domingo, 24 de junio de 2012

MELANCOLÍA Y OTROS VÍDEOS


MELANCOLÍA
(Melancholia)
2011. Dir. Lars von Trier.

MIS TARDES CON MARGUERITTE
(La tête en friche)
2010. Dir. Jean Becker.

LA INCREÍBLE HISTORIA DE ALBERT NOBBS
(Albert Nobbs)
2011. Dir. Rodrigo García.

INMORTALES
(Immortals)
2011. Dir. Tarsem Singh.

¡ESTO ES GUERRA!
(This Means War)
2012. Dir. McG.

GIGANTES DE ACERO
(Real Steel)
2011. Dir. Shawn Levy.

FURIA DE CENTURIONES
(Centurion)
2010. Dir. Neil Marshall.

         Hay mucho cine que tenemos que ver en vídeo. Ya no queda otra porque el trabajo, la distancia, lo que Ud. quiera, hace que no podamos llegar a las salas de cine. La gran ventaja es que para cuando llegan muchas cintas a pantalla grande ya han salido en DVD (¡o Blu-ray magnífico!) previamente (excepto con los estrenos simultáneos y recientes, claro, aunque la piratería ayuda pero con copias infames: no es lo indicado). Aquí reviso varias cintas que tal vez ya vieron, o pueden conseguirlas en videoclubes, o podrán ver en la Cineteca esta semana ( 26 y 27 de junio: “Melancolía”).


Melancolía es la siguiente cinta pretenciosa de quien fuera un deslumbrante cineasta. Luego de la obvia “Anticristo” (2009) con su imagen del antijardín del edén como sardónica broma a sus espectadores (que cayeron redonditos como moscas impresionadas en un ambiente de insecticida en aerosol) al mostrar al matrimonio como infierno en la tierra, ahora vuelve a las andadas. El primer juego hacia el espectador es dar a entender que su cinta es sobre la melancolía (esa tristeza inexplicable que definieron los griegos) cuando es el nombre de un planeta que se acerca fatalmente para chocar con el nuestro y provocar la destrucción total. La cinta tiene dos partes: primero es “Justine” (Kirsten Dust, excelente y seductora) quien se va a casar, a pesar de la amenaza, mostrando una falsa alegría y echando a perder su fiesta de bodas. Luego es “Claire” (Charlotte Gainsbourg, fea pero magnética), su hermana, con la cual está pasando los momentos previos al desenlace. Al querer mostrar una sociedad decadente como metáfora de aniquilación, Von Trier cae en el ridículo total porque todo es superficial, volviendo a caer en la obviedad. En vez de llegar al delirio, cunde el tedio. No puede negarse que alguna vez deslumbró y ofreció melodramas excelsos. Es otro triste equivalente a los desprestigiados Reygadas que se ganan premios porque es la moda, lo que hay que hacerse, para continuar con la entropía que nos llevará hacia esa destrucción: es más divertida en la vida real.


Mis tardes con Margueritte es la penúltima cinta de Jean Becker, surgido en la Nueva Ola (hijo de otro gran realizador), quien ahora, a sus casi 80 años, nos muestra una historia conmovedora. Basada en una novela de Marie-Sabine Rogier (que puede conseguirse en librerías) cuyo título original es “La cabeza en la nada” porque el personaje principal, Germain (Gérard Depardieu) es un hombre lento, ingenuo, ignorante, con una madre que lo desprecia aparentemente, y cuya existencia se mejora cuando conoce casualmente a la anciana Margueritte (Gisèle Casadesus, con 95 años encima) quien le abre los ojos a la lectura y a la ternura nunca experimentada.  La hermosa película es una metáfora sobre las oportunidades que están flotando sobre el aire para que seamos mejores: si las tomamos o no, dependerá de muchas circunstancias, pero siempre de nosotros mismos.


La increíble historia de Albert Nobbs sucede a finales del siglo XIX en Irlanda. Albert Nobbs es una mujer que se ha hecho pasar como hombre desde que era adolescente, luego de ser violada, como una manera de protegerse y subsistir. Ha sido mayordomo y mesero desde entonces. La llegada de otro personaje semejante que la descubre y luego le confiesa su naturaleza verdadera (otra mujer travestida) le incrementa sus ilusiones de una vida normal que la lleva, por desgracia, a su destrucción. Glenn Close, fea y andrógina, ofrece una actuación impactante que todavía es sobrepasada por Janet McTeer (todavía más hombruna en sus rasgos y estatura) como su inesperado cómplice. La trama se basa en un cuento del libro “Vidas célibes” de George Moore, autor naturalista irlandés, bohemio que escandalizó a la sociedad de su tiempo con sus escritos. Quizás una película sobre este personaje sería más interesante.


Inmortales es una cinta visualmente esplendorosa.  Los efectos por computadora son evidentes pero dan lugar a espacios y situaciones que llaman la atención del espectador y complementan la que, de por sí, es una trama simple que habla del libre albedrío, de la supuesta inmortalidad que en realidad deviene trascendencia. Henry Cavill, un actor con buena presencia pero poco carisma, interpreta a Teseo, campesino que llega a la heroicidad gracias al patronazgo de Zeus, el gran dios del olimpo.


¡Esto es guerra! es una comedia tan simple y tan boba que se salva gracias al atractivo reparto: Chris Pine es el más blandengue, pero Reese Witherspoon con su gracia natural y Tom Hardy finalmente en un rol ligero que acentúa su magnetismo dan vida a tres personajes tan inverosímiles y harto convencionales: dos agentes de la CIA, grandes amigos que dan lugar a ese homoerotismo tan común que existe pero no se consuma, conocen a la misma mujer y se tornan rivales. Ella no sabe a cuál seleccionar. Ellos utilizan sus recursos tecnológicos para espiarla y espiarse. La cinta fue un gran fracaso crítico-taquillero (para las expectativas económicas usuales) pero en realidad es una comedia amable que será mejor valorada con el paso del tiempo.


Gigantes de acero ocurre en un futuro cercano: los boxeadores han sido reemplazados por robots para llegar a excesos que con seres humanos serían fatales y carniceros.  La cinta narra la historia de un pícaro manejador ambulante con robot viejo y barato que vive emproblemado por deudas y audacias mal pensadas. La reunión con un hijo de once años le llevará a darse cuenta del desperdicio de su existencia. La mera presencia de Hugh Jackman (quien es ejemplo de lo que significa ser una estrella magnética, una personalidad del cine, independientemente del talento: otros casos serían Clooney, Pitt o Denzel Washington; Willis y Neeson en su momento; Michael Fassbender, más recientemente) eleva a la película. El realizador no cae en el chantaje sentimental ni en la salida fácil. Tampoco hay un robot mágico que repentinamente adquiera vida: todo es inherente a la naturaleza humana, al valor de los sentimientos. Gran entretenimiento con sensibilidad.


Furia de centuriones es otra versión de la misma trama de “El águila de la legión perdida” (McDonald, 2011) donde se narraba la desaparición de una legión romana en tierras escocesas. Mientras que en ésta, el punto de vista era más novelesco (el hijo del general extraviado buscaba recuperar el honor del padre) en la que ahora les comento se centra en el sentido épico y en el enfrentamiento con la tribu bárbara. Quintus (Michael Fassbender) sobrevive con otros pocos soldados a una emboscada sangrienta que produce la eliminación de dicha legión. Junto con sus amigos debe recobrar el honor y vengar la muerte de sus congéneres. Visualmente impacta y el personaje de una guerrera casi indestructible (Olga Kurylenko) mantiene el suspenso (y la indignación) del espectador.

sábado, 16 de junio de 2012

PROMETEO Y OTROS SERES


PROMETEO
(Prometheus)
2012. Dir. Ridley Scott.

COLOSIO: EL ASESINATO
2011. Dir. Carlos Bolado.

BLANCANIEVES Y EL CAZADOR
(Snow White and the Huntsman)
2012. Dir. Rupert Sanders.



            Prometeo nos devuelve a Ridley Scott a los terrenos de Alien: el octavo pasajero (Alien, 1979) con esa atmósfera oscura y amenazante. En realidad viene a ser el antecedente de dicha cinta aunque al principio no lo parezca. Dos prólogos separados por siglos donde primero un ente extraño, musculoso-deforme, se sacrifica para crear la vida sobre nuestro planeta. Luego, un grupo de científicos descubre una serie de pinturas rupestres que dan a entender el origen de estos personajes: deciden, entonces, ir en su busca al más recóndito de los posibles planetas. Pasan más de dos años y ha llegado el momento en que una tripulación que se ha mantenido en estado criogénico, al cuidado de un sofisticado robot llamado David (Michael Fassbender, rubio, atractivo, versátil), despierta para que la nave pueda llegar a su destino. A partir de este momento comienza el descubrimiento de los verdaderos motivos de los seres que generaron a la humanidad; la revelación de los armamentos que en realidad devendrían criaturas indestructibles; la fatua ambición de la inmortalidad por parte de un personaje viejo que representa a la sociedad en que vivimos (aunque la acción suceda en las postrimerías del 2093).



            Scott es un realizador talentoso e inteligente. No se deja llevar por la salida fácil y su manejo de la acción resulta turbulenta, inesperada, contínua. Como en tantas otras películas, sus personajes femeninos son fuertes (Charlize Theron, bella y fría se contrapone con la sueca Noomi Rapace, desangelada pero tenaz) y llegan a sobrevivir o morir, pero nunca en vano. Scott es cuidadoso con la imagen porque los efectos especiales son precisos: no se nota un error técnico. Recurre a la exageración narrativa con la finalidad de mantener al espectador en el constante suspenso (a estas alturas del cine de acción, cualquier persona que rechace extremos como una cesárea exprés para que su víctima siga adelante con su misión, resultará ser persona boba amargada o ingenua: se parte de ficción y fantasía, no podemos exigir lógica). Finalmente es una vuelta a los orígenes: tanto Scott como la trama misma viene a ser un cierre explicativo aunque todavía exista otra serie de interrogantes que quizás nos resuelva una secuela.



            Prometeo, en la mitología griega era un titán: ser gigantesco que quiso proteger al hombre, robó el fuego a los dioses para brindarlo a la humanidad: por esto, fue castigado. En esta cinta tenemos una gran ironía metafórica ya que el titán llega al grado de dar origen a nuestra civilización para luego darse cuenta de que no contó con las debilidades del producto - hombre. No obstante, Scott agrega un soplo de esperanza. El robot David, mientras cuida a la tripulación dormida, juega, aprende y ve películas del lejano pasado, entre ellas, la que es su favorita: muestra la escena de Lawrence de Arabia (David Lean, 1962) donde el personaje apaga un cerillo entre un dedo y su pulgar: uno de sus compañeros intenta lo mismo y exclama que le duele, a lo que Lawrence le contesta que “el truco consiste en que no te importe que te duela”. Esto se convierte en una especie de regla para el ser mecanizado que imita al humano por lo que éste a su vez adquiere una lección de fortaleza. Extraordinaria película.

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Colosio: el asesinato es otra película que, como los documentales Presunto culpable o De panzazo realiza una supuesta denuncia de la corrupción que se queda en mera “anuencia” porque simplemente expone sin mayores expectativas. Narra su teoría sobre los motivos del asesinato y la forma en que ocurrió el mismo desde lo que siempre ha sido  la explicación usual que ofrece cualquier ciudadano: lo mandaron matar desde dentro del mismo ámbito de altísimo poder. La película insiste en que es una “ficción” basada desde los hechos reales. Se manda realizar una investigación privada paralela a la oficial sobre el asesinato. Uno se pregunta los motivos de llevarla a cabo porque finalmente resultará en el exterminio de los involucrados: pretexto narrativo inútil como la cinta misma. ¿Qué va a pasar? ¿Reabrirán el caso? ¿Castigarán a los corruptos ex políticos? La cinta pudo llamarse “Fulano de tal: el asesinato” y se llegaría a la misma cosa. El director Bolado “deslumbró a sus cuates” con Bajo California: el límite del tiempo (1998) para luego demostrar su pequeñez en Sólo Dios sabe (2005), una mescolanza de símbolos religiosos y oníricos. Ahora entra a la acción seudopolítica y uno mejor sigue llorando por la corrupción que nos inunda en este país donde nunca pasa nada. Debe destacarse una buena ambientación y un reparto que va desde el estereotipo (Giménez Cacho instalado en político corrupto pleno de lugares comunes) hasta las presencias camaleónicas, maravillosas, intermitentes y efímeras (Harold Torres, Karina Gidi, Gustavo Sánchez Parra). 


(Harold Torres interpreta el rol de Aburto y otros sospechosos)

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Blancanieves y el cazador es una interesante vuelta de tuerca al famoso cuento de los hermanos Grimm. La jovencita es encerrada por su madrastra, asesina del padre en noche de bodas, hechicera que se ha mantenido inmortal y cuyo destino reside en la hijastra. Ahora la cinta se prende de la acción, la joven es guerrera (Kristen Stewart), el objeto de su amor es el cazador (Chris Hemsworth) que se enamora de ella, aunque como en todo cuento sobre clases sociales diferentes, no se consuma el matrimonio como pasaba con el periodista Gregory Peck viendo de lejos a la princesa Audrey Hepburn al final de La princesa que quería vivir (Roman Holiday, Wyler, 1953). Una gran lección sobre el amor que vence a la muerte, aunque la subtrama establezca que no viola las reglas entre nobleza y proletariado. Charlize Theron en otra película estrenada poco antes de Prometeo para recordarnos que belleza y talento no son necesariamente opuestos.