sábado, 10 de agosto de 2019

COCODRILOS


INFIERNO BAJO LA TORMENTA
(Crawl)
2019. Dir. Alexandre Aja.
         Haley (Kaya Scodelario) va en busca de su padre Dave (Barry Pepper), del cual no ha recibido llamada, mientras se avecina un huracán categoría 5. Es en Florida. Al llegar a la casa familiar, lo encuentra tirado, manchado de sangre, desmayado, en el piso del sótano que da a un respiradero externo. Cuando intenta sacarlo, un gran cocodrilo la ataca, pero logra salvarse. El hombre vuelve en sí. El nivel del agua empieza a subir mientras se va incrementando la lluvia. De pronto, se dan cuenta que hay otro cocodrilo y que, en el exterior, al desbordarse pantanos y lagunas, los cocodrilos han invadido el lugar: atacan a un trío de ladrones que aprovechaban el abandono del pueblo para cometer sus latrocinios, aparte de otras situaciones. Comenzará una larga y complicada lucha por la sobrevivencia.
         Producida por el maestro Sam Raimi y dirigida por el efectivo, pero usualmente truculento realizador francés Aja, quien encontró su camino a Hollywood gracias al éxito taquillero de sus cintas iniciales, bastante barrocas (Furia, El despertar del miedo) para filmar la nueva versión de La colina del terror (Wes Craven, 1977) que se estrenó en México bajo el título de El despertar del diablo (2006). Finalmente es un director que sabe narrar y domina los elementos básicos del género del suspenso. Esta producción muestra un cuidado que usualmente no se encuentra en el género, sin abusar del objeto de temor: los cocodrilos están como amenaza latente y solamente surgen en el instante preciso. Tampoco los oculta (algo que sí sucedió en los avances de la cinta) y desde la primera, sorpresiva entrada, están completos, acechantes, totalmente tenebrosos.
         La cinta nos presenta a personajes que se encuentran heridos en sus sentimientos. La hija reclama que el fracaso matrimonial de sus padres se debió a la poca atención del hombre hacia la mujer, dedicando la mayor parte del tiempo a forzar y alentar a su hija para que fuera más ambiciosa en sus objetivos. En esta ocasión, la situación límite de una amenaza meteorológica y un peligro inminente de ataque mortal hace que cada personaje tome conciencia del pasado y de lo que fueron esas intervenciones entre ellos. La cinta transcurre dentro del ámbito de las soluciones extremas: quien guste del género sabe que la lógica no puede exigirse de manera rigurosa. No obstante, dentro de lo que sucede, uno acepta las consecuencias y hasta alienta internamente a que se siga el mejor camino para la salvación.
Alexandre Aja y Kaya Scodelario
         Escrita por los hermanos Rasmussen a quienes debemos el guion de la incomprendida y delirante Presas del diablo (John Carpenter, 2010), aunque ahora en otro tono que no llega a lo sobrenatural ni a la patología mental, estamos ante un gran ejemplo de lo que es el cine de terror actual: el enemigo, el acecho, la amenaza, provienen de la misma naturaleza. Gran película.