lunes, 8 de noviembre de 2010

TODA UNA DAMA


JILL CLAYBURGH (1944 - 2010)

La semana pasada falleció Jill Clayburgh cuyo nombre no le dirá nada a los jóvenes que me lean o a mis contemporáneos que no vieron sus películas de la segunda mitad de los años setenta. Fue una de las actrices más importantes del cine de esos tiempos, aunque de pronto, comenzó a declinar en su popularidad porque filmó cintas que no tuvieron taquilla y ustedes saben que eso es el pecado capital en Hollywood. Nadie le quitó su categoría y aunque continuó filmando hasta su muerte (hizo mucha televisión y papeles ya secundarios, adecuados para su edad, en cintas menores) o actuando en teatro, no recuperó ese nivel.

Su primer estelar fue la fallida “Gable y Lombard” (Sidney J. Furie, 1976)donde interpretaba a la comediante Carole Lombard en su etapa de relación con Clark Gable (James Brolin): la fuerza de las estrellas originales era superior a las representaciones fílmicas. Sin embargo, ese mismo año filmó una comedia maravillosa llamada “El expreso de Chicago” (Silver Streak, Arthur Hiller) que fue un taquillazo, al lado del entonces popularísimo Gene Wilder.

En 1978 filmó su cinta más representativa e importante que le ganó la Palma de Oro en Cannes y la nominación al Óscar:

“Una mujer descasada” (An Unmarried Woman, Paul Mazursky) ya que mostraba una imagen más liberada y feminista en una época cuando resurgía el interés por los roles femeninos en el cine. Su personaje, Erica, sufría el abandono de su marido por una mujer más joven. Ella encontraba a un pintor (Alan Bates)
que le pedía dejar todo por él, aunque ella anteponía su sentido de independencia antes que la soledad. Cuando el exmarido volvía pidiéndole otra oportunidad, ella lo rechazaba. La cinta tocaba fibras importantes en las espectadoras de esos finales de década y logró una identificación inesperada.

Luego vinieron los extremos:


“La luna” (Bertolucci, 1979) donde hacía el rol de una cantante de ópera, recientemente viuda, quien llegaba al incesto como paliativo de la drogadicción en su hijo adolescente (Matthew Barry) al cual reunía con su verdadero padre;


“Comenzar de nuevo” (Starting Over, Alan J. Pakula, 1979), comedia agridulce donde un hombre divorciado (Burt Reynolds) de su excéntrica esposa (Candice Bergen, extraordinaria) la cortejaba a ella, para luego caer en las redes de la otra y darse cuenta de su error.

Clayburgh había iniciado en el teatro universitario. Procedía de una familia acomodada por lo que tuvo todas las ventajas posibles, pero por suerte, como pocas veces sucede entre las damas rica, poseía talento. Estuvo en Broadway. Se le puede escuchar en la grabación del elenco original de la comedia musical “Pippin” (1972, dirigida por Bob Fosse) que vino a ser otro importante antecedente.

Había que recordarla. Tiene clase y personalidad. Es el tipo de actriz que te atrapa y sin mayor problema te convence de su talento: hablo en presente porque sigue viva en sus películas y ojalá despierte su curiosidad para que la busquen, la vean, la disfruten…