martes, 13 de noviembre de 2018

PELÍCULA HÍBRIDA Y PERFECTA


OPERACIÓN OVERLORD
(Overlord)
2018. Dir. Julius Avery.


         Un grupo de soldados paracaidístas se prepara para saltar sobre un pueblo francés invadido por nazis que mantienen una antena de transmisión que obstaculiza el desembarco de los aliados norteamericanos. Es la víspera del día D, pero antes de que puedan realizar su misión, el avión es atacado, forzando al salto de emergencia. Por tal motivo, solamente cinco soldados se encontrarán en el bosque cercano, pero uno de ellos morirá al pisar una mina. El encuentro con una de las mujeres que habitan el pueblo hará que exista la posibilidad de un refugio mientras deciden la forma en introducirse a la torre donde se encuentra el centro de operaciones. Más adelante, se darán cuenta que hay una finalidad más tenebrosa que esconden los nazis: la búsqueda de un suero que crea zombis ultrafuertes y casi indestructibles: la posibilidad de un poderío infinito.
Wyatt Russell
Jovan Adepo, izquierda
         Estamos ante un gran ejemplo de cine híbrido: la película inicia con el género bélico para posteriormente introducirse en los terrenos del terror, con toda la acción y el suspenso que podrían esperarse de ambas narrativas. Con una hiperviolencia sustentada en el odio de la confrontación humana que sigue caminos distintos, es natural que el villano supremo sea el nazi con sus afanes de exterminio, mientras que el bando contrario muestra al norteamericano en dos sentidos: uno redimible, bueno por naturaleza, incapaz de causar daño; y en otro ejemplo, el violento que no perdona, demuestra su disgusto y olvida los límites civilizados. De esta manera se alcanza un equilibrio que no se convierte en mera propaganda usual, aunque se caiga en lugares comunes (como en Bastardos sin gloria), donde no todo es maniqueo. 
Pilou Asbaek, el villano nazi
         El ritmo es extraordinario y la acción jamás decae. El eficiente y brillante reparto está compuesto por actores más conocidos a través de series de televisión: Jovan Adepo, Wyatt Russell, Pilou Asbaek, por lo que la película es una producción que se centra más en su discurso que en estrellas populares y esa es otra de sus cualidades. En estos tiempos, cuando el tema de la Segunda Guerra Mundial ha pasado a otros niveles, además de que ya no es cercano a las nuevas generaciones, se tiene la ventaja de que se manejan los extremos en personajes más que en la explicación de un conflicto: el único punto histórico es el día D y se establece la fecha del desembarco a Normandía: 6 de junio de 1944. El título en español es el nombre con el cual se designó a esa batalla. Y luego viene, como desviación, el camino hacia el terror: género tan querido y admirado, sobre todo en la edad juvenil. De ahí, el éxito (merecido).

         No debe contarse mucho para no echar a perder las sorpresas. Simplemente, una de las mejores películas del año.
Julius Avery y J.J. Abrams.
director y productor