lunes, 8 de julio de 2019

VIRTUAL ENGAÑO


SPIDER-MAN: LEJOS DE CASA
(Spider-Man: Far from Home)
2019. Dir. Jon Watts.
         La siguiente entrega con el personaje de El hombre araña, ahora en su encarnación por Tom Holland (cuyo carisma es del tamaño del mundo), lo presenta luego de los hechos que ocurrieron en las últimas cintas de Avengers cuando han pasado cinco años, la gente ha retornado con diversas edades (los hermanos mayores ahora son menores, por ejemplo) y la lógica, las implicaciones socioeconómicas, no importan porque estamos en un mundo de historieta donde todo lo que sucede es fantástico. Peter va de viaje escolar a Europa junto con sus compañeros y dos maestros. Se entera por Happy (Jon Favreau), el viejo sirviente de Tony Stark, que Nick Fury lo anda buscando, a lo que Peter se niega. Él está a punto de irse de vacaciones donde tiene el plan de cortejar y empezar su noviazgo con la irónica MJ (Zendaya): no quiere impedimentos. Un prólogo nos ha mostrado lo que aconteció en un pueblo mexicano cuando un monstruo de tierra cometió destrozos, pero apareció Mysterio (Jake Gyllenhaal) para acabar con la amenaza. Peter se va a Europa llegando primero a Venecia, donde aparece un monstruo de agua. Finalmente lo requiere Fury y junto con Mysterio piden su ayuda: el siguiente atentado será de fuego contra Praga. 
         Así podría seguirse narrando la aventura total de la continuidad de esta franquicia, pero baste con decir que si Mysterio era originalmente un villano, acorde con los seguidores de las historietas, sorprende su calidad heroica en este caso, pero hay muchos giros reservados para asombro de quienes no seamos fanáticos de las ilustraciones. Lo que debe distinguirse es que se considera a Peter Parker como el personaje más idóneo para suceder a su mentor e impulsor Stark, algo que el jovencito no se siente a la altura para reemplazarlo. De ahí que, al aparecer otra figura valiente y capaz para acabar con las amenazas mundiales (Peter se considera un héroe de pueblo, modesto), lo sienta como figura paterna. Hace dos años, cuando comenté con mucho entusiasmo a la cinta previa, escribí: Para una generación de jovencitos que se ha alimentado de una buena dosis de superhéroes, tenemos la película perfecta al mostrar a un personaje de su misma edad, en un ambiente común para su realidad (amores juveniles, computadoras, contentos y descontentos) que viene a ser un modelo a seguir en esta época de valores cambiantes (o perdidos). Estamos idealmente ante el héroe anhelante, el aspirante a seguir el ejemplo de sus ídolos mayores, que sigue la regla moral, que espera el momento apropiado dentro de su realidad para florecer, aunque en los ojos del cinéfilo ya lo ha hecho.
El joven y su figura paterna
         Peter confía ciegamente en Mysterio para irse a continuar viviendo su vida adolescente entre amigos y noviazgo, porque es el nuevo equivalente de Stark: craso error. La película se compone principalmente de efectos visuales con gran espectacularidad: toda una arquitectura que juega con realidades virtuales, falsedades y verdades, amenazas que pueden estar presentes o solamente en la imaginación. De ahí su diferencia con la monotonía de las escenas de enfrentamientos en las últimas cintas de Marvel producidas por Disney. Aquí hay humor y energía juvenil. El elenco está conformado por jóvenes simpáticos y sus universos son acordes con los estereotipos que gustan a los públicos norteamericanos (por ende a quienes los aceptan por imitación). Jake Gyllenhaal cumple con su prestancia y corpulencia que contrasta con el menudo, bien formado, Holland, aunque queda mermado por lo visual. Hay una secuencia en un bar (previamente en las alturas luego de la batalla) donde ambos expresan sus temores y sus anhelos (aunque en grados extremos de sinceridad), lo que constituye la escena mejor lograda con sus personas vivas. Otra etapa se abre para el Universo Marvel, acorde con un pequeño avance que aparece luego de los créditos.
Un joven que desea vivir su edad