OLIMPO
BAJO FUEGO
(Olympus
Has Fallen)
2013. Dir.
Antoine Fuqua.
Lo que sería un mero discurso de la
hegemonía norteamericana respecto a su posición como “el país más poderoso del
mundo” se convierte en gran entretenimiento y en otro episodio más de la serie
con el súperheroe invencible y sobrenaturalmente invulnerable. Mike Banning
(Gerard Butler en su mejor momento físico)
es un agente del servicio secreto
que cae de la gracia de su gran amigo, el Presidente de los Estados Unidos
(Aaron Eckhart), luego de una tragedia inesperada. Año y medio más tarde,
Banning hace trabajo de oficina mientras la Casa Blanca sufre otro inesperado
ataque que secuestra al mandatario y que hace que el ex agente pueda vivir su
redención salvándolo.
Antoine Fuqua, director experto en este
género,
excelente para reflejar paradójicamente la oscuridad interna al mostrar
a seres ladinos y traidores (acuérdense del genial personaje de Denzel
Washington en “Día de entrenamiento”) tiene su gran logro en uno de los
villanos más dibujados y geniales de los últimos tiempos, Kang (Rick Yune,
impecable, seductor, malévolo)
que sirve como contraste perfecto y retrato
mayor de la demagogia radical que busca sus propios fines y beneficios. Sádico,
golpea a la Secretaria de la Defensa con gran placer.
La cinta promete mucha acción y cumple.
Es impecable e impactante la destrucción de la Casa Blanca que tal parece que
es un documental sobre la realidad. El espectador queda atrapado desde el
inicio y sus emociones se comprometen. Se aprecia la debilidad de quienes se
supone que son los “buenos” al ser diezmados sin piedad. El héroe se fatiga y
se levanta con la energía esperada en un reactor.
Por supuesto que hay un discurso
triunfalista y en este momento los villanos son coreanos, aunque no se
especifique territorio y se envuelvan en el terrorismo junto con asociados que
traicionan a su propia patria. Claro que hay una paranoia debida a la
vulnerabilidad manifiesta luego del atentado en Nueva York y se muestran posibles
consecuencias futuras aunque se endulcen finalmente.
El reparto es de primera categoría:
Angela Basset, Melissa Leo, Morgan Freeman (infaltable), Robert Forster, una
Ashley Judd (que viene a ser otra Drew Barrymore de “Scream”) y la película es
satisfactoria. Uno sale del cine, contento porque le han divertido con acción y
muerte. Sin embargo, siempre queda ese saborcito de boca y esa pregunta eterna:
¿quiénes tienen la razón? A uno le gusta que estos dilemas morales le sean
embarrados en la cara.