BESTIA
(Beast)
2022. Dir. Baltasar Kormákur.
El médico Nate Samuels (Idris Elba, siempre magnético) viaja al pueblo de Sudáfrica de donde era originaria su recientemente difunta esposa. Le acompañan sus hijas adolescentes Mare (Iyana Halley) y Norah (Leah Jeffries). Llegan a la casa de Martin (Sharlto Copley), amigo de la infancia de su esposa, que ahora trabaja como guardia del lugar, quien les lleva hacia una parte alejada, perteneciente a la reserva salvaje, fuera de zona turística. Al llegar a una pequeña villa, encuentran muertos a todos sus habitantes, atacados por un feroz león. Más tarde, ellos serán amenazados por la misma bestia salvaje. Esta es la base argumental de una modesta, pero efectivísima, producción, narrada de manera compacta, plena de situaciones que no se salen de las posibilidades reales, que mantienen al espectador con el alma en un hilo.
El viaje se suponía catártico para el hombre y sus hijas. El hecho de que el matrimonio se hubiera separado, sin considerar que la mujer tendría un cáncer terminal, había provocado una serie de reclamos y rencores en sus hijas (sobre todo la mayor, Mare). Ahora, este retorno a los orígenes se buscaba como intento de reconciliación y recomposición de la ruptura familiar. Este contexto servirá para que la unión pueda darse gracias a las variables no controladas por la familia: el encuentro con una bestia, una amenaza cualquiera, que ponga en jaque a la convivencia: puede darse otra muerte.
Aparte de la anécdota, hay un comentario sobre la cacería ilegal de leones (que, de hecho, da lugar a un prólogo que más tarde se justificará). Los motivos de la bestia se explican indirectamente ante una manada de leones cuya composición familiar es definida: los machos cuidan de las crías mientras las hembras salen a cazar; la presencia de otro león, ajeno a esta manada, puede producir tremendos pleitos que llevan a su propia aniquilación.
El
realizador islandés Kormákur ha demostrado su eficiente manejo de la
espectacularidad (Everest) o del melodrama íntimo (Reykiavik 101)
o de la dosis de suspenso (Contrabando, A la deriva). En esta
ocasión, la simple amenaza de un ataque imprevisto, impredecible, mantiene la
atención, pero está tan bien dosificado, que la cinta va cerrando cabos, sin
que se pierda el ritmo ni el sentido de alerta. Así como la mujer de A la
deriva sobrevivía gracias al
recuerdo y la presencia inmaterial de su marido en la inmensidad del océano, en
esta ocasión está la vasta sabana africana y la confrontación con el peligro:
la familia está vulnerable, puede perderse, así que no queda más que el dulce
recuerdo para que Nate logre avanzar y salvarla.
Idris Elba con su director Baltasar Kormákur