miércoles, 3 de agosto de 2022

LAZO DE FAMILIA

MI PRIMO
(Mon Cousin)
2020. Dir. Jan Kounen.

                  Pierre (Vincent Lindon, dominante) es el presidente de una compañía vitivinícola de abolengo. Cada cinco años debe de renovarse un contrato para que las acciones puedan comercializarse. En esta ocasión, ha muerto su tía, propietaria del 50% y quien debe de firmar es el hijo de ésta, su primo Adrien (François Damiens, soberbio), para poder llevar a cabo una fusión con otro viñedo de alcurnia. Al volver a encontrarse, la alegría de Adrien es excesiva contra la pasividad y molestia de Pierre. Adrien ha tenido problemas emocionales luego de la muerte de su madre y el reencuentro con Pierre le ha sacado de un sanatorio al cual se había recluido voluntariamente. Con tal de seguir conviviendo con Pierre, Adrien va retrasando la firma, exigiendo acompañar a su primo por todas partes. La cinta, una comedia humana bien equilibrada, que juega con personajes disímbolos a los cuales el tiempo ha cambiado y distanciado, nos lleva por un viaje de reconocimiento y comprensión.

                   Lo que aparentemente puede parecer, por la publicidad y el comportamiento inicial del efusivo primo Adrien, una cinta de enredos y situaciones que provoquen la carcajada, en realidad es una cinta amable e introspectiva. Personajes complejos, cuyas acciones los van definiendo y estableciendo en sus dimensiones. Adrien, dado al misticismo, a la bondad, a la búsqueda del equilibrio de la naturaleza, contrasta sus actitudes con el frío y calculador Pierre, cuya vida ha sido alcanzar la perfección, el éxito, el alcance de metas, ya que es lo único que sabe hacer. El encuentro entre estos dos personajes, primero bajo el pretexto de la excentricidad de quien está considerado “loco”, y luego bajo la lógica dentro de la extravagancia, irá destruyendo las capas de cinismo y pragmatismo de Pierre.

                   Hay una secuencia de un viaje por avión privado, donde Adrien tiene un ataque de pánico. Hace notar que no ha descuidado su tiempo, recibiendo el producto de las inversiones familiares, adquiriendo diversos conocimientos. Se nota intuitivo y especialista. El vuelo a bajas alturas, los helicópteros que atacan a las aves en procesos de reproducción, los automóviles que deben de rentarse, su facilidad mecánica, las plantas que convienen a cada empleado de la compañía para curar sus males físicos o sentimentales. Adrien viene a ser una especie de shamán que llega a la vida de su primo para abrirle los ojos hacia el disfrute de la vida que debe de estar equilibrada. Kounen, el realizador, es especialista en los rituales de Ayahuasca (hasta filmó un documental al respecto y escribió un libro) porque ha sido activista sobre el medio ambiente: no podría faltar dentro de su discurso fílmico.

                   Y entrando con el realizador de origen holandés, pero radicado en Francia, Kounen, estamos ante un creador polifacético. Sus cintas han tocado diversos géneros. Desde su debut en Dobermann (1979), cinta con más estilo que sustancia, acerca de un delincuente sin escrúpulos, perseguido por un policía todavía peor que él, pasando por Renegado (2004), una cinta del oeste a la francesa, o su acercamiento a Coco Chanel y Stravinsky (2009) que narra la relación que se dio entre la modista francesa y el músico ruso, de vanguardia, siempre ha coincidido con personajes que requieren del enfrentamiento con “el otro” para definir su propia naturaleza. A pesar del cambio temático, las constantes de sus personajes permanecen y por eso es un realizador de interés.

 Unas actuaciones espléndidas por Damiens y Lindon

                   Mi primo es una película que debe verse con ojos sensibles. El gran amor de Adrien por Pierre tiene sus antecedentes que se irán revelando a lo largo de la cinta. Las motivaciones específicas de un rechazo que no se debe precisamente a la excentricidad de un pariente, sino a cuestiones más profundas. Dos actores excepcionales llevan los roles principales. Una fotografía espléndida, con tonos adecuados a los sentimientos y circunstancias de cada personaje y de cada momento. La cinta muestra la construcción de una nueva confianza, de una nueva esperanza.

El realizador Jan Kounen con su actor, el belga Damiens