jueves, 28 de febrero de 2019

EL SONIDO DE LA MUERTE


EL ATENTADO DEL SIGLO: UTOYA
(Utøya 22. juli)
2018. Dir. Erik Poppe.


         En 2011 la pacífica y ultradesarrollada Noruega, que ocupa el primer lugar de democracia plena y está entre los países más ricos del mundo, sufrió dos atentados criminales, algo nunca visto desde la Segunda Guerra Mundial. Un fanático, Anders Breivik, utilizó una bomba contra un edificio gubernamental en Oslo y unas horas más tarde, vestido como policía, comenzó a disparar contra los jóvenes que se encontraban en un campamento de verano organizado por el Partido Laborista al cual asistiría el primer ministro. Breivik era un empresario fundamentalmente cristiano, contrario al marxismo y al islam. Sus acciones fueron extremas pero las planeó con mucha anticipación como discurso político y no se arrepintió de lo ocurrido.
         Esta película inicia con escenas reales en vídeo del atentado contra el edificio en Oslo y luego pasa al replanteamiento ficticio del campamento en Utøya. Esta sección dura 72 minutos que fue el tiempo durante el cual los jóvenes que atendían el evento fueron amenazados, heridos o ultimados por Breivik. Toda la cinta es un largo plano secuencia cuya protagonista principal es Kaja (Andrea Berntzen) quien ha ido junto con su hermana Emilia, rebelde y despectiva, a la cual pierde de vista cuando comienza el atentado. Así, la cámara seguirá siempre a la joven dentro de su angustia, su encuentro con otras de las víctimas así como su terror y miedo.

Una de las secuencias más
conmovedoras de la película

         La cinta viene a ser un cierre, un ajuste de cuentas, un exorcismo del hecho sangriente al establecerlo como película, como metáfora y relectura, con la intención de comprender lo que sucedió o simplemente meterse en la piel de quien pudo ser una de las 77 personas muertas, casi un centenar de heridos y más de 300 sobrevivientes: en realidad una masacre. Al ser plano secuencia, la cámara mantiene un ojo objetivo: no es la mirada del personaje ni de los otros sometidos: es el registro de la atmósfera que les rodeaba y la recreación del infierno de la violencia estúpida y fanática. Al inicio de la secuencia en el campamento, Kaja mira a la cámara y dice: Nunca entenderás.., Sólo escúchame… y uno piensa que se está dirigiendo hacia nosotros los espectadores pero al darse una vuelta nos enteramos que está respondiendo a una llamada telefónica de su madre en el celular. No obstante, nos ha vuelto cómplices y tenemos que obedecer el mandato de saber, conocer, continuar con todo lo que sigue, a partir de entonces… 
La protección contra el francotirador
         La película se vuelve manifiesto contra el rumbo que está tomando el mundo con su tendencia a volver a los gobiernos extremistas y conservadores. El realizador Poppe narra la terrible odisea con respeto al espectador: encontramos a las víctimas ya caídas pero no se muestra ataque alguno directamente. No se menciona a Breivik pero sí se subraya la confusión de los jóvenes cuando uno exclama “es la policía que está disparando”. El sonido de ese tiroteo resulta inquietante ya que es continuo por momentos, luego cesa, después reinicia. La tensión que surge es agotadora para el espectador que, de cualquier manera, queda atrapado ante esta sinfonía de la idiotez. La cinta participó en la competencia oficial por el Oso de Oro en Berlín 2018, un festival que ha despuntado y se ha distinguido por sus excelentes selecciones en los últimos años: no ganó, pero la película fue galardonada como la mejor de su país. Al realizador le debemos la excelente Mil veces buenas noches que pudimos disfrutar hace algunos años en nuestras pantallas…
El realizador noruego Erik Poppe