VENOM
2018. Dir. Ruben
Fleischer.
Eddie Brock (Tom Hardy) es un impulsivo reportero de
televisión. Vive con su novia, la abogada Anne (Michelle Williams) y cierta
noche descubre en su computadora, un reporte confidencial donde se confirma la
muerte de los tripulantes de una nave que retornaba a la tierra trayendo
consigo unos especímenes extraterrestres. Al entrevistar al millonario Carlton
Drake (Riz Ahmed) que financió estos viajes, saca el tema, sin poder comprobar
nada, lo que provoca la furia del hombre, y Eddie es despedido. Su novia lo
abandona, enojada por haberse sentido utilizada. Pasan seis meses.
El tiempo feliz de la pareja
Previo a todo lo que he comentado, hemos visto un prólogo de
la mencionada nave que se estrella en terrenos de Malasia y hemos sido testigos
de que una especie ha escapado de su contenedor (otras dos se han rescatado) y
se ha introducido en el cuerpo de uno de los astronautas. Su característica es
que logra ser absorbida por otros cuerpos creando una simbiosis, siempre y
cuando sean compatibles. El millonario Drake las ha traído a la tierra con la
intención de que los cuerpos unan sus naturalezas y tengan la posibilidad de
sobrevivir tanto en la tierra como en otro planeta. Por accidente, una de las
especies se introduce en el cuerpo de Eddie creando la simbiosis perfecta.
Las primeras manifestaciones
Hay mil detalles que el lector podrá conocer al ver la
película pero lo que importa es el juego del discurso de esta enésima
recreación de un héroe de historieta Marvel en el cine. Ya no tenemos
exclusivamente al bueno luchando contra el malo: ahora se habla de “simbiosis”
en un sentido científico, pero narrativamente tenemos al bien y al mal en
conjunto. Eddie lucha con su conciencia de ser razonable, sin tendencia a la
negatividad, contra el monstruoso Venom, ser que requiere alimentarse de seres
vivos, sin considerar la ética o el respeto a la vida. Todo está dentro de sí
mismo y hemos vuelto a la tesis de que todo hombre tiene una esencia malvada en
su interior como nos lo recalcó Stevenson en su “Dr. Jekyll y el Sr. Hyde” que
podía transformarse en el malvado Hyde para dar rienda suelta a sus bajos
instintos. Aquí la lucha es interna y la transformación vuelve a suceder aunque
con la plena conciencia por ambas partes. La diferencia reside en que al bueno
de Eddie se le ha introducido otro ser malvado. Su dualidad es artificial:
simbiótica, uno se alimenta del otro.
Las múltiples armas
Al ser una historieta con compromiso moral para sus jóvenes
lectores, llega un momento en que Eddie debe controlar al ser malvado. Éste
“aprende” a distinguir entre ambas posibilidades. Sus acciones deberán
dirigirse a la escoria del planeta y respetar a los seres inocentes. El
realizador Fleischer usualmente habla de sobrevivencia en sus películas: los
nuevos horizontes luego del apocalipsis zombi en Tierra de zombis; el joven que logra escapar de la bomba que trae
atada al cuerpo en 30 minutos o menos;
el grupo de policías que erradican el mal para que sobreviva Los Ángeles sin la
mafia en Fuerza antigangster. En esta
ocasión, Eddie logra sobrevivir gracias a la fuerza que se le ha incrustado y
que le sirve como “empuje” de conciencia.
Venom atrapa por
esta manifestación del mal que transforma al cuerpo. Sus cualidades y sus armas
son múltiples por lo que siempre sorprende: ya sea aventando objetos punzantes,
adhiriéndose a las paredes, amortiguando balas, tomando la viscosidad y fluidez
a través de superficies que recuerdan a La
mancha voraz (The Blob, Yeaworth, 1958), transportándose a través de
cuerpos como la fuerza antinatural en Poseídos
(Fallen, Hoblit, 1998), pero advirtiendo que ciertos decibeles de sonido y
el fuego son sus enemigos. Como todo héroe, Eddie será un hombre cuyas
debilidades lo definan por sus limitaciones emocionales, para compensarlas
apoyando al prójimo. Tom Hardy sorprende ante la vulnerabilidad manifiesta que lo separa de sus roles duros y rudos que nos ha ofrecido previamente.
Ruben Fleischer, el director de la sobrevivencia