Sobre todo cine, efemérides y mucho más: inquietudes que deseo compartir... luego, el infinito.
lunes, 1 de marzo de 2010
LA CRUZ DE SU DOLOR
Acabo de ver (más bien: gozar, disfrutar, deleitarme con) una extraordinaria película de Vincent Sherman que tuvo como título original "La cruz de su dolor" (Mr. Skeffington, 1944), producción de la Warner Bros. para el lucimiento de su entonces estrella principal y diva absoluta Bette Davis. En este caso interpreta al personaje de Fanny Trellis, una bella joven neoyorquina, con poco más de veinte años de edad, en 1914, cuando conoce al rico y poderoso Skeffington, jefe de su parásito hermano Trippy (Richard Waring)quien va a advertirle que lo entregará a las autoridades correspondientes por un fraude. Ella es cortejada por diversos hombres pero selecciona al mencionado Job Skeffington (un Claude Rains impecable, del cual ya platicaremos en una entrada específica) porque de esa manera logra salvar a Trippy, aunque lo pierde cuando éste, enojado por tal decisión, decide enlistarse y, al menos, morir honrosamente durante la Primera Guerra Mundial.
La cinta nos habla de una mujer frívola y vanidosa. Job Skeffington hace honor a su obviamente simbólico nombre, ya que tolera con paciencia a la mujer de la cual está locamente enamorado y soporta que ella siga siendo cortejada o que busque a otros hombres. Le dice a Fanny: "Una mujer es tan bella como es amada", por lo que ella está segura de su atractivo y hasta permanece hermosa a pesar del paso de los años. Fanny no es cruel con su marido, simplemente indolente, y hasta tiene una hija que luego, le cede al solicitar el divorcio. Job decide partir hacia Alemania en los inicios de los años treinta. Fanny sigue su enloquecida vida hasta que contrae una difteria por la cual se esfuma belleza y cabello; engruesa el cuerpo; su cutis pierde la lozanía y se reseca. Ofrece una fiesta donde todos sus invitados critican la pretensión de sentirse hermosa cuando ya no queda nada. Luego, llega su exmarido. Job ha escapado de Alemania donde sufrió vejaciones terribles por los nazis. Fanny teme que la vea, pero sorpresivamente, el Sr. Skeffington está ciego. Ella siempre quedará en su memoria como era cuando joven. Seguirá siendo amada por lo que se mantendrá, al menos en el recuerdo, como bella y hermosa mujer.
Por supuesto que es una sinopsis muy simple. Lo que debe destacarse es que es una cinta realizada para el público femenino que se encontraba solo, sin los hombres que entonces peleaban una Segunda Guerra Mundial. Es otra oportunidad para que la Davis se desborde con personaje extremo y pueda jugar con maquillajes que la avejentan y le dan matices impensables en las bellas de Hollywood que no aceptaban una apariencia alejada del glamour. Su cutis se nota blanco (como un antecedente de su Baby Jane en los años sesenta)y es impecable el maquillaje falso cuando llega a su etapa decadente. El aspecto moral es audaz: Fanny es amasia de un hampón en los tiempos de la prohibición alcohólica, mientras Job tiene relaciones con sus secretarias. En una secuencia insospechada, ambos se encuentran con sus respectivos amantes e intercambian lo que sería una moderna conversación para su momento.
También hay una secuencia delirante donde la vieja Fanny visita a un psicoanalista ya que es una "nueva" técnica médica. El médico Byles (un extraordinariamente cínico George Coulouris)la recibe, pero antes de atenderla, abre la ventana del consultorio, por lo que nosotros, espectadores, sentimos que hubo un mal olor (o exceso de olor). Luego le dice que está "sobreperfumada" cuando le asesta en su cara la vejez. Ella se ofende pero el hombre le espeta que su trabajo está asentado en la verdad.
El director Vincent Sherman dirigió la segunda de sus dos cintas con la Davis (la primera fue "Vieja amistad" de 1943). Melodrama antológico como tantos que podemos señalar del Hollywood de los años treinta y cuarenta, sobre todo (en la década siguiente, se sofisticaría el género), porque permitió el establecimiento de personajes únicos, que llegarían a niveles inesperados. Sherman lograría otras joyas con Ida Lupino, Joan Crawford, Ann Sheridan y Rita Hayworth, por ejemplo, para morir a pocas semanas de cumplir cien años en 2006. Qué maravillosa herencia nos ha tocado recibir a los cinéfilos de hueso colorado: los que nos desvivíamos en el pasado por ver cine a como diera lugar, en vez de estar pescando el último grito de la moda o la espectacularidad ultratecnológica.
Aquí hay unas fotos de la Davis, Rains, y del personaje de Fanny tanto joven como avejentada.