TO
THE WONDER – DEBERÁS AMAR
(To
the Wonder)
2012.
Dir. Terrence Malick
Uno de los
directores más estilizados y alejados del cine consumista y popular de
Hollywood nos ofrece su nueva película sin que pasen muchos años entre títulos
(veinte años entre “Días de gloria” y “La delgada línea roja”; luego han sido
cinco años; apenas lleva seis títulos completos). Vuelve a mostrarnos
conflictos de familia aunque en este caso es una relación que se forma y luego
desconforma.
Neil
(Ben Affleck) conoce a Marina (Olga Kurylenko) en París. La lleva a Oklahoma
junto con su pequeña hija Tatiana, pero con el tiempo, la situación no puede
continuar. Ella retorna a Francia y Neil reencuentra a Jane (Rachel McAdams),
un viejo amor de la infancia. No obstante, es una relación que no tiene
posibilidades. Marina vuelve (sin su hija) y se casa con Neil.
Alrededor de
todo esto hay un sacerdote español, Quintana (Javier Bardem), quien tiene dudas
en su fe.
La
cinta está filmada con muchas elipsis. Hay tomas que dan sentido a lo que sería
un cine “visual”, bastante bellas y ensoñadoras (el fotógrafo es el mexicano Lubezki).
Muy pocos diálogos que ocurren entre la constante narración que mezcla tiempos
e imágenes. Malick nos habla de la fragilidad de las relaciones amorosas (por
ende, está ese amor del sacerdote hacia Cristo) y cómo todo puede acabar por
molestia, infidelidad, aburrimiento.
La
película dura poco menos de dos horas y, no obstante, atrapa al espectador. No
son tomas largas ni estáticas. No es la acción vertiginosa. Es la belleza
visual, la imagen del tiempo que transcurre lento en un pueblo cuya existencia
no puede ser la de las grandes urbes. Todo se va conectando paulatinamente y lo
que es una sencilla historia de encuentros y desencuentros nos ofrece las
posibilidades de una larga novela: no conocemos pasado ni futuro de personajes
pero sus actos y sus impulsos nos los definen. Esa es la gran cualidad de una
simple, bella, circular y desgarradora historia.