y serviles de la nación: siempre se defendió como inimputable por razones médicas (ya que se aducía que era enfermo mental cuando en verdad presentaba una lucidez brutal). La película del maestro Buil nos habla de la insensatez y la sinrazón, los crímenes gratuitos, el horror corporizado dentro de un marco de temeridad. ¿Un antecedente de estos tiempos?

martes, 28 de noviembre de 2017

EL (PSEUDO) ARTE CONTEMPORÁNEO


THE SQUARE: LA FARSA DEL ARTE

(The Square)

2017. Dir. Ruben Östlund





         Un museo de arte contemporáneo prepara su siguiente exposición: “The Square” que puede traducirse como cuadro o plaza. La obra de arte es un cuadrado de tamaño regular, construido con ladrillo, que asemeja una plaza (por lo que se le dan los dos sentidos: fue mejor que no tradujeran el término). El concepto detrás de la obra es utópico: quien se pare sobre esta plaza puede tener la ayuda de cualquier persona, es un canto humanitario, es un ejemplo para la solidaridad. El director – curador del museo, Christian (Claes Bang, estupendo) viene a representar el artificio, la pomposidad, la ignorancia disfrazada de pseudointelectualidad cuando se quiere explicar al arte contemporáneo: al ser entrevistado por una periodista norteamericana acerca de una declaración sobre el contraste de la exhibición/no exhibición, Christian evade lo que sería una respuesta aceptable porque simplemente no tiene la menor idea.


La plaza, el cuadro, el lugar utópico...



         La película tomará dos caminos narrativos: Christian sufre el robo de su celular y cartera mientras camina rumbo a su trabajo. Gracias al GPS descubre dónde se encuentra: un edificio en un sitio de clase baja. Un colaborador le aconseja que escriba una carta amenazadora y la distribuya en el edificio, exigiendo su devolución. Christian le comenta que no puede hacerlo porque es una “semicelebridad”, una figura pública reconocible. El colaborador se ofrece a hacerlo pero a la mera hora se retracta, Christian ejecuta la distribución. Al poco tiempo recibe los objetos perdidos, pero también otra carta que le exige disculpas porque ha ofendido a uno de los inquilinos y a su familia.


La pomposa y estúpida "obra de arte"



         El otro camino serán los preparativos e incidentes que rodean a la futura exposición: un par de creativos que proponen un video promocional que cause polémica, se torne viral y popularice el evento con anticipación. Un conserje que aspira accidentalmente una “obra de arte” formada por montículos de grava y arena sobre el piso de una sala. La entrevista de otro artista que se encuentra con exposición vigente en ese momento y que es interrumpida por un espectador con Síndrome de Tourette (que lanza palabrotas y groserías por una neuropatología). Un “performance” para coronar la exposición de este artista que se sale control. En todos los casos sirve como burla y cuestionamiento a lo que se considera arte contemporáneo o conceptual que resulta extraño para una persona promedio (en la última bienal local había una máquina de escribir deteriorada que equivaldría a los montículos de arena aquí presentados).


El extraordinario Claes Bang
como Christian



         Östlund, creador completo (guionista y director), utiliza al personaje de Christian para hablar del personaje deshumanizado que promueve y expresa ideas y sentimientos que, en realidad, no siente. Su posición de clase media que se roza con los patrocinadores y empresarios con altos recursos refleja un egocentrismo que se mueve acorde con las conveniencias del momento. Su autodefinición de persona pública reconocida, su desapego con las hijas pequeñas que aparecen de repente para pasar un fin de semana a su lado, su soberbia para ofrecer las disculpas que le exige el inquilino de barriada, entre muchos otros detalles y momentos son los que imparten brillantez y trascendencia a esta cinta ganadora, merecidamente, de la Palma de Oro en el pasado Festival de Cannes.


El performance que se sale de control
para mostrar la agresión y la respuesta del poder



         Ante una relación de sexo casual no puede aceptar que lo movió el instinto; ante la aspiración accidental de la estúpida “obra de arte” prefiere “componerla” con la grava que el conserje retiró en lugar de hablarle a la compañía aseguradora porque al final de cuentas nadie se dará cuenta; ante la necesidad de que alguien le cuide sus compras mientras va a buscar un asunto, le pide a un pobre mendigo que lo haga. Christian representa al hombre actual que se ha tornado indolente ante la pobreza y soberbio ante quienes son menos privilegiados. Esta “plaza” de solidaridad vendrá a contradecirlo pero también, presentará una oportunidad para redimirlo. Es una cinta riquísima que puede ofrecer tanta información y reflexión sobre cómo están las cosas en el mundo. Una obra superior.

sábado, 25 de noviembre de 2017

LA VERDAD OCULTA


SUBURBICON: BIENVENIDOS AL PARAÍSO

(Suburbicon)

2017. Dir. George Clooney.




         La cinta inicia con un comercial que vende las maravillas de Suburbicon, una ciudad suburbana que en doce años ha alcanzado la cantidad de 60,000 pobladores. Todo es felicidad en ese 1959: escuela, bomberos, almacenes. Entramos al lugar y nos damos cuenta que ha llegado una nueva familia que se está mudando. El cartero toca la puerta y abre una mujer negra. Le pregunta sobre su patrona, la Sra. Myers, a lo que responde que ella es la señora. Inicia entonces el descontento porque este lugar no tiene población negra, no puede permitir que llegue otra raza a invadir su pureza y tranquilidad. Luego inicia otra historia: el patio de esta familia colinda con la casa de Gardner Lodge (Matt Damon) y encontramos a su esposa Rose, paralítica y rubia, junto con su hermana Margaret, gemela con pelo oscuro (ambas son Julianne Moore) y su hijo pequeño Nicky (Noah Jupe, encantador y vulnerable). Margaret lo anima a que cruce el patio y vaya a jugar con el hijo de los Myers, cosa que sucede. Esa noche, un par de delincuentes someten a los cuatro, los amarran, los duermen con cloroformo. Cuando Nicky despierta se entera que su madre ha muerto. Se va revelando que todo fue un plan arreglado por Gardner y Margaret. Y así se desarrolla una película que se acerca a la tragedia shakespeariana con gran ironía y soluciones inesperadas.





         Ya hemos tenido grandes ejemplos de cintas que muestran el lado oscuro de lo que aparentemente es perfecto. Vecindarios  donde aparentemente las familias son piadosas, bondadosas, caritativas, pero quienes de pronto hacen surgir sus secretos ocultos, perversiones, hipocresías: Terciopelo azul (Lynch, 1986), Amor a colores (Ross, 1998), Happiness (Solondz, 1998), Belleza americana (Mendes, 1999), entre muchas otras. En este caso, un guion original de los hermanos Coen  junto con el propio Clooney y Grant Heslov, dan una vuelta de tuerca al estilo de la mexicana Presagio (Alcoriza, 1974, con guion de García Márquez) [y con un toque de destino final a la manera de El esqueleto de la señora Morales (González Jr., 1959 sobre un cuento norteamericano)] donde la llegada de esta familia de color se toma como explicación de los hechos que irán sucediendo pero que en realidad ya estaban presentes desde siempre: el rechazo violento de los vecinos, los cobros exagerados de mercancías en el supermercado, entre otros, se alternarán con la verdadera historia y brutalidad del desarrollo de la relación Gardner-Margaret que provocará situaciones criminales. Aunque no se crea, en los Estados Unidos, desde la década de los años treinta se estableció una ley que no permitía la venta de casas a personas de otra raza en donde vivieran solamente blancos.





         Los personajes no demuestran ninguna redención ni piedad: en estos tiempos trumpianos tenemos una metáfora sarcástica y cruel de lo que significa el racismo renaciente, las expresiones de la supremacía blanca, el cultivo de la violencia continua que siempre está oculta detrás de las imágenes de paz y prosperidad. Se culpa al otro, al que viene de fuera, al que no se alinea a las características consideradas respetables como consecuencia del sueño americano y ese es el presagio: la profecía autoengañosa, la falacia escudada en la irracionalidad y en las falsas verdades. Nicky vendrá a ser la esperanza de comprensión e inocencia, sin prejuicios, aunque con el estigma de una familia inconcebiblemente perversa. Clooney narra de manera fluida y nos ofrece una cinta fuera de serie, tristemente vigente: demasiado.

Un hermoso y conmovedor Noah Jupe como
el vulnerable Nicky será, al menos, el símbolo de esperanza

viernes, 24 de noviembre de 2017

UNIÓN DE FUERZAS


LA LIGA DE LA JUSTICIA

(Justice League)

2017. Dir. Zack Snyder.



         Vuelve el universo de DC Comics con el director adecuado, Zack Snyder, con sus imágenes que evitan los colores chillantes para darnos una idea de los mundos amenazados que nos muestran sus tramas. Batman (Ben Affleck, envejecido) junto con Mujer Maravilla (Gal Gadot) conforma un equipo de superhéroes (Aquaman o Jason Momoa, Flash o Ezra Miller, Cyborg o Ray Fisher) porque se ha soltado Steppenwolf (figura virtual con voz de Ciarán Hinds) que desea unir tres cajas de energía para desatar el final apocalíptico. Hay que destruirlo, pero los cinco no son suficientes, se requiere resucitar a Supermán (Henry Cavill) para evitarlo.





         Snyder utiliza a sus personajes como metáforas de las debilidades humanas (todos son conscientes de sus limitaciones) en un entorno sujeto a destrucción: no obstante, siempre debe haber esperanza. La película no ofrece novedad conceptual: siempre será el mal acechante contra los paladines del bien y la libertad. Ya conocemos los efectos especiales espléndidos. Importa la cámara con sus ángulos exactos que utilizan los ritmos adecuados: cámara lenta para devolver una espada o establecer la relatividad del tiempo. Secuencias bien estructuradas para conocer la recuperación de esas cajas de energía que fueron separadas para evitar su unión con efectos terminales. La cinta no decepciona. Nos devuelve el sentido de la historieta en su narrativa.


Steppenwolf, el mal multiplicado
como los héroes que le combaten

         Estamos ante el universo expandido de un mundo poblado por seres extraordinarios que ahora se suman en finalidades y se multiplican para el beneplácito del aficionado al género. Todos los personajes terminarán dentro de sus propias vidas cotidianas, con sus problemas y alegrías. Esta es una de las cualidades de la película que no es tan perfecta porque tampoco lo son esos héroes que la habitan y lo expresa, deja claro, ironiza, cierra brillantemente.

domingo, 12 de noviembre de 2017

PAGAR PECADOS DE NUEVO...


JIGSAW: EL JUEGO CONTINÚA

(Jigsaw)

2017. Dirs. Michael y Peter Spierig.





         Igual que El regreso del demonio tenemos otro reinicio de franquicia con esta séptima secuela de una cinta inquietante que develó otro rostro del género de terror en 2004 (Saw: juego macabro) y permitió conocer al talentoso realizador James Wan, el cual, desde entonces, ha crecido y consolidado su posición como cineasta en el tiempo. Ahora tanto el guionista original Leigh Whannel  como el propio Wan fungieron como parte de los productores ejecutivos por lo que la supervisión estuvo asegurada. Los realizadores Spierig tienen experiencia en el cine de horror y son eficaces en su manejo. La premisa de esta serie de películas reside en el pago de culpas: las víctimas de John Kramer son personas que han cometido algo indigno o inmoral en el pasado por lo que se les impone un castigo, usualmente extremo, del cual se pueden liberar si siguen las reglas que en realidad son bastante difíciles. Junto con otras franquicias (Destino final, Hostal, por mencionar dos) se alcanzó la etiqueta de “pornografía de la tortura” ya que las imágenes se regodean en el sufrimiento de los personajes, la crueldad gráfica, y para el espectador resultan, en ocasiones, insoportables.





         Ahora hay cinco víctimas quienes, por su parte, han sido victimarios. Despiertan en lo que sería un establo o silo  abandonado con sus cabezas encerradas dentro de un casco metálico con una cadena que les empieza a acercar hacia unas sierras incrustadas en la pared. La única manera de salvarse es derramando algo de sangre. Uno de los cinco no logra pasar adelante y los cuatro siguientes son expuestos hacia otra prueba. Simultáneamente, se muestra una investigación policiaca porque han empezado a aparecer los cuerpos producto de estas pruebas causando el pasmo de los detectives ya que John Kramer falleció diez años atrás y su ADN ha aparecido en los cadáveres. La cinta sigue alternando ambas narraciones y, como buena película de horror, se tienen niveles temporales, explicaciones lógicas que se deben a secretos no compartidos o circunstancias fuera del conocimiento de los personajes.





                   Con ecos de la primera cinta en su estructura y final, estamos ante el arranque de una nueva serie de aventuras con lo que se convierte en juego de herederos. Una puerta se cierra para culminar con el horror (un cuerpo descuartizado por rayos láseres cortantes). Los pecados se pagan y las culpas se confiesan. Todos saldan deudas en esta tierra con sangre primero, mucho dolor y luego, la vida. Es un cine catártico: los que sufren están ahí en la pantalla y nosotros estamos a salvo en las butacas. Por otro lado, uno imagina que esos prisioneros deberían ser nuestros personajes políticos, nuestros narcotraficantes, nuestros seres inmorales cuya avaricia es ilimitada y su falta de escrúpulos es escandalosa. Otra forma de desahogo para una realidad más terrible, siempre, que la pantalla.

sábado, 11 de noviembre de 2017

LA BALANZA DESEQUILIBRADA


ASESINATO EN EL EXPRESO ORIENTE

(Murder on the Orient Express)

2017. Dir. Kenneth Branagh.





         El mejor detective del mundo Hércules Poirot (Kenneth Branagh) viaja en el Expreso de Oriente que lo llevará de Estambul hasta Calais donde tomará unas vacaciones para seguir leyendo a su adorado Dickens. Entre los pasajeros de primera clase viaja un comerciante en antigüedades (Johnny Depp), con oscuro pasado, quien ha recibido varios anónimos amenazándolo de muerte. Busca a Poirot para ofrecerle empleo como su investigador privado a lo que el detective declina. Esa noche el tipo es asesinado. Al descarrilarse el tren y quedar varados antes de llegar a la siguiente parada yugoslava, Poirot inicia una interrogación hacia todos los pasajeros ya que hay un asesino entre ellos. De esta manera van revelándose conexiones entre todos y el tipo asesinado.


Un reparto estelar de nuevas estrellas
con el popular Johnny Depp como la víctima



         Una de las novelas más populares de la prolífica Agatha Christie, publicada en 1934, ha tenido cuatro adaptaciones en lo que va del siglo XXI y tiene como antecedente la cinta filmada por Sidney Lumet en 1974 con reparto multiestelar (Lauren Bacall, Ingrid Bergman quien se ganó el Óscar, Albert Finney, entre otros). En esta versión Branagh crea una visión muy particular de su detective Poirot sin dejar de lado la soberbia y la elegancia, además de una innegable inteligencia. Lo muestra nostálgico en la intimidad por un viejo amor para darle cierto sentido emocional ya que es un constante y frío intelectual ante la sociedad. No lo presenta tan viejo en edad y resulta lejano a la imagen descrita en los libros como un hombre menudo, de baja estatura, aunque sí permanece el bigotazo (en este caso muy estilizado).


En el reparto hay personalidades que van despuntando:
Marwan Kenzari (holandés de ascendencia oriental) en
el extremo izquierdo; Manuel García-Rulfo (actor tapatío
con carrera emergente en Hollywood) en el extremo derecho,
o el bailarín ruso Sergei Polunin, recostado a los pies
de Judi Dench, por ejemplo.



         Poirot procede a encontrar los lazos de unión entre los diferentes pasajeros del tren para encontrar al homicida. Su perspicacia le permite dilucidar las verdaderas identidades de cada personaje para atar cabos. Se parte del hecho que durante tres días, varias personas se reúnen por el azar en un microcosmos cerrado aunque en este caso, todas ellas tienen sus propios motivos. Branagh introduce el comentario racial (es 1934 cuando el tema se ha vuelto común) y así ha transformado a un médico en persona de raza negra y a un científico (aparente) lo torna en alemán con comentarios negativos hacia la raza judía, lo que brinda una visión moderna sobre nuestros días cuando cunde la supremacía blanca y el fomento del odio entre etnias.


Kenneth Branagh, distinguido actor
e imaginativo director



         Poirot, obsesionado por el equilibrio y la simetría (cada día mide el tamaño de los huevos duros que le dan por desayuno; al pisar excremento con un zapato, repite el hecho con el otro; a diversas personas les pide que enderecen el nudo de su corbata) tiene que aceptar que los platillos de la balanza de la justicia no están siempre en el mismo nivel. Inicialmente expresa que hay el bien y existe el mal sin medias tintas para luego conceder que, en realidad, están ambos y el grupo de pasajeros del lujoso tren. Es una manera práctica de establecer lo que nos rodea: existen matices grises porque no todo puede ser juzgado con extremos absolutos. Siempre estará la conciencia personal en nuestros actos. Ya dependerá de cada uno la expiación de la culpa o la plena satisfacción por lo cometido. Este desequilibrio moral en Poirot es la esencia de una trama excepcional.




sábado, 4 de noviembre de 2017

EL PLACER DEL CINÉFILO


EL REGRESO DEL DEMONIO

(Jeepers Creepers 3)

2017. Dir. Victor Salva.





         La segunda secuela de El demonio (Jeepers Creepers 2001) presenta al extraño personaje alado y demoníaco que regresa cada 23 años por 23 días para alimentarse de sus víctimas e irse regenerando y reforzando. Nunca se ha sabido nada de sus orígenes y esta cinta solamente establece que sus raíces son prehistóricas. Un prólogo nos muestra el preciso momento en que un joven que corría por una carretera, pidiendo ayuda, es captado y elevado a las alturas, ante los ojos del conductor que venía manejando una camioneta. Antes de partir, algo cae a su lado. Luego se pasa a la actualidad, cuando ha pasado el tiempo del demonio: se ha encontrado el camión que utiliza el personaje y que se torna en trampa mortal. Dentro de ella hay cuerpos de víctimas pero al querer entrar, cae una barrera con puntas afiladas que mutila a un policía. Luego, del tubo de escape surge una cuerda en cuya punta hay una lanza. Se pasa al personaje de la anciana Gaylen Brandon (Meg Foster) quien tiene la fantasía de encontrarse y platicar con el ánima de su hijo muerto (el conductor de la camioneta inicial quien también fue víctima posteriormente). Éste le comenta que el demonio volverá por algo que le pertenece y que está enterrado en ese lugar, además que debe proteger a su nieta Addison. Hasta aquí les cuento.


Meg Foster fue una presencia importante
en el cine de los años setenta con unos
bellos ojos cristalinos.
Ahora muestra el paso del tiempo,
pero sigue ese azul clarísimo.



         La cinta solamente puede aceptarse si uno se introduce en el campo atemporal de la fantasía. Los hechos de cada cinta han ocurrido en la época presente del espectador por lo que el paso de los años no puede ser un pretexto para su rechazo. Lo que importa no es la lógica sino lo que sucede. Puede pensarse en que todo está ocurriendo en diferentes días en diversos lugares. En la cinta original era una pareja de hermanos que iban a casa por las vacaciones de pascua, pero en el camino se encontraban con el funesto personaje. En la primera secuela estaba un camión escolar que trasladaba a un equipo de basquetbol con sus animadoras pero que tenía un desperfecto que lo dejaba varado en la carretera, sin posibilidad de comunicación, y con el demonio atacando a los jóvenes. Ahora tenemos los últimos días de una visita anterior así como los que pasan en este presente, 23 años más tarde. Como en toda película del género está un representante oscuro, amenazante, cuyas víctimas pueden ser de cualquier raza, edad y sexo. Debe haber una contraparte que utilice todos los medios a su alcance para eliminarlo. En este caso, es prácticamente eterno e  indestructible porque así debe ser el símbolo del mal: desde la tentación en el paraíso terrenal.


Jonathan Breck ha sido el intérprete
de este intrigante y cruel personaje



         Esta secuela tiene secuencias angustiantes y ahora integra la parte mecánica (las trampas del vehículo demoníaco) a los usuales levantamientos del personaje alado, para mostrar los atentados físicos de manera más gráfica, con la misma crueldad de siempre. Sin embargo, hay momentos de gran belleza visual como la imagen inicial de cuervos volando sobre un árbol o las escenas donde la madre Gaylen platica con el hijo fantasmal. No obstante, a pesar de que ocurre un hecho que permite conocer los antecedentes del demonio, no se hace del conocimiento del espectador ya que al final de la cinta se sugiere que habrá otra secuela (aunque será difícil ya que ésta no ha sido éxito taquillero como las dos previas).





         El realizador Víctor Salva es un cineasta diligente y eficaz. Su cine muestra a personajes en acecho que deben buscar la manera de sobrevivir (La otra cara del terror o El secreto de Rosewood Lane) o personajes extraordinarios a quienes les mueve la esperanza (Pura energía o El camino del guerrero). Posee dominio técnico y sus películas fluyen naturalmente. En este caso ha pasado a otra etapa del personaje malvado: sabe que el público ya conoce sus métodos de ataque por lo que los innova y complementa. A quienes conozcan las cintas anteriores, les será más fácil identificar y dilucidar lo que está sucediendo: bien valió la espera de 14 años para que llegara esta tercera entrega. Los espectadores nuevos simplemente podrán gozar de una cinta muy efectiva de terror.


viernes, 3 de noviembre de 2017

EL HÉROE CON HUMOR


THOR: RAGNAROK

2017. Dir. Taika Waititi.





         Thor es prisionero del demonio Sutur quien, acorde por una profecía, destruirá el reino de Asgard. Thor logra escapar, enfrentarlo, robarle su corona (que le da poder) y enterarse que su padre ya no se encuentra reinando. Al retornar a Asgard, se da cuenta que su hermano Loki (Tom Hiddleston) se está haciendo pasar por el padre, por lo que Thor lo lleva hacia la Tierra donde el Dr. Strange le hará saber el paradero del rey (Anthony Hopkins). Éste les confiesa que pronto llegará su primogénita (de la cual los hermanos no sabían nada), Hela, diosa de la muerte (Cate Blanchett), quien se volverá más poderosa mientras se encuentre en su planeta. Un enfrentamiento hará que Thor y Loki lleguen a otro lugar donde el primero será esclavizado para pelear, como antiguo gladiador contra, nada menos que, Hulk (Mark Ruffalo).





         No hay ninguna novedad en estos cuentos morales. El género de superhéroes consiste en la eterna lucha de buenos contra malos, de prevenir desgracias y salvar mundos. Los efectos visuales (sobre todo en Imax y tercera dimensión) son espectaculares. Uno se asombra de tanta destrucción que aparece tan real como si hubiera sido filmada directamente. Luego de la última cinta con el personaje de Thor (Thor: el mundo oscuro, 2013) que tuvo éxito pero no tenía las sorpresas de la original, llega esta deliciosa secuela con humor y carisma: muchos héroes que interactúan para darle sentido a la franquicia del “Universo Marvel” que a estas alturas puede darse el lujo de jugar como desee con sus habitantes.





         Thor (un Chris Hemsworth seductor, divertido y carismático, como lo demostró en sus actuaciones en el programa Saturday Night Live, así como en su rol secundario de Cazafantasmas) se muestra vulnerable, y a pesar de perder su martillo, su larga cabellera, algo más adelante, se entera que su poderío se encuentra dentro de él, como vieja convención del género, lo mismo que la tenacidad da resultados, que no hay enfrentamiento sin enseñanza ni ventaja, y que, subrayando la fantasía, el bien siempre triunfa (contra lo que la realidad nos asevera cada día: vayan a ver Vuelven).





         Lo más importante y rescatable de esta entretenidísima cinta es su equilibrio narrativo: ocurren diversas situaciones en diferentes espacios sin que la película se sienta falta de ritmo y son estos paralelos los que mantienen el interés del espectador. E insisto en el tono humorístico que le impartió el buen realizador neozelandés Waititi (vean por Netflix su película Entrevista con algunos vampiros que es hilarante) porque todos los personajes son divertidos y sus reacciones tan inesperadas como graciosas (fíjense en la secuencia con el Dr. Strange o denle atención al pedregoso Korg, y simplemente con Jeff Goldblum como el dictador que torna gladiador a Thor).

Taika Waititi

LOS TIGRES NO SIENTEN MIEDO


VUELVEN

2017. Dir. Issa López.





         Una nota previa al inicio de esta película nos informa que las guerras del narcotráfico han dejado muchas muertes y, por lo tanto, huérfanos. Ese es el punto de partida para una cinta que mezcla drama, fantasía, terror (pero cotidiano más que sobrenatural) en la historia de cinco niños, sin padres, quienes sobreviven en las calles de una ciudad, posiblemente fronteriza. Estrella es una niña de diez años a la que conocemos en su aula escolar mientras escribe un cuento de hadas. De pronto se escucha un tiroteo y todos los niños se tiran al suelo. Su maestra se acerca a Estrella, pone tres gises en su mano diciéndole que son para que se cumplan sus deseos. Más tarde llega a casa, su madre no se encuentra, pasan las horas, el día siguiente. Ella tiene hambre. Cuando la gente no retorna es porque ha muerto. Estrella pide el deseo de que vuelva y se le concede: su madre la acompaña como voz, manos, presencia ausente. El Shine es otro niño de la calle que lidera a otros tres compañeros. Roba la pistola del tipo borracho que fue el asesino de su madre y posee un teléfono con imágenes clave. Cierto día roba la casa de Estrella. La niña, luego de estar sola, decide ir en su busca. Al principio rechazada, luego logra alcanzar el respeto de los niños.  


Un conjunto de pequeños actores
más bien intuitivos y conmovedores



         Más que narrar una historia de violencia directa con pura acción y venganzas esperadas, estamos ante un cuento más sutil, donde todos los niños son víctimas de los males de este mundo y siglo. Mientras que deberían ser príncipes, tigres majestuosos sin ningún temor, con vidas plenas y familiares, sus realidades son tristes, desajustadas, sin mayor esperanza que el día siguiente porque el futuro es impredecible. Estrella tiene la ilusión de sus tres deseos que se cumplen con resultados inesperados. La madre que retorna no está sola: la acompañan otros muertos, otras víctimas de los caprichos y amoralidad de sus asesinos; carga moral para una sociedad corrupta y cómplice. Los niños experimentan, en poco tiempo, vejaciones y sus alegrías son las derrotas de los verdugos. Estrella alcanzará a cumplir su condición de princesa para obtener lo que será un mínimo triunfo ante el universo criminal.





         Luego de dirigir comedietas ligeras (Efectos secundarios, Casi divas) y escribir verdaderos bodrios (Niñas mal, Viaje de generación) con alguna excepción (600 millas), la realizadora total López alcanza un punto alto, con calidad y congruencia, en este panorama de una de las variables que sostienen la realidad (triste) del país. Encumbrando a los pequeños, no cae en la convención azucarada sino en la brutal desesperanza. A pesar de que la cinta los alabe por su fortaleza, siempre queda la pregunta de cuál será su destino. Fuerte e hipnótica. Vuelven, siempre vuelven y están a nuestro alrededor.

Issa López