EL ÁNGEL
2018. Dir. Luis Ortega.
La primera vez que vemos a Carlitos (Lorenzo Ferro,
impresionante) es mientras camina por una calle en el Buenos Aires de 1971. De
pronto, se introduce en una casa que primero comprueba que se encuentra sin
nadie dentro y empieza a recorrerla para robar. Se escucha su voz que cuenta
que su madre no podía concebir, luego un médico le recomendó que se lo pidiera
a Dios y él llegó: directo del cielo, como un milagro para su vida. Carlitos
tiene 17 años, es esbelto y tiene cabello rizado y rubio: sin decirlo, fue como
el ángel enviado del cielo.
Basada en la historia real de Carlos Robledo Puch, el
asesino en serie más famoso de Argentina (lleva 47 años en prisión), el director
Luis Ortega quiso replantear el caso, dramatizarlo, evitar la realidad tal cual
y recrear aquello que pudo haber sido para extraer la esencia de la persona, sus
motivaciones para reconstruirlo como personaje de ficción. De esta manera,
Carlitos conoce al atractivo Ramón (Chino Darín, magnético), compañero de escuela, hijo de
ladrón, que se convierte en su objeto de pasión y afecto, además de cómplice
absoluto. Ambos llegarán al robo constante y audaz.
La primera vez que se conocen
El robo de un auto
Del robo se pasa al crimen como producto de esa posesión.
Aunque Carlos Robledo nunca admitió ser homosexual, la película juega con esa
alternativa y ofrece pistas homoeróticas: los regalos que se dan, las miradas
cercanas; cuando Carlitos se pone unos aretes durante el robo a una joyería, Ramón
le comenta que se parece a Marilyn Monroe; durante la presentación de Ramón en
un programa de televisión, Carlos ensueña que está bailando a su lado; mientras Ramón duerme, Carlos le destapa y coloca las joyas de un robo en su pubis; a pesar
de que Ramón niega su orientación, se entrega fácilmente a una felación por un
personaje homosexual. El énfasis determina una resolución: el hecho de la
sociopatía de Carlos (“disfruta” le exige a Ramón mientras roban) no admite su
sentido de humanidad y, sin embargo, su compañero se convierte en su única vía
pasional que le hará llegar a la destrucción.
"Te parecés a Marilyn Monroe"
Lo que impacta es la imagen decadente y de criminalidad a la cual, por azar, acorde con la ficción, llega Carlitos. El inventado Ramón es
hijo de hombre ladrón y mujer fácil. Las variables se unen para que pueda dar
rienda suelta a sus aficiones. Una caja llena de pequeños objetos, como los que
roba en el primer asalto que muestra la cinta, indica que tal vez, desde niño,
Carlos inició como inocente cleptómano:
tomando cosas de aquí y de allá hasta que su afición se convirtió en vida
cotidiana. Luego está el impulso asesino: Carlos no siente nada al disparar
contra alguien. A los que han atacado a su amado les mata mientras duermen.
La completa insensibilidad
Una Argentina que se encontraba en la antesala de la
dictadura militar. Carlos actúa sin miedo ni prisa: no había respuesta ni
contraataque. No obstante, jamás se presenta a la policía corrupta: lo que
aparentemente era chantaje resultaba ser posible trampa. Y luego viene la eterna
duda: ¿por qué nace un ser amoral dentro de una familia recta, honesta y
amante? Carlos no carecía de comodidades ni tenía motivos para robar. La
delincuencia era su goce y su destino: para eso nació, lo subraya la película.
A la izquierda el verdadero
Carlos Robledo en 1972
Cecilia Roth como madre sufrida
e ignorante de la verdad
Y luego está el reparto. Lorenzo Ferro debuta en un papel
que le queda perfecto: hasta físicamente se parece al asesino original y es de esos actores que se entregan sin pudor ni vergüenzas a su vocación. Chino
Darín, hijo del prominente actor Ricardo Darín, del cual ha heredado el talento y la
audacia, además de poseer una carnalidad que hace creíbles a sus personajes
(vea “Muerte en Buenos Aires” o “La noche de doce años” por Netflix). Cecilia
Roth, ya sexagenaria, lejos de sus roles con Almodóvar es la madre sufrida. Y
el impactante rostro de Daniel Fanego como padre de Ramón, ladrón y
heroinómano, es suficiente para mostrar la mala calaña de ciertos individuos
que siembran y perpetúan el mal. El realizador Luis Ortega lleva años entre otras
cintas y series de televisión. Aquí ha logrado una de sus mejores obras.
El director Luis Ortega
y el debutante Lorenzo Ferro