domingo, 6 de julio de 2014

LOS JILGUEROS DE ROSARITO

VOLANDO BAJO
2013. Dir. Beto Gómez.


            Mientras entrevistan a Chuyín Venegas (Gerardo Taracena) en su casa de París, le informan que ha muerto Cornelio Barraza (Rodrigo Oviedo), quien fuera su pareja en el dueto musical “Los Jilgueros de Rosarito”. Por tal motivo la trama irá del presente al pasado para conocer la génesis del dueto: dos chiquillos que desde pequeños se consideraron hermanos y comenzaron a componer canciones para triunfar en el medio musical. Alcanzaron su gran momento en los años ochenta; fueron descubiertos por un peluquero de ascendencia italiana; filmaron películas en los últimos tiempos de la industria. Luego llegó una separación por razones nimias.

Gerardo Taracena y Rodrigo Oviedo como "Los Jilgueros de Rosarito"


            La película trae a colación una época y habla de la amistad, del triunfo que resulta de “volar bajo” que es cuando no te importa el dinero para vivir feliz, como les dice el abuelo de Chuyín quien fuera hampón, luego salvador de José Alfredo Jiménez en un pleito de cantina por lo que le regaló la guitarra con la cual comenzarían sus primeros intentos los dos amigos. No es un homenaje a la música grupera de entonces; no es un homenaje al cine mexicano de narcotraficantes e ilegales. Beto Gómez, dentro de su filmografía, ha mostrado a seres en encrucijadas de la vida (Jimmy en “Puños rosas” como boxeador y su inclinación homosexual; Iñaki como delincuente en “El sueño del caimán”; El pachuco que retorna al pueblo en “El agujero”; el narcotraficante Julián ante la responsabilidad hacia su madre en “Salvando al soldado Pérez”) y de esta manera, Chuyín debe salvar el honor del dueto ante la muerte del compañero con su último disco que está fracasando. O Chuyín y Cornelio cuando son ínfimos teloneros. O Cornelio con sus amores ocultos. O tantas encrucijadas como se muestran en esta cinta que no carece de humor.

Ludwika Paleta como Toribia


            El estilo es excepcional y muestra el conocimiento del realizador acerca de épocas y momentos. Por eso vemos películas transferidas a vídeo; el primer y ridículo “videoclip” filmado sin recursos ni bailarines profesionales; la asistencia al cine improvisado para ver a El Santo y Mantequilla Nápoles; las cintas de ilegales donde los grupos eran simples presencias que cantaban o las películas donde les daban “papeles” a los cantantes de moda al lado de las vedetillas que poblaban a ese género. Es una película tan rica en contenido y referencias que da lugar a muchas aristas para entrar a comentarla: algo que se deja al público como tarea.

El excepcional Beto Gómez


            El elenco repite nombres de otras cintas de Beto Gómez: Oviedo y Taracena (quienes cantan las canciones), como Roberto Espejo a quien no presenta travestido pero sí le da el carácter de homosexual y pareja de un galán de cine de los ochentas. Una agradable sorpresa es Ludwika Paleta quien ofrece una interpretación contenida como la prima de Chuyín siempre enamorada de Cornelio.  Y esas canciones originales fueron compuestas por figuras actuales de la música rock-norteña-bolero-cumbia: las personas que capitanean a grupos como “Monocordio” y “San Pascualito Rey”, por ejemplo. Beto Gómez es un realizador excepcional: su cine no se parece a los de otros realizadores; sus temáticas, dentro del realismo o el humor absurdo, son nacionales y alejadas de los estereotipos; su ritmo es sensacional: jamás se siente forzado y las películas fluyen, impactan, quedan en la memoria...