EL CONJURO
(The Conjuring)
2013. Dir. James Wan.
Cuando
les comenté sobre la película previa del realizador malayo Wan (“La noche del
demonio”, 2010), destaqué su constante tema del mal acechante.
En esta nueva
obra soberbia, nos enteramos que la bruja Betsabé sigue viviendo en la granja
donde se suicidó, asesinando antes a su hijo, para evitar que las madres sean
felices con los suyos. Esta vieja casa ha sido adquirida por el matrimonio
Perron con sus cinco hijas gracias a una subasta bancaria. Comienzan las malas
experiencias y se recurre a una pareja dedicada a la demonología, los Warren,
que buscará la manera de deshacerse de ese espíritu destructivo y poderoso.
Patrick Wilson y Vera Farmiga es la pareja demonóloga
Igual
que en esa cinta previa, ya mencionada, estamos ante el tema de la casa
embrujada. En aquella ocasión, había que usarse el don del viaje astral y el
descenso a los infiernos. Ahora es el fantasma insistente, vengativo, celoso,
que se aferra a las espaldas de la madre, víctima sensible. Podría pensarse en
cualquier antecedente semejante como “El terror de Amityville” o “Extrañas
apariciones”, pero es una cinta de Wan que trasciende al género y que da
muestra de su conocimiento fílmico y las diversas vueltas que da a temas y
secuencias ya conocidas. De ahí que juegue con atmósferas y solamente muestre
las imágenes demoniacas de manera intermitente.
Lili Taylor es la ama de casa poseída por el espíritu de una bruja
Aquí
no hay sueños, ni recreaciones de otra dimensión infernal: es el pasado
eternamente sostenido de muerte, crimen. Son los pájaros que chocan contra la
casa para matarse por el ambiente de terror. Wan retorna al uso del títere para
mostrar un prólogo sugerente (que no tiene nada que ver con lo que luego se
contará) pero que pone los pelos de punta y que, después, servirá para
entrelazar estos mundos unidos por el eje fantasmal.
La obsesión del realizador Wan por los muñecos y títeres
Está
basada en un hecho reportado de la vida real. La pareja Warren existió
(Lorraine sigue viva a los 86 años; Ed falleció en 2006) y fue la que investigó
precisamente el caso Amityville. Warren tenía la facultad de conducir
exorcismos pero siempre atento a las indicaciones del Vaticano. En la película
se ve obligado a tomar la decisión de enfrentar al demonio con todas los
peligros y consecuencias derivadas de ellos.
Ron Livingston es Roger Perron quien descubre un sótano oculto en su casa
James
Wan, luego de una oscura producción filmada en Australia, llamó la atención con
“Juego macabro” (Saw, 2004) que dio lugar a una franquicia exitosa y
apasionante. Dueño de un estilo visual propio, directo, con ritmo adecuado y
ambientación sugerente, se ha dedicado a hablar de las fuerzas del mal. En esta
cinta se termina con una frase del verdadero Ed Warren donde especifica: “El
diablo existe. Dios existe. Y para nosotros, humanos, nuestro destino depende
de cual sigamos”. Ya sea el infierno sobre la tierra o en la dimensión que
imaginemos, nos queda únicamente nuestro libre albedrío.
James Wan, uno de los grandes realizadores del siglo XXI