HALLOWEEN: LA NOCHE FINAL
(Halloween Ends)
2022. Dir. David Gordon Green.
Un año después del reencuentro de Michael con Laurie (Jamie Lee Curtis), donde muriera su propia hija, estamos ahora en el día de Halloween 2019 para un prólogo donde un accidente provoca la muerte de un niño, para que su cuidador, Corey (Rohan Campbell), sea acusado injustamente. Tres años más tarde, cerca de la fecha, nos enteramos de que el joven salió libre pero quedó marcado dentro de la comunidad de Haddonfield, Illinois. Laurie escribe su historia mientras vive ya libre, junto con su nieta Allyson (Andi Matichak), enfermera de consultorio médico, quien comienza a salir con Corey. Éste, al ser confrontado por un estudiante prepotente, es lanzado debajo de un puente donde se encuentra con Michael, quien ha estado escondido en una covacha del drenaje pluvial. Michael no lo ataca, pero le “infecta”. Corey iniciará, junto con Michael, una serie de asesinatos que, definitivamente, tendrá que irse acercando a la persona de Laurie…
El aparente final de la saga que nos ha entretenido por más de 40 años desde que el maestro John Carpenter la estableciera en 1978 (aunque en algún momento, Laurie expresará que “el mal toma diferentes formas…”), también cierra la trilogía del realizador Green sobre el tema: “Halloween” (2018) nos reintroducía a Laurie, ya mayor, volviendo a enfrentar a su némesis. “Halloween Kills: la noche aún no termina”, nos mostraba a la familia de Laurie compartiendo la amenaza del mal, así como su paranoia reflejada como fortificación en las afueras de la ciudad. “Halloween: la noche final” (2022) nos trae a Laurie, vuelta a mudar a Haddonfield, resignada por la muerte de su hija, pero cuidando a su nieta. La cinta introduce un giro inesperado: la inclusión del joven Corey, víctima de una broma que tuvo consecuencias fatales, quien queda como alma vulnerable. Al encontrarse con Allyson, ambos jóvenes buscan la manera de protegerse mutuamente, pero la maldición se encuentra vigente. Aunque resulte ilógico (¿qué puede haber de lógico dentro de estas metáforas de la maldad?) que Michael haya pasado cuatro años dentro de una covacha, no deja de ser una representación ya que es omnipresente. Al ser confrontado con el débil y desesperanzado Corey, luego de una humillación, le resulta fácil invadirlo de sus deseos de muerte y exterminio. El mal se infecta, nos propone esta cinta (y sin querer, se vuelve comentario indirecto de lo que nos ha afectado en estos últimos años) y solamente se necesita cierta vulnerabilidad para que logre su cometido.
La
historia de amor entre estos dos jóvenes que han sido quebrantados por sus
experiencias trágicas viene a ofrecer un aura de esperanza, pero la maldad siempre acecha y su fuerza es más poderosa que otras pasiones. Todos los asesinatos
tendrán que irse sucediendo para encaminarse hacia el enfrentamiento entre Michael
y Laurie. Sin embargo, hay una toma anterior, donde Laurie mira por la ventana,
se da cuenta de que Corey está frente a su casa, en la misma posición que
muchos años atrás vio por primera vez a Michael. Así, de manera elegante y
simple, la cinta nos transporta al origen (como homenaje a Carpenter), da cuenta de la intuición de Laurie
sobre el mal inminente por manifestarse, comienza la angustia y se enciende la alerta. De manera inteligente se establece la dialéctica entre polos opuestos ante la empoderada y ya harta Laurie, junto al infectado Corey y al emblema inmortal. Una
resolución satisfactoria en cuanto a la eliminación extrema del cuerpo de
Michael Myers, pero no olvidemos que “el mal toma diferentes formas…”.