viernes, 3 de diciembre de 2021

MASCULINIDAD

EL PODER DEL PERRO
(The Power of the Dog)
2021. Dir. Jane Campion.

         Montana, 1925. El rudo ranchero Phil (Benedict Cumberbatch, excepcional) y su hermano George (Jesse Plemons) llegan al restaurante de Rose (Kirsten Dunst), donde el primero, bravucón, impone su presencia. Se burla del hijo de la mujer, Peter (Kodi Smit-McPhee), por su delicadeza. George se enamora de Rose y se casa con ella. Así, inicia una relación tortuosa entre cuñados que llevan a Rose al alcoholismo. Cuando Peter llega de la universidad para pasar el verano, lo que primero acontece es una continuidad de burla y escarnio hacia su persona; de pronto se torna en amistad y acercamiento con Phil, que será significativa y determinante para el futuro… Imposible continuar describiendo lo que sucede sin revelar puntos importantes de la trama.


         Estamos ante los hermanos con personalidades opuestas: George es serio, obeso, siempre vestido de manera muy propia, aun cuando cabalga. Phil es vulgar, prepotente, siempre vestido con chaparreras, regodeándose en su suciedad y la peste que produce. Phil se burla de su hermano (le llama “fatso”: gordinflón), pero duermen en la misma cama. No obstante, se menciona que Phil estudió en Yale y es experto en latín y griego, aparte de cultivar una afición entomóloga, lo que es una total contradicción debida a su manera de comportarse. Al casarse George, y traer a Rose a vivir al rancho, Phil cambia el blanco para sus burlas. La mujer se angustia y encuentra una salida por medio del alcohol. La llegada de Peter al rancho todavía provoca otra redirección de su escarnio, algo que el joven larguirucho recibe impasible, pero luego capitaliza.

         La cinta se distingue por las miradas, los gestos. La realizadora hace uso de acercamientos que dicen más que cualquier diálogo. El mejor ejemplo está en la noche de bodas de George cuando duerme con su mujer en un cuarto adjunto al de su hermano. Phil escucha los gemidos del acto sexual y se nota su rechazo, su disgusto, o tal vez un deseo reprimido. El título de la cinta (por ende, de la novela en la cual está basada) proviene de un salmo bíblico: Libera a mi alma de la espada; libera a mi querida del poder del perro, que vendrá a darle sentido a las acciones, y a sus consecuencias, que realizan los personjes.

         Una visión existencialista sobre la sensibilidad masculina. Dos seres, Phil y Peter, cuyas condiciones humanas buscan encontrar sentido a sus vidas. Cada uno guardando apariencias, ocultando sus naturalezas, disfrazando sus deseos. Cada uno con motivaciones distintas para esas acciones que se confunden bajo otros objetivos. Dividida en cuatro capítulos que van estableciendo personajes, encaminándolos en sus destinos, la película va lanzando cabos sueltos para unirlos, magníficamente, al finalizar. La realizadora neozelandesa Campion se ha distinguido por la descripción de sus personajes masculinos a lo largo de su carrera (como el rudo campesino ante su esposa comprada en El piano, 1993; o el detective libre que investiga un asesinato en En carne viva, 2003), algo que ahora resulta más distintivo gracias a, como ella dice en una entrevista, el movimiento #me too. La cinta aborda dicha esencia desde otra óptica. Extraordinaria.

Jane Campion y Kirsten Dunst en el Festival de Venecia 2021