domingo, 25 de agosto de 2019

UN MADURO CUENTO DE HADAS


HABÍA UNA VEZ EN HOLLYWOOD
(Once Upon a Time in… Hollywood)
2019. Dir. Quentin Tarantino.
         Así como empiezan los cuentos de hadas, es lo que viene a definir la más reciente cinta de Tarantino quien se va a una de las etapas más importantes y definitivas en la historia de Hollywood: 1969 fue el año en que se estrenaría Busco mi destino (Easy Rider, Dennis Hopper) para que el cine independiente sentara sus reales dándole paso a la figura del director o escritor que proponía los temas adecuados para las nuevas audiencias; también marcó el final de las grandes producciones, las musicales que fracasaban (El camino del arcoíris, Coppola y, sobre todo, ¡Hola Dolly!, Gene Kelly): la televisión iba adquiriendo nuevamente notoriedad y se tornaría en el refugio de los ídolos de la pantalla que ya iban envejeciendo o no eran del agrado de los jóvenes espectadores, además de ir alimentando en sentido contrario al cine con las estrellas que surgían de la televisión (Goldie Hawn o Sally Field, por ejemplo). 
         E insisto que es un cuento de hadas porque Tarantino nos propone la fórmula maravillosa que le dio notoriedad a Bastardos sin gloria (Inglorious Basterds, 2009) al cambiar la historia real para proponer otros caminos de lo que pudo haber sido: ahora, gracias a los héroes veteranos del Hollywood que fenecía, y ahí sí, sin remedio. Rick Dalton (Leonardo DiCaprio, fantástico) había surgido en una popular serie de 1958 para que años más tarde, se viera como protagonista de cintas con bajos presupuestos y papeles como invitado especial a algunos episodios de las series que estaban ahora de moda. Siempre lo ha seguido su doble de pantalla Cliff Booth (Brad Pitt quien confirma su atractivo) que también le sirve como chofer y guardaespaldas. Su decadencia lo tiene preocupado, más aún cuando un agente Marvin (Al Pacino) le propone filmar un espaghetti western en Italia “bajo la dirección del segundo realizador más importante del género: Sergio Corbucci”. (Hay que pensar que Tarantino le da el primer lugar a Sergio Leone).
         Al mismo tiempo que nos enteramos de vida y obra de Dalton, se inserta una segunda historia, ahora de éxito: Roman Polanski y Sharon Tate (Margot Robbie) se han mudado como vecinos de Dalton. Éste lo menciona a Cliff cuando se topan carro a carro como el director con el cual todos quieren filmar luego de La semilla del diablo. Tate está apenas despuntando luego de haber aparecido en El valle de las muñecas (Mark Robson, 1967) y ahora tiene en las pantallas de cine Las demoledoras (Phil Karlson, 1968), lo que da lugar a una secuencia extraordinaria donde el personaje que interpreta a Tate, la mira y se asombra cuando asiste a una sala de cine para verse en la pantalla donde aparece la verdadera Tate: un momento en el cual la ficción se enfrenta con la realidad para recrear un momento que tal vez nunca existió y nos subraya que en este cuento, todos son personajes en una trama que ojalá hubiera sucedido.
         Hay otro momento muy significativo donde Rick toma un descanso mientras filma su rol especial como villano en la serie Los Lancer donde el actor es James Stacey (Timothy Oliphant) quien lo ha recibido con regocijo. No obstante, en este descanso se topa con una niña actriz, seguidora del Método de Stanislavski – Lee Strasberg con la cual discute un libro que éste va leyendo y que habla de la decadencia de un actor, lo que pega en la realidad propia de Dalton quien sufre un relativo shock de identificación, depresión, pero luego, al ser reconocido por su perfecta actuación, todo lo olvida. Cliff, mientras tanto ha ofrecido un aventón a una jipi hasta un rancho que servía como locación de películas del oeste: ahí se da cuenta que el mundo ha cambiado. El dueño está ciego y vive complacido al lado de varios jipis a los cuales les ha permitido establecer su comuna. Un incidente servirá para redondear el episodio final de la película.
         Pasan seis meses durante los cuales Rick adquiere cierta popularidad por varias cintas filmadas en Italia y Sharon Tate ya muestra un avanzado estado de embarazo. Lo demás no se puede describir pero será una sorpresa para quienes no lo esperan, pero conocen la historia de los crímenes de Charles Manson. Quienes desconozcan esta trama acerca del asesinato de Sharon Tate, la verán como una secuencia a la altura de lo que nos tiene acostumbrado Tarantino, extrema, cruel y gráfica. 
         La cinta es otro homenaje que realiza Tarantino a sus raíces cinefílicas y que lo muestra, como pasó con Almodóvar con su Dolor y gloria, en completa madurez. En la versión original (que es la que debería de verse solamente) no se subtitulan algunos comentarios de la radio o de la prensa donde se reconocen a títulos de cintas emblemáticas de 1969 (El hombre ilustrado, Jack Smight), pero hay muchas marquesinas que ofrecen el panorama de estos tiempos. Las referencias visuales de series de televisión en la proporción de pantalla adecuada o de otros programas en los cuales había intervenido Dalton (FBI o como anfitrión de Hullabaloo). Además, utiliza el logotipo de ese año que aplicaba la Columbia Pictures en sus películas. La dirección artística es impecable como todos los elementos técnicos. Tarantino reescribe la historia para rendir homenaje a una era que nos marcó aunque sea solamente en la pantalla: como niños que se van a dormir, nos cuenta un cuento para soñar, aunque al despertar, la realidad siga siendo tan terrible como siempre.


martes, 13 de agosto de 2019

VIDAS DELICIOSAS


LA VIDA SECRETA DE TUS MASCOTAS 2
(The Secret Life of Pets 2)
2019. Dirs. Chris Renaud y Jonathan de Val.
         Luego de la admirable cinta original donde conocíamos a Max, el terrier de Katie desde pequeño, para que viviera aventuras impensadas cuando llegaba a su vida Duke, un perro callejero adoptado por su dueña, que le hacía conocer su suerte, sin que esto jamás llegara a ser del conocimiento de su dueña, ahora nos llega la secuela, tan admirable e inventiva como su antecedente. Ahora Katie conoce a Chuck, se casa, y da a luz a Liam, un bebé al cual Max primero desprecia pero luego llega a amar al grado de que se vuelve una angustia permanente sentirse responsable de su seguridad. Al mismo tiempo, volvemos a encontrar a Chloe, la gata vanidosa e interesada, a Gidget, la perrita que ama a Max en secreto, a Snowball, el conejito que se siente súper héroe y a Daisy, su amiga perrita quien le pide ayuda para salvar al inofensivo cachorro de tigre que un villano ruso quiere adiestrar a la fuerza. Todo esto sucede simultáneamente al hecho de que Max sale al campo de vacaciones con Chuck, Katie y Liam, conoce a Rooster, el perro guardián de la granja del tío de Chuck para que la vida de todos cambie.  
Max en el campo con el perro guardián Rooster
(la voz de Harrison Ford).
         El humor está presente porque todos los personajes son simpáticos: desde la dulzura de Max, la ingenuidad de Duke, la valentía escondida de Snowball, el sentido moral y cívico de Daisy. El guion nos muestra a los animales que tienen sus propios problemas emocionales como en la divertida secuencia de la visita al veterinario donde Katie lleva a Max porque vive rascándose debido a la tensión que le produce el cuidado del pequeño Liam y, de esa manera, se “humaniza” a la mascota (algo que, de cualquier manera, tiene cierto sentido en la realidad). O tenemos la secuencia en la granja donde Max tendrá que enfrentar su miedo y demostrar que todo es un espejismo: la grandeza y sabiduría de Rooster servirá para ganar la confianza en sí mismo.
Snowball y Daisy que salvan
al tigre Hu.
         Y la trama está tan bien planeada que todas las acciones individuales irán a converger con el retorno de Max a la ciudad donde todos sus amigos deberán buscar la manera de resolver sus encomiendas. Aquí es donde entra una secuencia de acción magistral que alcanzará niveles de heroísmo. Y todo sucede en la noche, mientras los humanos duermen, antes de que amanezca para que todo aparente normalidad, no ha pasado nada cuando en realidad ha ocurrido tanto para beneplácito de un público que debe terminar rendido a los pies de estas mascotas ejemplares.
Max en la divertidísima secuencia en la recepción
del veterinario que cura traumas animales.

sábado, 10 de agosto de 2019

COCODRILOS


INFIERNO BAJO LA TORMENTA
(Crawl)
2019. Dir. Alexandre Aja.
         Haley (Kaya Scodelario) va en busca de su padre Dave (Barry Pepper), del cual no ha recibido llamada, mientras se avecina un huracán categoría 5. Es en Florida. Al llegar a la casa familiar, lo encuentra tirado, manchado de sangre, desmayado, en el piso del sótano que da a un respiradero externo. Cuando intenta sacarlo, un gran cocodrilo la ataca, pero logra salvarse. El hombre vuelve en sí. El nivel del agua empieza a subir mientras se va incrementando la lluvia. De pronto, se dan cuenta que hay otro cocodrilo y que, en el exterior, al desbordarse pantanos y lagunas, los cocodrilos han invadido el lugar: atacan a un trío de ladrones que aprovechaban el abandono del pueblo para cometer sus latrocinios, aparte de otras situaciones. Comenzará una larga y complicada lucha por la sobrevivencia.
         Producida por el maestro Sam Raimi y dirigida por el efectivo, pero usualmente truculento realizador francés Aja, quien encontró su camino a Hollywood gracias al éxito taquillero de sus cintas iniciales, bastante barrocas (Furia, El despertar del miedo) para filmar la nueva versión de La colina del terror (Wes Craven, 1977) que se estrenó en México bajo el título de El despertar del diablo (2006). Finalmente es un director que sabe narrar y domina los elementos básicos del género del suspenso. Esta producción muestra un cuidado que usualmente no se encuentra en el género, sin abusar del objeto de temor: los cocodrilos están como amenaza latente y solamente surgen en el instante preciso. Tampoco los oculta (algo que sí sucedió en los avances de la cinta) y desde la primera, sorpresiva entrada, están completos, acechantes, totalmente tenebrosos.
         La cinta nos presenta a personajes que se encuentran heridos en sus sentimientos. La hija reclama que el fracaso matrimonial de sus padres se debió a la poca atención del hombre hacia la mujer, dedicando la mayor parte del tiempo a forzar y alentar a su hija para que fuera más ambiciosa en sus objetivos. En esta ocasión, la situación límite de una amenaza meteorológica y un peligro inminente de ataque mortal hace que cada personaje tome conciencia del pasado y de lo que fueron esas intervenciones entre ellos. La cinta transcurre dentro del ámbito de las soluciones extremas: quien guste del género sabe que la lógica no puede exigirse de manera rigurosa. No obstante, dentro de lo que sucede, uno acepta las consecuencias y hasta alienta internamente a que se siga el mejor camino para la salvación.
Alexandre Aja y Kaya Scodelario
         Escrita por los hermanos Rasmussen a quienes debemos el guion de la incomprendida y delirante Presas del diablo (John Carpenter, 2010), aunque ahora en otro tono que no llega a lo sobrenatural ni a la patología mental, estamos ante un gran ejemplo de lo que es el cine de terror actual: el enemigo, el acecho, la amenaza, provienen de la misma naturaleza. Gran película.