LOS AÑOS MÁS BELLOS DE UNA
VIDA
(Les Plus belles années d'une vie)
2019. Dir. Claude
Lelouch.
El gran éxito del realizador Lelouch fue Un hombre y una mujer (Un homme et une femme, 1966) que recorrió las pantallas del mundo, además de ganarse la Palma de Oro, en el Festival de Cannes, así como los Óscares a mejor película extranjera y mejor guion original. La historia del encuentro y desencuentro entre una mujer viuda, Anne (Anouk Aimée) y un corredor de autos, Jean-Louis (Jean-Louis Trintignant), narrada en alternantes colores o monocromo, acompañada de una música pegajosa, cuyo tema era sin palabras (“shabadabada”), provocó críticas opuestas. Mientras algunos la encontraban como una cursi trama romántica donde no pasaba nada, otros la veían como la recuperación del romanticismo en el cine. Al ser filmada dentro de los tiempos mayores de cineastas de la Nueva Ola Francesa, se le consideraba una copia complaciente de técnicas. Sin embargo, el tiempo le ha dado otra dimensión, además de que es un título clásico dentro del cine universal. En 1986, Lelouch filmó Un hombre y una mujer: veinte años después, sin recuperar el éxito de su cinta emblemática. No obstante, al cumplirse cincuenta años del título, en el propio Festival de Cannes, Lelouch pensó en volver a reunir a sus personajes y narrarlos ya en su tercera edad, ancianos y con situaciones propias del tiempo. En 2016 estaban vivos tanto Anouk Aimée, Jean Louis Trintignant, así como con el compositor Francis Lai, y los cantantes Nicole Croisille y Pierre Barouh. Sin embargo, la cinta se filmaría hasta 2018 y en ese año fallecerían Barouh y Lai.
Los años más bellos de una
vida recupera
a Jean-Louis, con demencia senil, internado en una residencia. Su hijo, Antoine
(Antoine Sire, quien interpretara al hijo, niño, en 1966), busca a Anne, quien
ahora atiende una pequeña tienda para pedirle que vaya a visitar a su padre, ya
que es el único recuerdo que conserva. Anne acepta y esto es lo que dará tema y
sustancia a una película simple (al estilo de la cinta original) donde la
memoria intermitente y los recuerdos se alternan con sueños y realidades. Mientras
que Jean-Louis tiene solamente fijo el recuerdo de ese romance, de quien fuera
la mujer de su vida, a la cual no supo retener, Anne rememora con detalle todos
los momentos vividos. Esto permite que se alternen imágenes de Un hombre y
una mujer donde se puede ver al seductor Jean-Louis y a la impactante Anne,
en la plenitud de su belleza, para comparar con la realidad cruel del paso del
tiempo, que, no obstante, se justifica por los recuerdos: ¿de qué serviría
nuestra vida si no gozáramos de aquello que nos hizo ser felices? La película
viene a ser un ejercicio de estilo, una meditación sobre el significado del
pasado, una pequeña sinfonía sobre la memoria y el recuerdo. Va a ser mejor
comprendida por quienes conozcan la cinta original.
Lelouch
cuenta que se inspiró en la imagen de una pareja que estaba en la playa, junto
con un perro. A partir de ahí, surgió su galardonado guion. Originalmente, Romy
Schneider había sido elegida por el realizador para interpretar a Anne, pero a
la actriz no le gustó la trama y declinó: de ahí que fuera Anouk Aimée la
elegida. Y algo, accidental, debido al compositor, fue el famoso “shabadabada”
que no estaba contemplado en el inicio. Lelouch se mantiene fiel a sus
personajes. No deja cabos sueltos y hace referencia a los hechos que creó para
su historia de veinte años después, para que todo quede congruente y uno acepte
el destino de estos personajes que marcaron, contra toda opinión contraria o
favorable, a una generación.
Claude Lelouch, Anouk Aimée y Trintignant en Cannes 2016