sábado, 4 de julio de 2015

SIN GRACIA, SIN COHERENCIA, SIN INTERÉS...

TERMINATOR: GÉNESIS
(Terminator – Genisys)
2015. Dir. Alan Taylor.



         Siguiendo con la moda del relanzamiento de personajes y tramas del pasado, ahora tenemos al nuevo Terminator con un inicio igual, pero diferente, al original de 1984, para luego tomar otro rumbo con un pretexto tan convencional donde todo puede suceder. Ahora se habla de “líneas temporales” por lo que todo es posible: cambiar naturalezas de personajes o conformar paradojas de tiempo que terminan siendo inexplicables para nuestra lógica contemporánea (que en las cintas originales se respetaba).

En la primera secuencia llega un mal Terminator interpretado
por el Arnold de hace treinta años (derecha); en la cinta aparece
otro avejentado, guardián de Sarah Connor

         Luego de mostrar la destrucción que ocurría por las máquinas de Skynet, la cinta se va al futuro en 2029 cuando el líder John Connor (Jason Clarke) envía a Kyle Reed (Jai Courtney) al pasado para evitar la muerte de su madre, Sarah Connor (Emilia Clarke), por lo tanto, garantizar su existencia, ya que se ha enviado a otro robot para asesinarla. Kyle llega a 1984 donde se encuentra con una distinta Sarah, aguerrida, conocedora de los sucesos, que sabe que con Kyle tendrá un romance que la dejará embarazada. El robot asesino aparece (para mostrar a un trucado y original Arnold Schwarzenegger, reminiscente de su juventud) pero es eliminado por otro que había llegado en la niñez de Sarah para cuidarla (y así vemos a un Arnold ya maduro, de ahora). Todos son amenazados por otro robot que luego es eliminado, antes que decidan Sarah y Kyle viajar hasta el momento en 2017 previo a que las máquinas inicien la destrucción del planeta. Reencuentran al robot guardián ya encanecido y al mismo John Connor, transformado en villano ya que había sido dominado por las máquinas en el instante en que Kyle viajaba hacia los años ochenta. Inicia la lucha por evitar la catástrofe.

En 1984, Michael Biehn fue el Kyle Reed original; 
ahora es el australiano Jai Courtney (derecha)


         Todo lo que acabo de narrar se desarrolla de manera visual impecable, con efectos especiales de primera, y con ese cuadro de fabulosas presencias en pantalla. Sin embargo, no puede dejarse de recordar o referenciar a las cintas previas (sobre todo a la original de James Cameron) donde todo seguía una linealidad perfecta y acorde con el tiempo. Ahora, al establecerse el pretexto de encontrarse en otra realidad, en otro pasado, debido a una fractura en el tiempo, todo es posible, hasta el caso de que Kyle Reed de 30 años coexista con el Kyle Reed de 12 años que seguirá adelante con su vida en otro tipo de futuro, mientras que el otro reiniciará su vida con Sarah a partir de este confuso futuro.

Emilia Clarke interpreta a Sarah Connor.
En la cinta, el guardián se reconstituye.


         No es ininteligible. Uno va atando cabos hasta que se llega a este punto donde el tiempo se vuelve trizas. Toda la secuencia previa del pleito entre los robots de 1984 es un preámbulo de acción para que el público no se aburra mientras se llega a la variante que da lugar a esta relectura. No obstante, la cinta es plana. Llega un momento en que el interés se tambalea y cae, ya que se siguen las características de, por ejemplo, El origen (2010, Christopher Nolan) donde todo era posible ya que nuestros sueños pueden ser ilógicos o absurdos.   

John Connor (Jason Clarke) ahora resulta ser villano,
cuando toda la serie se dedicaba a asegurar su nacimiento
y apoyar su liderazgo. No se vale.


         El subtexto reside en la crítica al sistema económico, en el cual estamos sumergidos, donde el caos puede surgir en cualquier momento. La metáfora del infinito y peligroso poder que está en las grandes corporaciones, como sucede con este Skynet ficticio o el poderío de las comunicaciones (bastante real en nuestros tiempos), quiere darle sustancia y mensaje de alerta al espectador (quien nunca lo reflexionará).  Lo malo es que no tenemos a Cameron ni a Jonathan Mostow de las primeras tres cintas para que la coherencia permanezca y no se utilicen giros en las tramas para hacer lo que les venga en gana. En esas cintas uno no podía despegarse del asiento aunque le estuviera la vejiga a punto de reventar: no podíamos dejar de ver la pantalla con las maravillas que pasaban frente a nuestros ojos para salir al baño.

El realizador Alan Taylor con el premio Emmy
que ganó por dirigir un episodio de "Los Soprano".



         El realizador Alan Taylor inició su carrera en 1995 con Palookaville que no tuvo el éxito esperado (aquí se conoció por televisión de paga y DVD región uno) acerca de un trío de fracasados que querían cometer unos robos. Luego de muchos episodios de buenas series de televisión (Oz, Mad Men, Lost, etc…) filmó la fallidísima Thor, un mundo oscuro, y ahora llega con esta discutibilísima relectura. Lástima. (Sin embargo, luego de los créditos finales se hace una aclaración que promete otra secuela, siempre y cuando ésta se vuelva taquillazo).