¿QUÉ LE DIJISTE A
DIOS?
2013. Dir. Teresa
Suárez.
La música en el cine nacional ha estado
omnipresente desde la primera cinta sonora con la música de Agustín Lara. Desde
siempre, las canciones aparecían con o sin justificación y era lo que provocaba
la carcajada del público cuando, por ejemplo, algún personaje empezaba a cantar
tocando el piano para que se escuchara toda una orquesta como música
acompañante. Proliferó hasta la muerte del cine industrial y ahora renace en
esta mezcla de comedia y melodrama que utiliza a las canciones ya clásicas de
Juan Gabriel como apoyo narrativo a la trama.
Lupita (Olinka Velázquez) y Martina
(Gina Vargas) son sirvientas en la casona de Marcela (Érika de la Rosa) casada
con Héctor (Alejandro de la Madrid). Marcela engaña a su marido con el abogado
Santiago (Mark Tacher) esposo de su mejor amiga Marifer (Mar Contreras). Las
sirvientas se roban vestidos, zapatos, abrigos y cosméticos de su patrona para
volver a su pueblo donde se encuentra el novio de Lupita, Pepe (Víctor García)
y la madre de ambas, Santa (Regina Orozco). Marcela se enoja y encuentra a la
prima de las “charras”, Elodia (Amorita Rasgado) a la cual obliga que la lleve
a su pueblo junto con Marifer.
Érika de la Rosa y Alejandro de la Madrid
Lo que sigue mejor no se lo cuento
aunque se va por el lugar común hasta que la cinta termina como cuento moral
donde cada quien recibe lo que merece: ganan los buenos y pierden los malos. La
diferencia con otras cintas es que la acción se subraya musicalmente, con
coreografías que enmarcan a los intérpretes. La realizadora expresó en una
entrevista que quiso hacer una cinta al estilo Bollywood, donde los hindúes
siguen este estilo narrativo. Y no está equivocada: logra la misma artificiosidad,
con arreglos espléndidos de pegajosas y populares canciones de Juan Gabriel y
coreografías simplonas, nada espectaculares, semejantes a las que se ven en los
recitales de las academias de jazz para niñas ricas.
Mark Tacher y Mar Contreras
Y es que la gran cualidad de esta cinta
reside precisamente en eso: se tiene una película sin mayores pretensiones, con
reparto de nuevas estrellas jóvenes surgidas de Televisa o TV Azteca, para
rematar al final con una secuencia donde aparece precisamente el ya gordo,
maquillado y popular Juan Gabriel, una especie de nuevo Agustín Lara en cuanto
a temas sencillos que le ganaron el favor del público y su nicho de
inmortalidad, le pese a quien le pese.
Gina Vargas, Regina Orozco y Olinka Velázquez
La cinta tiene una trama sin originalidad
y está muy bien narrada. La fotografía del genial Alejandro Cantú es espléndida
(una toma del Popocatépetl, del lado de Puebla es impresionante: vemos las
fumarolas sobre un cielo azulísimo) y las canciones están perfectamente
orquestadas. El reparto tiene su gracia (el carismático, excelente cantante,
Víctor García, que tiene una energía increíble; la menos redonda Regina Orozco)
y sale una especie de nueva Lucía Méndez (Mar Contreras) que, al menos, tiene
mejor voz que la limitada original antes de que se volviera su caricatura por
cirugía plástica.
Mar Contreras y Erika de la Rosa
Llama la atención que al público no le
cansa la cinta ni abuchea la entrada de cada canción (son catorce en total) y
se queda todo el final mientras surgen los créditos donde el ovalado Juan
Gabriel canta “Pero qué necesidad” (en la función a la cual asistí, hasta hubo
algunos aplausos).Vuelvo a pensar que en estos tiempos posmodernos, carentes de
cinefilia, la televisión ha superado al cine. Las estrellitas que aparecen
tienen más cartel en el medio hogareño que en cine o teatro.
Olinka Velázquez y Víctor García
Lo acertado de la realizadora Teresa Suárez (en su segunda cinta luego de
siete años de haber filmado la discutible “Así del precipicio”)
es que supo
conjugar un homenaje a Juanga con una trama de telenovela y una comedia de
diferencias sociales que siempre han llamado la atención del público: ya ven
los éxitos de boberías como “Nosotros los Nobles” o la inútil película de
Derbez. Tengo que aceptar que la película me atrapó, me gustaron las sirvientas
y que, aún a pesar de las horribles coreografías, salí del cine con el deseo de
comprar el CD con la banda original de esta película, no apta para exquisitos,
ni intoxicados europeos, ni adoradores de la acción “a la joligud”.
Juan Gabriel, ídolo popular, le pese a quien le pese...