EL
EJECUTOR
(Bullet
to the Head)
2013. Dir. Walter Hill.
Sylvester
Stallone aparece como Jimmy Bobo, un pistolero a sueldo que cae víctima de una
trampa: mata, junto con su compañero Louise (Jon Seda) a un ex policía que se
ha apoderado de los secretos de un corrupto poderoso de Nueva Orleans. Éste, a
su vez, pide que asesinen a los pistoleros: Louise sucumbe mientras que Jimmy
se salva. A partir de este momento, su meta será la búsqueda y exterminio de su
rival. A su vez, un detective Taylor
(Sung Kang) busca al asesino del ex policía.
La cinta nos lleva por momentos
oscuros a través de una narración magistral: la primera secuencia es
prácticamente de las últimas previas al desenlace, solamente que con alto
contraste y falta de color. El diálogo nos dice que a un policía se le ha
salvado asesinando a otro policía. La película nos muestra las diferencias
entre ética y moral con una trama basada en una novela gráfica francesa, se
denuncia la corrupción policiaca, el juego sucio de los poderosos y los
personajes que, a pesar de su rudeza (y dureza) mantienen un poco de
sentimentalismo que les redime.
Aquí vuelve a mostrar su
atención hacia el héroe vuelto aparente criminal, aunque nunca mata mujeres ni
niños. Siempre sus víctimas serán perversos o culpables comprobados para que se
cumpla la justicia del hombre. Otra odisea dentro de un laberinto para llegar
al villano superior. El hombre que es moralmente congruente y cumple sus
promesas: “Te voy a matar” significa precisamente eso.
Es una cinta del maestro Walter
Hill
a quien le debemos “El peleador callejero” con un Charles Bronson rudo,
equiparable al héroe de esta cinta (cuya acción también sucedía en Nueva
Orleans, pero en 1933)
o “El conductor” con atmósferas tan oscuras. También
fue el creador de “Los guerreros” (The Warriors), lectura contemporánea de “La
Anábasis” de Jenofonte ya que era una expedición a través de la noche contra
los enemigos entre pandillas de Nueva York
o “Calles de fuego”, otra versión
sobre antiguas épicas que nos traen de vuelta a los grandes clásicos griegos.
La cinta denuncia la corrupción
policiaca y la alianza con los poderosos. Qué mejor momento que el que se vive
mundialmente con el trastocamiento de los ideales morales y la perversión de
los valores. Uno siente que se encuentra en el medio ambiente universal. Una
fábula de nuestro tiempo contada de manera directa, sin concesiones y
cumpliendo con sus fines sin retrasar los hechos.
Jimmy Bobo es un criminal de
carrera. Ha iniciado sus latrocinios desde la juventud y eso sirve como
pretexto para mostrar diversas fotos de Stallone
desde que apareció en “Rocky”
hasta nuestros días: lo vemos envejecer en pantalla ya que ahora, a los 66
años, sigue menudo (siempre ha sido de estatura mediana), con sus cirugías que
ya no engañan, su piel ajada, pero la musculatura en su lugar y el papel de
héroe, intacto. Es un placer verlo envejecido en un papel justo que nunca
pierde la dignidad y que se da cuenta que, al final de la vida, más vale
disfrutar de aquello que le puede dar sentido: en cualquier momento se puede
morir.
Y se cuenta con un reparto
secundario de primera clase: Sung Kang, actor usual en las cintas de Justin Lin
(“Rápido y furioso”, por ejemplo),
como el noble detective Kwon, así como Jason
Momoa, el segundo “Conan” que ahora aparece como villano espléndido.
“El ejecutor” ha sido bastante
subestimada por la mayoría de la crítica convencional y calificada como “torpe” o “churro”
por gacetilleros. Es una de las mejores películas que han surgido del cine
norteamericano en lo que va del año y que marca el retorno, luego de una década
de uno de los genios del cine surgidos en los años ochenta. No es para
palomeros que quieren la acción por la acción y solamente buscan la “arrachera”.