HELI
2012. Dir. Amat
Escalante.
Así como “Los bastardos” era un
largo viaje hasta el efecto especial para apantallar a pendejos e ingenuos,
ahora tenemos una primera parte circular para decirnos que los que cuelgan
cuerpos sobre puentes son la policía o el ejército. La denuncia inútil. No pasa
nada, ni pasará nada, como “Presunto culpable” no modificó leyes ni castigó a jueces corruptos (ni siquiera “De panzazo” ha cambiado la educación nacional con
todo y el encarcelamiento chic de la monstruosa Elba Esther).
Heli (Armando Espitia) trabaja en
una fábrica de automóviles en el Bajío. Tiene 17 años, está casado y tiene una
hijita. Su hermana de doce años es novia de un cadete militar que roba dos
paquetes de cocaína que uno de sus superiores tenía escondido en un terreno.
Los esconde en la casa de Heli. Los encuentra el joven y los tira a una poza.
Llega un comando armado a casa de Heli, traen al cadete golpeado, matan al
padre del muchacho. Se llevan a Heli y a su hermana. Los someten a tortura. Al
cadete lo cuelgan de un puente. A Heli lo dejan golpeadísimo y libre. La
hermana desaparece. Heli comienza a mostrar violencia e impotencia sexual.
Vuelve la hermana embarazada. No habla pero le indica a Heli donde estaba
prisionera. Heli va a matar al tipo que la violó. Vuelve a casa y parece que
todo vuelve a la normalidad.
Escalante usa actores no
profesionales (y feos) para “mostrar la realidad”. Abusa de la imagen extrema
que llega a ser pornografía de la violencia. Quiere provocar el asco o la
solidaridad emocional del espectador, pero todo se queda lejano, ilustrativo,
sin sentido y sin consecuencia. ¿De qué sirve mostrar a un joven al cual le
rocían los genitales con fluido inflamable para quemárselos? ¿Por qué dejaron
vivo al protagonista cuando fue culpable de la destrucción de su droga o sea de
mucho dinero? Entre chantajes (la escena de la tortura donde dos chamacos o participan o son testigos porque sucede en un cuartucho de su casa), trucos (la horrible detective Maribel que muestra sus senos para incitar al muchacho) y abominaciones (el joven músico efímero, con botas de puntas extremas, que pregunta a la mujer de Heli si es de Durango para referir a los narcocorridos: ¡qué inteligencia, sutileza e ingenio!), aparte de los pésimos
actores y ese ritmo irregular, la cinta es fría (desperdicio para chiqueros). Al final de cuentas todo
vuelve a la normalidad, todo ha quedado en el pasado: la hermanita embarazada duerme plácidamente y Heli
puede volver a coger.
Si esta fue la mejor dirección de
Cannes 2013, de veras que el cine mundial está en decadencia perniciosa (y los
jurados seleccionadores fueron simplemente apantallados, como mi querido
Spielberg que debe dedicarse a dirigir). No vale la pena dedicarle más espacio.