AMOR SIN BARRERAS
(West Side Story)
2021. Dir. Steven
Spielberg.
La conocida trama de Romeo y Julieta trasladada al Nueva York de finales de los años cincuenta, entre pleitos de pandillas étnicas: los norteamericanos (descendientes de blancos, extranjeros) y los puertorriqueños, defendiendo su territorio, se narra a través de la historia de María (Rachel Zegler) y Tony (Ansel Elgort), enamorados apasionadamente, divididos por los odios raciales. En esta nueva adaptación de la comedia musical de Leonard Bernstein, se buscó la fidelidad hacia la puesta en escena, sin la intención de utilizar la referencia obligada y conocida de la versión cinematográfica de 1961. Para quienes conocemos y amamos la película de Wise y Robbins, es ineludible la comparación y el extrañamiento. Sin embargo, es otra película de Spielberg, con su narración fluida y su perspectiva visual.
La comedia musical se estrenó en 1957, luego de haber estado una década como proyecto en las mentes de sus creadores, Bernstein y el letrista Stephen Sondheim, aparte del dramaturgo Arthur Laurents y el coreógrafo Jerome Robbins. Spielberg, con diez años de edad, quedó deslumbrado con las canciones del disco que reproducía esa versión teatral, adquirido por su padre, al cual dedica la película. Como era de esperarse, el nuevo guion ofrece contexto al colocar la acción en medio de las demoliciones del centro de Nueva York para la construcción del Lincoln Center. Igualmente, los personajes se definen con algunos datos que jamás se tocan en la puesta original: María llega a Nueva York para vivir con su hermano Bernardo, del cual se sabe que se dedica al boxeo y vive extramaritalmente con la modista Anita. Por su parte, el joven Tony acaba de purgar una condena de un año por haber golpeado a otro rival de la pandilla que había fundado, los Jets, de los cuales ahora es cabecilla Riff, amigo de siempre de Tony, que los ha abandonado, y trabaja en la tienda de Valentina (Rita Moreno, en un rol escrito para ella). De esta manera, se le da mayor sentido a la presencia latina en Nueva York por el carácter de estado asociado que tiene Puerto Rico y que se nota como amenaza hacia la hegemonía de los blancos que, en realidad, tienen ascendencia extranjera (italianos, irlandeses, polacos).
Y está la historia de amor más fuerte que los lazos familiares y que todo sentido moral. Spielberg se siente conmovido y decide regodearse sobre esa fuerza. La escena del balcón, que en este caso son las escaleras de escape de las viejas casas de apartamentos, muestra las barreras del título en español. Las rejillas estorban. Tony tiene que escalarlas para llegar hasta su objeto amoroso. Lo más impactante de esta historia reside en el sentido trágico: cuando todo se ha planeado de la mejor manera, interviene la fuerza del destino. Contra toda esperanza e ilusión, se enfrenta la imposibilidad amorosa. A pesar de que exista una pequeña alternativa de felicidad, no podrá ser. Hay detalles y pequeñas circunstancias que refinan a la trama. Spielberg evita los excesos que pueden dar lugar al ridículo (por estar pasados de moda). La vieja Valentina viene a ser el coro griego cuando canta “Somewhere”, hablando de una situación general, de humanidad, más que del caso singular de una pareja. Anita y Bernardo cantan sus ventajas y desventajas de vivir en “América”, al salir a la calle, a plena luz de día, para expresarse en medio de la gente.
Y el
reparto es muy adecuado. Ahora tiene actores que cantan y bailan. Ansel Elgort
es muy expresivo, excelente actor, que deja muy atrás al inadecuado Richard
Beymer en la versión de 1961: el momento en que se entera de la falsa muerte de
María, su expresión vale por todo su desarrollo actoral en la trama. La coreografía de
Robbins se respeta parcialmente, en su esencia, pero ahora se está adaptando a otro tipo de
escenario. Se sigue la tendencia actual del cine: muchos cortes que solamente
dan idea general de baile, en lugar de una cámara que permita disfrutar de los
movimientos corporales: claro, no es teatro, ni es película musical de antaño: es la época de la rapidez. Los
números de danza están como fondo, a distancia, de la trama que se está presentando.
Spielberg muestra la derrota del sueño americano, aunque la trama permite
cierto dejo de esperanza. La cinta es espléndida para el público al cual está
dirigida, que no es, para nada, aquel que la disfrutó en su versión anterior.
El maestro Steven Spielberg con su elenco