sábado, 25 de abril de 2015

RECUPERARLA

CAUTIVA
(The Captive)
2014. Dir. Atom Egoyan.




         Sin caer en las convenciones del género de intriga, el realizador egipcio-canadiense Egoyan nos habla de la pederastia y del círculo perverso que la alimenta. En los alrededores de Niagara Falls, en Ontario, han secuestrado a la niña Cass de la camioneta de su padre Matthew (Ryan Reynolds) mientras éste bajó a comprar un pastel. El caso lo sigue la detective Nicole (Rosario Dawson) y el nuevo elemento Jeff (Scott Speedman) quien siembra la duda al acusar a Matthew de haber vendido a su hija, disponiéndolo contra su esposa Tina (Mireille Enos). La cinta va narrando los ocho años que pasan entre el secuestro y la posibilidad de recuperar a la ahora jovencita Cass. Lo más interesante es en la forma narrativa: Egoyan no narra su historia linealmente.

Ryan Reynolds interpreta al padre atormentado
por el secuestro de su hija, en otro registro de 
sus usuales personajes convencionales.


         Partiendo de una casa donde está la joven Cass encerrada por un tipo, Mika (Kevin Durand: detestable personaje), quien tiene pantallas donde puede estar viendo lo que hace la madre de la muchacha, empleada de un hotel, se sigue con la búsqueda por parte de Jeff de la ahora desaparecida Nicole y también al momento en que la niña Cass practica el patinaje artístico previamente a su secuestro. Estos tres ejes se irán continuando para que el espectador vaya conectando a) la etapa feliz de la niña Cass, b) los esfuerzos de la policía por resolver el caso, c) los vericuetos emocionales y perversos del secuestrador Mika hacia sus sujetos de depredación o personajes de odio.

La siempre interesante Rosario Dawson
es la agente cuyo pasado la lleva a buscar
y rescatar a víctimas de la pederastia.


         A Egoyan no le importa contar una típica historia de crimen y castigo: le interesan las acciones motivadas por las emociones de cada uno de sus personajes: la derrota y sometimiento de Cass; el morbo patético del pederasta Mika; el sentido de culpa del trabajador Matt que ha conservado la parte posterior de su camioneta como santuario dedicado a la memoria de su hija (aunque siempre vive con la esperanza de recuperarla); el pasado cruel de Nicole que viene a ser la causa de su salvación. No hay imágenes gráficas, solamente la referencia terrible de la explotación de los niños por medio de las computadoras para su seducción y utilización. La cinta solamente requiere paciencia por parte del espectador para ir atando cabos y llegar al punto de equilibrio.

Scott Speedman, Ryan Reynolds y el realizador Atom Egoyan



         Egoyan vuelve a tratar el tema de las coincidencias y las extrañas relaciones que conectan a sus personajes: la detective Nicole vivió una situación terrible en su niñez por lo que ahora rescata a otros pequeños. Sucede lo mismo que en El nudo del diablo al tener un caso tremendo por resolver con las sospechas inherentes. Tenemos como en Una propuesta atrevida las miradas ocultas, la observación a lo lejos. Y no tendríamos que irnos a las primeras, deslumbrantes, cintas de este director (Partes habladas, Exótica) para encontrar otras situaciones que muestran la fidelidad a sí mismo.

domingo, 5 de abril de 2015

AUTOS EN PARACAÍDAS

RÁPIDOS Y FURIOSOS 7
(Fast & Furious 7)
2015. Dir. James Wan.



         Peleas entre dos mujeres aguerridas. Carros que se lanzan por paracaídas. Saltos entre vehículos en movimiento. Una ambulancia que cae sobre un dron poderoso. El cruce de un auto entre tres torres altísimas en Abu Dhabi. Todo es excesivo y, sin embargo, fascinante. Una persona inteligente me dice: “James Wan sabe que las peleas y los trucos improbables son aburridos, pero cuando son peleas y trucos imposibles, jamás”. Esa es la esencia del buen entretenimiento.

Los autos vuelan con paracaídas
o cruzan altísimas torres


         Lo que comenzó como un renacimiento del cine de carreras de autos, y la lucha entre la ley y el rebelde, para dar lugar al concepto de familia interracial (el policía blanco Brian se enamoraba de Mia, la hermana de Toretto, el multiétnico fortachón que, a su vez, adoraba a Lety, la chicana) se fue tornando en franquicia de aventuras. De delincuentes pasaron a apoyar al Gobierno, subrepticiamente como en el caso de Ethan Hunt por ejemplo, dando lugar a locaciones internacionales para vivir las aventuras más imposibles y, no obstante, magnéticas. Si se quiere dar un ejemplo de lo que significa diversión para un mundo dominado por la tecnología y salido de la ya transformadísima fábrica de sueños, aquí se tiene la respuesta. Bien valió la espera.

Michelle Rodríguez y Vin Diesel,
la pareja emblemática de la franquicia


         Toretto (Vin Diesel) y sus amigos son perseguidos por Deckard Shaw (un magnífico, por detestable, Jason Statham), hermano del villano de la secuela previa, quien llega a lisiar al oficial Hobbes (Dwayne Johnson, simpático y con un cuerpo envidiabilísimo) y matar a Han (Sung Kang, que solamente aparece en foto). Antes de que vayan a cazarlo, la CIA solicita al equipo que recupere a una “hacker” que ha creado un programa que puede localizar a cualquier persona del planeta. Este es el punto de partida de una cinta larga, emocionante, redonda, producida sin limitantes, dirigida por un genio del cine contemporáneo, donde se mantiene el sentido de “familia”.

Jason Statham es la representación
del mal acechante, tema recurrente
en el cine de James Wan


         La película recorre el mundo nuevamente. Se recuperan a los personajes que estaban distanciados para encontrar sorpresas. No queda cabo suelto y lo imposible viene a reinar. A pesar de golpes, balaceras, estallidos, no hay rasguños siquiera. Eso no importa (y a quien le importe, le recomiendo que no vaya a ver este tipo de película donde la lógica es inexistente por fortuna). El villano se ha convertido en monstruo humano que nos refiere al Jason de Halloween omnipresente e indestructible que se aparece por todos lados y es la representación del mal acechante, tema favorito del realizador Wan, que imparte su extremo sentido de lo cinematográfico.

Un genio contemporáneo: James Wan



         Hay una secuencia-homenaje al desaparecido Paul Walker y la cinta está dedicada a su memoria. De esta manera se hace un micro resumen de la saga y se le da, ahora sí, lógica terminación, reverenciando a quien fuera un gran actor de películas menores en el cine actual de Hollywood (fuera de esta franquicia, sus actuaciones fueron en cintas interesantes pero jamás producciones millonarias: al menos, una de ellas es una obra maestra El día del crimen). Y se rinde pleitesía al concepto de familia que tanto se repite en esta película dadas las relaciones entre personajes y la manera en que se protegen entre sí. Al final de la película alguien expresa ¡Increíble! y sí, es el mejor adjetivo para dejar clara la admiración y la sorpresa.  

El desaparecido Paul Walker (1973 - 2013)
nos dejó un grupo de cintas menores, soberbias,
además de esta popular franquicia

sábado, 4 de abril de 2015

CINCUENTA SEMANAS SANTAS

SÓLO DE NOCHE VIENES
1965. Dir. Sergio Véjar.


         Sólo de noche vienes (1965) fue el cuarto largometraje del realizador colimense Sergio Véjar (1928 – 2009) quien había entrado al cine desde los años cuarenta como ayudante en diversos oficios. En 1961 había filmado de manera independiente Volantín que tuvo problemas sindicales por tal motivo pero que finalmente pudo exhibirse, aunque siempre como relleno de programas dobles. Al año siguiente ya pudo filmar una cinta dentro de la industria basada en una obra teatral de Sergio Magaña Los signos del zodíaco y más adelante, la adaptación al cine de la puesta teatral de Las troyanas. Luego de participar en el Primer Concurso de Cine Experimental dentro de una cinta conformada por tres episodios (Viento distante), le llegó la oportunidad de realizar una coproducción internacional con Guatemala y locaciones en El Salvador.

Elena Garro (1920 - 1998)

         La cinta, con argumento original de Elena Garro, adaptado por el productor Manuel Zeceña Diéguez y el propio Véjar, es un melodrama pasional que narra el tema del amor prohibido que conduce necesariamente a la muerte. La acción sucede entre el día previo al Domingo de Ramos para terminar el Sábado Santo. Uno puede pensar que la Semana Santa era una época atractiva para la parte comercial de la cinta al mostrar las procesiones tradicionales, pero es también el mejor marco temporal para confrontar otro tipo de pasión terrenal.

Julio Alemán (1933 - 2012)

         El mexicano Andrés (Julio Alemán) canta frente al mar salvadoreño. Es el día previo al Domingo de Ramos y el hombre ha venido a ver las procesiones religiosas. Su guía ha sido la joven Carmen (Regina Torné) que muestra un interés no correspondido por el Andrés. Éste asiste a una iglesia donde coincide con una hermosa mujer (Elsa Aguirre) que coquetea con él pero quien escapa de su vista. Más tarde, asiste a una fiesta a la cual le ha invitado Carmen y, de pronto, en el jardín, se le aparece la misma mujer, sin imaginar que será la causante de su muerte. A lo largo de la cinta van sucediendo diversos encuentros entre ellos. Resulta que la mujer es cuñada de la joven Carmen y le ha dicho a Andrés que ese es su nombre. En realidad se llama Remedios y es esposa de un poderoso empresario con fuertes nexos políticos.

Elsa Aguirre (1927)

         La cincuentenaria película, con todos sus defectos técnicos y actorales, viene a ser el retrato de un amor enloquecido y febril (al verse en el jardín, se abrazan impulsivamente para besarse con pasión). Remedios es una mujer insatisfecha (el marido la rechaza cuando ella lo necesita para evitar seguir adelante con este amorío; ella lo rechaza cuando ya se ha dado cuenta que no puede dar marcha atrás). Andrés representa una posible forma de escape tanto real como carnal.

Doy mi salvación por tu amor

         Andrés, por su parte, es un hombre tranquilo que, tal vez, por la canción que interpreta, tuvo algún desengaño amoroso. Espera algo. La visión de esa mujer en la iglesia lo inquieta. La casualidad de que sea la cuñada de Carmen (sin que él lo sepa) le permite el reencuentro. Las razones sociales de Remedios la llevan a convertirse en una especie de fantasma que aparece y desaparece. El proceso romántico es paulatino ya que va de las primeras citas de besos y caricias hasta llegar a la consumación sexual.

¿Quién deja escapar la vida?

         En el jardín, Andrés besa a Remedios hasta que ella le pide que la deje ir. Le responde “No. ¿quién deja escapar la vida?” al tiempo de que le acaricia los labios. Luego, ante una frase que suena cursi pero premonitoria, le expresa “Déjame ver tus ojos para conocer el color de mi suerte” ante lo que la mujer le dice “Míralos. Son negros”. Mientras van en el auto hacia un lugar de encuentro, ella expresa “Todo el día pensé en ti y pensé en la muerte” a lo que Andrés responde “Eres mi vida, lo supe desde que te vi”. En realidad es una vida limitada como su propia relación y ante los obstáculos que Andrés jamás llegará a conocer, solamente ser víctima de ellos para rematarlo al gritar en una montaña “Doy mi salvación por tu amor”. Finalmente, en el mar, el viernes santo, luego de haber hecho el amor, ella le dice “Tengo miedo del castigo, nuestro pecado se agranda en este día”.

Eres mi vida, lo supe desde que te vi

         Y sí, ocurre el castigo. Andrés ve a Carmen durante la Procesión de la Virgen. Le llama pero una mano anónima con una pistola le dispara. Andrés cae al suelo, la mira desfallecido y Remedios, sin importarle nada, se arrodilla frente al hombre. El rostro del hombre se congela mientras se sobreponen imágenes de la procesión que muestran la pasión del Cristo. Ella acerca su rostro lacrimoso a la cabeza del hombre que muere. La imagen final es el de la Dolorosa.

Nuestro pecado se agranda en este día

         Este toque final le da sentido a la época de pasión, religiosidad y pecado a un melodrama basado en el argumento de una mujer inteligentísima que confrontaba a dos muertes liberadoras, aunque los motivos fueran diferentes, para destacar la excelsitud del amor enloquecido y febril. 

Otra Dolorosa ante la muerte de su amado
        

  















jueves, 2 de abril de 2015

MEMORIAS DE ISMAEL RODRÍGUEZ

“MI CINE VIVIRÁ POR SIEMPRE”



         Es un volumen pequeño con apenas 106 páginas y sin fotografías. En la portada viene solamente una, del personaje que cuenta sus memorias, quizás de cuando tenía menos de la cincuentena. Ismael Rodríguez (1917 – 2004) debutó como director de cine en 1942 y se convirtió en el “más joven del mundo”, ya que Orson Welles le había ganado el estreno el año anterior, aunque con un aniversario más de vida. El crítico Gustavo García (1954 – 2013) realizó largas entrevistas que editó en forma de libro. (Rodríguez, Ismael. Memorias. CONACULTA, 2014).

Un joven Ismael Rodríguez.


         Este libro, como ocurrió con “Vida cinematográfica” de Juan Bustillo Oro, aporta otras dimensiones a nuestro conocimiento, pero sobre todo a nuestras fantasías, del cine mexicano. No es lo mismo ver el fenómeno fílmico desde la obra misma que bajo un contexto histórico, o a través de sus técnicos, bajo la mirada personal de los mitos interpretando personajes en la pantalla, pero sobre todo, directamente por el productor – realizador. Sobre todo si se trata de quien fuera un genio en su momento cuando todo lo que tocaba se convertía en oro.

María y Dolores se llevaron bien durante la filmación...


         Sus memorias nos llevan a los inicios del cine sonoro, a sus primeros trabajos como mensajero, pizarrista, asistente, técnico diverso, hasta que llega el momento de ser el encargado directo (dinero, creación, dirección) de su obra. Así narra cómo trabajó con Emilio Fernández, Chano Urueta, Rolando Aguilar, entre otros, y cómo eran en su trabajo.

Muchos obstáculos para conseguir
a Toshiro Mifune para Ánimas Trujano.


         Al haber sido perpetrador de una obra trascendente, que cualquier cinéfilo verdadero debe conocer, es muy divertido e interesante complementar la visión con los hechos detrás de las filmaciones. Así habla de Pedro Infante y sus inseguridades; de la relación María Félix – Dolores del Río; de las tribulaciones para conseguir finalmente a Toshiro Mifune; de las limitaciones con El niño y el muro.

El niño y el muro, uno de sus grandes éxitos.


         El tono nunca deja de ser optimista. Aún en sus obras muy menores (ya en sus postrimerías: Dos tipas de cuidado, Solicito marido para engañar, entre otras), las defiende como parte de sus intenciones de cautivar y atrapar a las mayorías porque “el cine no se hizo para los críticos, sino para el público” como le expresó su amigo Frank Capra.

Las buenas intenciones en tiempos
terribles para el cine mexicano...


         Y es significativo enterarse que tuvo buena relación con Capra quien fuera en su momento taquillerísimo, pero siempre bajo el rechazo de la crítica que consideraba a sus cintas idealistas y engañosas. Con toda la distancia necesaria, podrían compararse a ambas carreras. Rodríguez con sus ambientes populacheros, siempre positivo a pesar de las tribulaciones de la vida; Capra utilizando al hombre común y corriente. No es extraño, entonces, que una de sus obras superiores, o sea Los hermanos Del Hierro, haya fracasado con el público como sucedió con El mandamiento supremo (Meet John Doe, 1941) de Capra, al salirse de las convenciones de los géneros que utilizaban, pensando más en las reflexiones existenciales que en la fórmula. (Por cierto, narra que Dolores del Río fue su primera opción para el rol finalmente interpretado por Columba Domínguez, pero la diva no aceptó ser madre de Antonio Aguilar).

Antonio Aguilar coprodujo Los hermanos Del Hierro
saliéndose de sus cintas convencionales.



         El libro es extraordinariamente ameno, como las películas del entrevistado. Vuelve el lector a vivir momentos, a sentir atmósferas, a querer revisar la producción de quien fuera uno de los más grandes y audaces directores que tuviera el cine nacional (revise la forma en que logró dar vida fílmica a Los tres huastecos). Obligada para los amantes del cine mexicano.  

Toda una audacia técnica y difícil
para lograr a tres Pedros en una imagen...