MÁS NEGRO QUE LA NOCHE
2013. Dir. Henry Bedwell.
Al morir la
tía Ofelia (Lucía Guilmáin), su inmensa mansión y fortuna así como su peludo gato
negro Bécquer son heredados por su sobrina Greta (Zuria Vega, una joven pero
fea Lourdes Munguía) quien llega al lugar acompañada de tres jóvenes: su mejor
amiga con cabello bicolor Pilar (Eréndira Ibarra, una joven Jacqueline Voltaire
dándole chispazos a Lorena Velázquez) quien es hermana de su novio Pedro
(Josemaría Torre Hütt); la escritora María (Adriana Louvier, una joven
Elizabeth Aguilar) que tiene a una nutria como mascota; y la española Victoria
(Ona Casamiquela, una joven que no recuerda a nadie por plana y con razón es la
primera que muere). La que se ha quedado también a vivir en la mansión es la
fiel ama de llaves Evangelina (Margarita Sanz). La nutria le cae destrozada y
sangrante a María y ésta decide cobrar venganza matando a Bécquer, ahogándolo
en la alberca. Comienzan a suceder hechos extraños, se escuchan ruidos y
lamentos, Greta tiene pesadillas que confunde con la realidad. Mientras tanto,
nos hemos dado cuenta que Victoria ha tenido sexo con Pedro ante la mirada
escondida de Pilar. De esta manera hay dos secretos guardados a Greta: la
muerte del gato y el coito de Victoria.
Las muchachas llegan a la inmensa mansión y se encuentran con Evangelina
Greta va
descubriendo en sus sueños la verdad detrás de su tía Ofelia: mató a su marido
y a la sirvienta que se metió con él. El fantasma de Ofelia se va posesionando
paulatinamente de Greta y entre ambas: espíritu y materia, empiezan a
deshacerse de las amigas y del novio infiel. Así, tenemos lo que resulta un
buen intento narrativo de exorcizar al pasado con una situación semejante en el
presente. El fantasma se apodera del cuerpo de la sobrina para lograr su
perversa redención y continuar viva a través de la joven. Todo lo anterior
suena muy bien y uno pensaría, paradójicamente, que la peor película de la
trilogía de terror, original de Carlos Enrique Taboada, es la mejor de sus
nuevas versiones, pero… no es así.
El agua limpia, pero alrededor la suciedad ¿será metáfora visual?
Concuerdo con
mi querido Edgardo Reséndiz en que la cinta tarda mucho en arrancar y, cuando
lo hace, todo debe resolverse de manera rápida porque ya se han agotado
posibilidades, recursos y trama. La cinta sigue una de las reglas del género de
terror en cortar cierta situación para pasar a otra y alargar el suspenso. En
esta cinta, las cosas se detienen para que no haya suspenso y lo único que se
ha logrado es cortar el tedio para pasar a otro momento sin gracia. Hay efectos
de “terror visual” sin ton ni son: verse en un espejo con cara de espanto;
sombras en las ventanas; entradas inesperadas del ama de llaves quien, siempre,
se pone a explicar o filosofar alguna acción. La genial Margarita Sanz muestra
que es una gran actriz en un papel pésimamente escrito que la hace reaccionar
de manera ridícula para que cualquier ingenuo exprese su maravilloso paso de
una reacción a otra, cuando no tiene sentido lo que se expresa o la risa que se
suelta quizás, para que haya algo que evite que se mantenga el bostezo.
La maravillosa Margarita Sanz, pero en otras películas: aquí no...
Está la
secuencia de una fiesta con mucho uso de energía eléctrica por el equipo que se
está usando: en todas las secuencias previas (y en las que luego vendrán) hay
fallas de luz: quizás al fantasma le gustan los D.J.’s. Al día siguiente de la
fiesta, por la mañana, la casa aparece impecable, sin que jamás hayamos visto
otro sirviente en ella, por lo que Evangelina debe ser una mujer maravilla. Pero
bueno, es un cine de tono fantástico, todo debe aceptarse como por arte de
magia.
Lucía Méndez como víctima final en la cinta de Taboada...
Todo se le perdona por la maravillosa telenovela "Amor de nadie"
No he
mencionado a la cinta original porque no vale la pena. El reparto estaba conformado
por estrellitas que luego se volvieron, por la edad, en “primeras actrices”
(ahí tienen a Helena Rojo, septuagenaria, triunfando en telenovelas o Lucía
Méndez cada vez menos parecida ella misma). Era una cinta simplona porque todo
se centraba en el gato muerto y en la venganza del fantasma de su dueña. Ahora,
en esta versión, la referencia ya nos remitía a que las tres amigas iban a
morir, pero desde que las conocemos son tan detestables, tan odiosas y pesadas,
que uno desea con toda el alma que el fantasma no se esperara hasta que le maten al gato para
deshacerse de ellas.
Eréndira Ibarra, Zuria Vega, Adriana Louvier y Ona Casamiquela:
el cuarteto fantasmal... feítas, realmente...