domingo, 21 de noviembre de 2021

TRIBUTO AL PASADO

 
LA CRÓNICA FRANCESA
(The French Dispatch)
2021. Dir. Wes Anderson.

 

         Un tributo a las revistas norteamericanas que publicaban ensayos, críticas, relatos cortos, reportajes de investigación, y que han ido desapareciendo de la edición impresa ya sea en forma total o trasladándose al soporte digital y, en varios casos, de manera híbrida. Son revistas (las que persisten) como The New Yorker, Harper’s, The Atlantic Monthly (entre otros títulos, cuyos ejemplares físicos resultan demasiado caros en ocasiones y dividen su existencia ante personas que todavía prefieren el olor de papel y tinta en lugar de la fría pantalla). En este caso, la cinta se divide en tres historias y un obituario perteneciente a Arthur Howitzer Jr. (Bill Murray), editor de un periódico en Liberty, Kansas, cuyo hijo se exilió en Francia, enviando artículos para publicación, que devinieron el suplemento “The French Dispatch”. Las otras tres tramas suceden en fechas que van de los años cincuenta a los sesenta. La película nos narra, entonces, estas tres historias, con las cuales cierra el periódico su existencia, para dar una idea del contenido que, en esos tiempos, llamaban la atención de los lectores.

 

         La reportera Berensen (Tilda Swinton) narra la historia de un artista abstracto, Rosenthaler (Benicio del Toro), cuya obra se produce dentro de prisión ya que ha cometido un crimen. Por su lado Krementz (Frances MacDormand) recuenta su involucramiento con el apasionado y joven activista Zeffirelli (Timotheé Chalamet) en los levantamientos estudiantiles de los años sesenta. Finalmente, Roebuck Wright (Jeffrey Wright), hace la crónica de un secuestro que tiene que ver con la policía francesa y su cocinero oriental. Tanto las técnicas narrativas (animación, vídeo, formatos distintos que van de la proporción académica casi cuadrada hasta la panorámica, color o blanco y negro), como los detalles de las tramas y el inmenso reparto, obligan a que el espectador se preste a una atención constante para no perderse. En ocasiones, la fluidez se detiene para hacer alguna acotación, antes de retornar a su punto anterior.

         Wes Anderson se va nuevamente hacia el siglo veinte, para indicar las formas en que se manifestaba la cultura por medio de lo literario, utilizando todas las alternativas que la tecnología actual permite. Dentro de este hiperpostmodernismo, la mezcla de actitudes, pasiones, intereses de los personajes, nos recuerda los elementos en que se informaba con una perspectiva profunda y enunciativa sobre los hechos que iban sucediendo e impactaban al público. Por eso, la reportera que se involucra sentimentalmente con el activista estudiantil ofrece una visión desde “adentro”, de la relación personal, de las emociones que rodearon al hecho. En la actualidad leemos múltiples blogs, páginas especializadas, las redes sociales y, por supuesto, los portales de estas revistas. Ahora se “escarba” en el pasado para que lo conozcan las nuevas generaciones, aunque desde el desconocimiento y el dato erróneo: lo único que cuenta es el presente. Es el tinte nostálgico de Anderson respecto al acercamiento que era muy definido y completo en su momento.

         La cinta adquiere un tono diferente para cada espectador. El sentido del humor pertenece a una época diferente. La brillantez de narración es contemporánea gracias a la tecnología. El estilo de pastiche excepcional, antología incompleta, permite que al final de cuentas todo se unifique en el especial tributo a reporteros, escritores y articulistas que permitieron el florecimiento de esas revistas (que son mencionados en los créditos finales) y la construcción de universos personales. Una cinta aparentemente grácil y simple, que en realidad es compleja y propositiva, sin limitaciones en su interpretación.

El director Wes Anderson entre Chalamet y Adrien Brody 
en el Festival de Cannes 2021.