sábado, 19 de octubre de 2013

MÉXICO CONTRA EL FASCISMO


UN LIBRO INDISPENSABLE
por Roberto Villarreal Sepúlveda

(Texto de presentación del libro "Cine y propaganda para Latinoamérica")
 


 

En una entrevista al historiador Marc Ferro, personaje icónico del concepto “Cine e historia” se le preguntó:

-¿Cómo llegó a considerar el cine de ficción para el análisis de la historia?

“El cine es un poco como las novelas en la literatura; es decir, entrega a menudo una verdad social tan grande como los discursos políticos. En los filmes de ficción muchas veces vemos hechos y análisis que no entregan ni los documentos oficiales ni los discursos ni las estadísticas".

Y al solicitársele un ejemplo comentó:

-¿Recuerda algún ejemplo representativo?

"Está mi experiencia con las películas rusas de los años 1925-1930, donde se ve bien cómo vivía y se comportaba la gente en las ciudades y en el campo. El filme soviético 'Tres en un sótano' (1927) es la historia de una pareja en que el marido trabaja en una fábrica y ella es dueña de casa. Un día, llega un amigo desempleado a alojarse con ellos, quien tiempo después se convierte en amante de la mujer. Ella queda embarazada y los amigos -el marido y el amante- juegan a las cartas para saber de quién es el bebé. La esposa se escandaliza al verlos y va a una clínica para abortar, donde hay filas de mujeres esperando. Al final del filme, ella dice: 'Desde ahora seré una mujer libre y voy a ir a trabajar'. Eso es en 1927, pero jamás se habló del tema en la historia tradicional, ni Trotsky ni Lenin ni nadie lo hizo. Y, sin embargo, uno ve que era una realidad de la época, lo cual entrega una mirada absolutamente asombrosa de la Rusia de 1927".
(entrevista publicada en El Mercurio, de Santiago de Chile, en 2009)

                Esas miradas son las que nos va descubriendo Francisco Peredo en esta monumental obra con la cual alcanzó su Doctorado en Historia. Siempre se dice que toda película es un testimonio o documento. Otra forma de leer la realidad aunque sea indirectamente. Los vestuarios, los automóviles, las calles que vemos en las imágenes silentes (por mencionar un período ya lejano y que sentimos ajeno), nos ofrecen un panorama de cómo vivían nuestros antecesores en otros tiempos. Las actitudes, costumbres, diálogos, nos permiten confrontar una época con la nuestra para notar cambios, variaciones o diferencias.

 


            El autor nos explica que su tesis utiliza a las películas como documentos susceptibles de análisis, interpretación y explicación: puntos de partida y base de un estudio de carácter histórico, y el tema particular reside en la propaganda ideológica a través del cine latinoamericano. En esta segunda edición, aumentada con nuevos datos e ilustraciones, se plantean los antecedentes de las potencias europeas que crearon conflicto (el nazismo en Alemania, el fascismo en Italia, la guerra civil española para llegar al momento del enfrentamiento bélico) para dejar claras sus intenciones de penetración dentro de lo que era el medio más influyente de comunicación en la época. Argentina, España y México eran los países líderes en la producción cinematográfica. La supuesta neutralidad de Argentina y el apoyo franquista a los nazis hizo que Estados Unidos centrara su apoyo en México para fomentar el nacionalismo y contrarrestar las intenciones del fascismo para introducirse sutilmente en el espectador de la América Latina. Lo que ahora llamamos “la época de oro del cine mexicano”, más que explicarse tradicionalmente por las faltas de recursos técnicos y materiales y el cierre de mercados para Hollywood, ahora adquiere otro matiz porque Francisco Peredo, en su minuciosa investigación establece el trasfondo que dio lugar al apoyo norteamericano dentro del cine mexicano.

De esto nos habla el Dr. Peredo en su libro que se encuentra estructurado en tres bloques y seis capítulos. Un primer bloque de antecedentes y contexto histórico. El siguiente donde se trata ya de la industria fílmica y películas clasificadas por géneros para llegar a lo que será el desenlace y las consecuencias. De ahí que se tenga un tratado desde los años treinta hasta principios de los cincuenta.


Mapy Cortés en "Las cinco noches de Adán" (Martínez Solares, 1942), ejemplo del cine que fomentaba el panamericanismo, a través de la conga, la canción ranchera o el tango...
 
Es imposible tratar en esta charla por completo, o minuciosamente, todo lo que resulta ser un libro rico en detalle, que nos llevaría horas. Destacaré una sección que se me hace deliciosa y se llama “El cine que yo soñé”. Francisco Peredo disecta temas como el panamericanismo mostrado en cintas musicales que ahora resultan mera curiosidad porque eran canto a las américas y una forma de insistir en la unidad entre naciones al mostrar personajes de diversas nacionalidades en alguna situación amorosa donde finalmente la armonía imperaba como pasa en “Las cinco noches de Adán”; la hispanofilia que sirvió como alegoría para mostrar la ruptura civil en España como sucede en “La barraca” o la demostración de amor hacia los refugiados españoles como en “Los hijos de don Venancio” o “Los nietos de don Venancio”; a su vez, la adaptación de literatura latinoamericana como reforzamiento de identidad: se recreaba a otro país a través del cine mexicano con fuerza y realismo como sucedió con Rómulo Gallegos quien fuera adaptado en diversas ocasiones (“Doña Bárbara”, “Cantaclaro”, etc.) y hasta escribiera un guión original (“La señora de enfrente”) como mensaje de unión e identidad transmitido hacia el país de origen, como era en este caso, Venezuela; lo mismo sucedió con la literatura universal que permitió mostrar el lujo y la prosperidad de la industria del  cine mexicano aparte de exaltar los valores clásicos positivos de unidad y lucha contra la injusticia (“El conde de Montecristo”, “Los miserables”, “El camino de los gatos”).
 


Luego se llega al tema de “la búsqueda de la mexicanidad” que se ocupa de lo que son los “géneros” del cine mexicano que finalmente se podrían aglutinar en “melodrama” con sus variaciones.
 


Al hablar de la “Escuela Mexicana de Cine” nombrada así por el éxito obtenido por el equipo de Emilio Fernández que se coronaría al ganar premios en Cannes con “María Candelaria” se discute la oposición del gobierno por tratar el tema de la revolución que se hizo presente con “Flor silvestre” para luego llegar a “Las abandonadas” con la mención de la banda del automóvil gris. Tal parece que no era favorable para el discurso de unidad nacional, pero tampoco era bueno mencionar hechos donde estaban involucrados militares.

No así con el porfiriato que se dedicaba más a los problemas sentimentales que a los sociales durante la dictadura, sin exaltar al personaje, como pasa con “México de mis recuerdos”, por ejemplo, donde el Dr. Peredo nos habla del corte de una imagen donde una viejecita le besaba la mano a Porfirio Díaz el día de su partida de México. El melodrama ranchero venía a ser el espacio folklórico, idealizado con inocencia, en el cual irrumpía de pronto otra realidad como el caso de las “gringas”, objetos de pasión amorosa, en “Los tres García” y “Guadalajara pues”, por ejemplo, aunque su popularidad como género ya venía desde “Allá en el rancho grande” (1936).

La época dio lugar a la realización de un subgénero insólito para el cine mexicano con argumentos bélicos: “Cinco fueros escogidos” o “Tres hermanos”, por ejemplo, donde la primera sucedía en un pueblo europeo invadido por nazis que vengarían la muerte de uno de sus oficiales, matando a su vez a personas del pueblo que se tornaban solidarios y hasta voluntarios por orgullo como demostración de su sentido cívico, social, patriótico. En “Tres hermanos”, los personajes que no eran norteamericanos pero vivían en Estados Unidos, se debatían emocionalmente para ir a la lucha de un país que no era suyo, como mensaje sublime de apoyo a quien era protagonista principal del conflicto.

La religión fue simbolizada por el guadalupanismo y la biografía cristiana como “La virgen que forjó una patria” que partía del hecho de la independencia que portaría el estandarte de la virgen para narrar la historia del milagro del Tepeyac, para aprovechar el fervor católico como medio de unión entre el pueblo. Lo mismo sucedió con “La virgen morena”, o con el personaje de Cristo en “Jesús de Nazareth”.

El cine histórico daba lugar al nacionalismo rampante y, ahora sí, a la exaltación del héroe y uno de sus grandes exponentes fue “Simón Bolívar”, entre otros, así como las biografías de Morelos.


No he comentado, con todo propósito, el tema del espionaje. En un momento más se exhibirá su mejor ejemplo que es “Soy puro mexicano” y creo que Francisco o Genaro podrán platicar más de ella. Lo interesante es que muchas de las situaciones que describe Francisco en su libro, han sido eliminadas de las copias que circulan de la película. Una imagen de lo que significaba la amenaza del mundo hacia México y el macho bragado mexicano, sin miedo, que podía confrontarla.

Como todo tiene un inicio, lo mismo existe una conclusión. Pasó la guerra y el cine mexicano dejó de tener el interés y apoyo por parte de Estados Unidos que tendría que buscar la recuperación de sus mercados. México siguió adelante con una producción promedio, considerando que ya estaba encarrilada la industria.

Lo más importante de este libro es que abre otras perspectivas y puntos de vista hacia lo que ya eran argumentos manidos, sin explicaciones, de una época de auge en el cine mexicano. Es lectura obligatoria para quienes gustan y se complacen con sus películas. Agradecemos al Dr. Peredo la oportunidad de compartirlo y disfrutarlo.