BAYWATCH: GUARDIANES DE LA BAHIA
(Baywatch)
2017. Dir. Seth Gordon.
Mitch
Buchannon (Dwayne Johnson), ex oficial naval, ahora cuida de la Bahía Esmeralda
con un grupo de otros salvavidas. Es el momento del año en que aceptará a nuevos
reclutas para llenar vacantes. Llega Matt Brody (Zac Efron), campeón olímpico
de natación ahora en desgracia, prepotente por un apoyo oficial, aunque debe
pasar por ciertas pruebas que le impone Mitch. Una vez conformado el nuevo
grupo, surge la amenaza de que la bahía sea tomada por narcotraficantes
comandados por la bella Leeds (Priyanka Chopra). Los salvavidas investigan ya
que no cuentan con el apoyo policiaco dando lugar a varias secuencias de
acción.
Nueva
lectura de una popular serie de televisión surgida en los años noventa cuyo
mayor atractivo era un elenco de hombres y mujeres con cuerpos muy bien
formados que se mostraban todo el tiempo gracias a que el escenario era
precisamente la playa. Los programas se dedicaban a tratar asuntos personales
de los protagonistas mezclados con intrigas policiacas: todos los elementos
para mantener la atención y el placer del espectador. Lo mismo sucede con esta
película: Brody no sabe trabajar en equipo y sufre bajo la autoridad de un
jefe. Mitch es un personaje autosuficiente, celoso de sus deberes, procurador
de justicia. Las damas son jóvenes bellas que saben comportarse dentro de un
mundo masculino: fuertes, amenazantes, seguras de sí mismas, pero debe notarse
que siempre se encuentran en plano secundario: meros objetos decorativos. En este aspecto, la cinta es misógina.
La
trama no va más allá de imponer la justicia, ofrecer algunos chistes que tienen
que ver con la sexualidad o la camaradería masculina y mostrar mucha piel para
beneplácito de los espectadores. El tono cambia: de la rivalidad inicial donde
Brody es reacio a la autoridad, súbitamente se torna en patiño de su jefe. De
cierta seriedad se pasa a la broma extrema (una secuencia grotesca en una
morgue, por ejemplo). Lo que la une con las cintas de acción en el Hollywood
contemporáneo es, nuevamente, el sentido de familia: el trabajo en grupo para
triunfar y salir adelante.
Lo malo es que todo está desarticulado: los hechos
suceden sin mayor contundencia y todo resulta entrecortado.
Dwayne
Johnson no puede negar su simpatía y resulta carismático. Zac Efron es
convencionalmente bello acorde con el típico galán rubio al estilo Hollywood.
Ambos tienen cuerpos perfectamente proporcionados que agreden al espectador que
come palomitas. La joven Priyanka Chopra ofrece una villana muy aceptable a la
que no se le permite la crueldad absoluta. No hay escenas sexuales: se juega
con la sugerencia, aunque eso sí, el lenguaje original abusa de palabrotas y
dobles sentidos. Dirigida al espectador medio, nada exigente, curiosamente, la
cinta no alcanzó los niveles esperados de taquilla: el abuso de los mismos
esquemas en el género, tal vez.