martes, 20 de septiembre de 2011

LA PODREDUMBRE


MISS BALA
2011. Dir. Gerardo Naranjo.


In Memoriam por las víctimas, todas ellas, de cualquier manera...

Laura Guerrero (Stephanie Sigman, excelente)
aspira a ser Srita. Baja California para tener dinero y todo aquello que siempre soñó. Junto con su amiga Azucena asisten a las audiciones y quedan seleccionadas con mucha presión. Esa misma noche, en una discoteca, Laura es testigo de cómo llega un grupo de sicarios que balacea y mata. Ella logra salir viva pero su amiga desaparece. A la mañana siguiente busca ayuda con un tránsito en patrulla para encontrar a su amiga; el hombre le pide que suba al auto, ella le cuenta los hechos y el hombre la lleva a un lugar donde están los atacantes de la noche anterior. Uno de ellos, Lino (Noé Hernández),
le pregunta dónde vive, sus motivos de la búsqueda, la cuestión del concurso, le pide un favor y luego le da un teléfono y dinero. Ella tiene sentimientos ambiguos porque en el concurso la han aceptado por instrucciones de Lino y el dinero se lo han dado para que compre ropa. Laura sale rumbo a su casa y en el camino es detenida por un agente que le quita el teléfono. Ya en casa, recibe la visita de Lino quien ha sido herido. Ella hace que su hermano y su padre dejen el lugar y es poseída por Lino.

No es conveniente contar más trama para comentar que la cinta plantea en imágenes lo que tanto Ud. como yo y muchos otros sentimos cotidianamente: la podredumbre que nos rodea, los contubernios entre la gente del poder y los narcotraficantes; la asociación delictiva entre quienes se suponen guardianes de la ley y el orden junto con cualquier sicario de uno u otro bando para provocar las estúpidas e inútiles guerras que cada día van mermando a la población sin que termine el negocio o se hagan jugosas negociaciones. El país se ha vuelto una mescolanza de seres corruptos porque en algún momento se perdió el control, se unieron pobreza y otro tipo de prepotencia aprovechando la pobreza y el odio social entre quienes tienen menos o los que exageran de más (y hasta lo anuncian a los cuatro vientos). Lo más importante: la pérdida del honor, la decencia, la moral, al grado que ahora sí ya no se queda en mera canción aquello de que la vida no vale nada. Qué importa morirse si al menos por un ratito pudimos disfrutar lo que siempre anhelamos: manejar una megacamioneta; gastar los dólares al por mayor; gozar a las mujeronas que solamente algunos podían, anteriormente, acceder; y todo es en serio, sin carga de humor, con la distancia adecuada al fenómeno y el acercamiento terrible por medio de una víctima que jamás creyó serlo.

Hay secuencias donde estallan las balaceras, se rompen vidrios, se agujeran coches y casas.
Todo tan cercano a las noticias del periódico o a las advertencias del Twitter. Y por eso nos apropiamos de la película, aunque debe aclararse que no es por caer en lugares comunes, sino porque es testimonio de nuestro tiempo y muestra todo aquello que nos hace interrogarnos cuando se publica la foto de los integrantes de una banda que han sido detenidos: ¿será verdad o meros chivos expiatorios? Ejemplifica lo que nos evita acercarnos al “representante de la autoridá” porque sabemos que tendrá una respuesta errónea, gratuita o hasta con matiz amenazante. Indica que ya no importa la jerarquía para dar idea de esfuerzo y dignidad: cualquier alto rango militar está tan corrompido y es tan caliente como el que más.

Gerardo Naranjo, el director,
gusta de seres extremos como la protagonista de “Drama Mex”
o la parejita de “Voy a explotar”
o el par de delincuentes en su episodio (R-100) de “Revolución” donde solamente da pistas para que completemos las historias e inventemos las circunstancias.

No sabemos nada de Laura fuera de su ambición por ser Miss Baja para tornarse en Miss Bala. Lino se va construyendo desde su importancia para hacer que Laura concurse hasta el descubrimiento de sus relaciones personales. Nunca sabemos qué pasó con la madre de Laura y es una chica fronteriza con aspiraciones. En sus propias palabras, el director Naranjo ha dicho que le gustan los personajes de la periferia (“los inadaptados”) y es certísimo con estos sicarios, estos corruptos, estos hijos de mala madre. “Miss Bala” es otra muestra de excelencia en su distinguida carrera y no llega al tremendismo por el tremendismo. Devela la tristeza en el espectador. Uno no puede terminar de ver la película sin una gran melancolía por otros tiempos, ni dejar de sentir un severo malestar por el futuro que nos espera (sigue la lucha: corrupción; se pacta: corrupción). Esta guerra es un síntoma de la enfermedad mundial. Almas muertas en vida.