martes, 7 de junio de 2022

CLONACIÓN Y PODER

JURASSIC WORLD: DOMINIO
(Jurassic World: Dominion)
2022. Dir. Colin Trevorrow.

         Cuatro años después de la destrucción de la isla Nublar, los dinosaurios se han integrado al sistema ecológico, aunque provocando problemas: hay quienes los utilizan para venderlos, otros los confrontan para crear peleas ilegales, y en otros casos hay ataques a personas, como todo animal salvaje. Empieza a ocurrir una devastación de campos de cultivo gracias a langostas creadas genéticamente. El culpable de todo es el millonario Dodgson que, aparentemente, utiliza la genética como control de los animales prehistóricos, cuando en realidad desea dominar al mundo, encontrar el ADN que permite la clonación perfecta, y para ello secuestra a Maisie, la nieta del legendario magnate Lockwood, así como al pequeño dinosaurio que la misma Blue, el dinosaurio creado genéticamente, pudo engendrar por sí mismo, como sucedió con la adolescente Maisie. Por otro lado, los investigadores Sattler y Grant, retornan para buscar pruebas de los experimentos creados por la compañía de Dodgson. Con estas dos líneas de acción, además de fenomenales efectos especiales, se va desarrollando una cinta que fluye, no permite sentir su larga duración (2 horas y media) y concluye, según aseguran, la popular franquicia, iniciada en 1993 por Steven Spielberg y el creador de la novela base, Michael Crichton.

         En 2015, la resurrección de estos dinosaurios, con Mundo Jurásico, fue espectacular pero muy lánguida en su acercamiento a los problemas creados para el sistema ecológico con las creaciones genéticas de animales del pasado. Tres años más tarde, Mundo Jurásico: El reino caído, alcanzó un dinamismo que, por fortuna, se ha recuperado en esta conclusión que, inteligentemente, reunió a los protagonistas originales de la primera cinta (Laura Dern, Sam Neill y Jeff Goldblum) con los principales actores de la nueva etapa (Bryce Dallas Howard y Chris Pratt). Al inicio de la cinta, se muestra la propagación de los dinosaurios para el mundo entero, como metáfora de peste y enfermedad. Posteriormente, se une con las plagas de langostas genéticamente creadas que, al terminar con ciertos cultivos, permitirán el control alimentario por parte de una poderosa empresa que disfraza su avaricia con una capa de altruismo.

         Se van alternando los hechos de cada grupo de personajes hasta que llega el momento de reunirlos. Mientras tanto, suceden imágenes tan bien logradas que se tornarán entrañables. Desde la primera película era impresionante la recreación por efectos de los dinosaurios que nos parecen reales. En esta ocasión, las persecuciones por parte de los animales y su interacción con los seres humanos llega a otros niveles de perfección. No se puede separar al truco cinematográfico utilizado en rodaje, con los efectos especiales creados por computadora. Todo sucede en una realidad prácticamente virtual. Hay una secuencia donde Owen (Chris Pratt) persigue a una especie que recuerda a los caballos salvajes ya que la técnica para atraparlos y calmarlos es la misma. En otro momento, un garito ilegal donde se venden animales o se enfrentan como pelea de gallos, hace creer que todas esas especies están junto a los seres humanos. La secuencia del ataque de las langostas modificadas es devastadora, lo mismo que otra alucinante con estos animales incendiados, volando por los aires. Y en otra secuencia, Claire es perseguida por una temible especie y debe de sumergirse en el agua. Entretenimiento de alto nivel.

         Al tener dos intenciones narrativas: el tema de la clonación perfecta y sus posibilidades, además del control mundial alimenticio, estamos ante metáforas de los fines políticos y ambiciosos del poder ilimitado y controlador por medio de una ficción. De hecho, toda la serie se asentó en la creación de estos animales prehistóricos como ilustración futurista de lo que la bioingeniería podría llegar a crear. En resumen, se puede notar el temor al control de población, tanto en sus personas. Kazuo Ishiguro lo trató en su novela “Nunca me abandones” sobre la creación de clones cuyos órganos vitales servirán para transplantes en gente acomodada, enferma. En cine tenemos la excelente El sexto día (Spottiswoode, 2000), con Schwarzenegger o Asesino perfecto (Lam, 2001) con Van Damme o Proyecto Géminis (Ang Lee, 2019), subestimada joyita con el ahora muy desprestigiado e injusto ganador de premios Will Smith, por mencionar solamente tres títulos muy populares.

         Fue muy inteligente la reunión de los dos elencos. El primero, con la reunión de la pareja Ellie y Alan, ofrecen momentos muy conmovedores. El personaje de Alan Grant nos recuerda a Indiana Jones, y puede tomarse como tributo al creador de la franquicia y productor Steven Spielberg (hasta el sombrero es importante). Su contraparte, la pareja de Claire y Owen, tienen otra connotación. Mientras que los primeros se encontraron ante la amenaza de estos animales, los siguientes ya vivieron dentro de este universo. Está presente la pasión entre ellos, y se agradece. Por otro lado, el ya sesentón y atractivo Campbell Scott, como el villano, nos muestra lo bien que ha envejecido, aunque no resulta tan amenazador como lo es en su manipulación de los demás. Termina (aparentemente, uno nunca sabe, dependerá de la taquilla) una serie de cintas que se tornaron entrañables y que ya son clásicas (las más antiguas, a ver cómo le va a las siguientes, más recientes, con el paso de los años). Finalmente, si el realizador Trevorrow fue blando en el primer Mundo Jurásico, aunque diligente guionista en su primera secuela, ahora parece haber adquirido mayor dominio de su oficio: excelente correspondencia con el título de la cinta (curiosamente, no traducida al español, como en las otras previas).

El director, productor y guionista Colin Trevorrow