sábado, 19 de abril de 2014

EL MAL Y LA IMAGEN

OCULUS
2013. Dir. Mike Flanagan.


        Hace once años, Kaylie de doce y su hermano Tim, de diez, fueron testigos del crimen de su madre a manos de su padre. Luego, Tim fue acusado de haberlo matado. En todo este tiempo, Kaylie vivió en casas de adopción y Tim estuvo en una clínica para enfermos mentales. 
Garrett Ryan y Annalise Basso como los niños Tim y Kaylie

El día de hoy, Tim sale de la institución porque se le considera rehabilitado y acaba de cumplir la mayoría de edad. Kaylie va a recogerlo y es cuando le recuerda su promesa: tendrán que comprobar que todo se debió a un fenómeno sobrenatural debido a un espejo embrujado que ha mantenido su maldición por tres siglos.

Karen Gillan y Brenton Thwaites como los jóvenes Kaylie y Tim

        De esta manera comienza todo un proceso para atrapar a los fantasmas del espejo, y acabar con su maldición, dando lugar a una cinta que va estableciendo el suspenso más por sugerencia que por imagen gráfica, más por la palabra que por la acción, más por la confusión entre realidad e ilusión. El espectador se sumerge en una atmósfera de sueño donde todo parece real y en verdad todo es falso excepto el recuerdo de aquella noche.


Oculus significa “ojo” en español. No es tanto el espejo como la mirada. No es la imagen virtual que engaña ni la mujer tenebrosa que de pronto se percibe cercana. Es la mirada intermitente; el parpadeo del ojo hace que veamos cosas que ya no están o estaban. Hay una secuencia que demuestra la inteligencia del realizador que se sale de la obviedad: Kaylie, ya grande, mira en el espejo el reflejo de tres figuras cubiertas con unas mantas detrás de ella. Al voltear, solamente están dos faltando la central. Al mirar en el espejo, siguen estando las tres que se mueven mínimamente. Al volver a voltear, están las tres figuras. Se acerca y quita primero la manta de la derecha, luego la de la izquierda y al intentar hacerlo con la tercera, la interrumpe un empleado. Al volver a mirar, se da cuenta que ya no está esa tercera figura. Es casi al comienzo de la acción por lo que el ojo engaña o no quiere ver.


        Otra cualidad de la cinta es su verbosidad. Kaylie habla, explica antecedentes, muestra fotografías, explica el procedimiento a seguir para demostrar que hay un fantasma, pero jamás cansa ni distrae sino que mantiene el interés. Ojo y boca: mirada y palabra. Ambos se van confundiendo como es el caso de la realidad y la virtualidad o el presente y el pasado que se entremezclan como estilo narrativo. No es la usual película sangrienta (aunque no deja de haber imágenes incómodas) y es un retorno al horror sugerido por la atmósfera impecable.

Una de las representaciones del mal que se multiplica como imágenes de espejo

        Kaylie logra hacer que Tim reconozca que no fue culpable pero ahora, en otro tiempo, otra etapa, otra edad, retorna la culpa: el problema sigue inmanente, perenne. El mal está en el interior del espejo que viene a ser la metáfora del ser humano.
El realizador Mike Flanagan logra una poderosa atmósfera que mantiene el suspenso y produce horror

        Oculus es otra obra maestra del cine de terror contemporáneo porque refleja una situación que ya nos ocupa en estos tiempos: la confusión moral debida a la poca diferencia entre ficción y realidad terrible = entre realidad personal y virtualidad constante. Espejo igual a pantalla: Como las pantallas de las cámaras que reflejan una engañosa realidad en el experimento frustrado de Kaylie ya que el mal se encuentra por encima de todo.