CAUTIVA
(The
Captive)
2014. Dir.
Atom Egoyan.
Sin caer en las convenciones del género
de intriga, el realizador egipcio-canadiense Egoyan nos habla de la pederastia
y del círculo perverso que la alimenta. En los alrededores de Niagara Falls, en
Ontario, han secuestrado a la niña Cass de la camioneta de su padre Matthew
(Ryan Reynolds) mientras éste bajó a comprar un pastel. El caso lo sigue la
detective Nicole (Rosario Dawson) y el nuevo elemento Jeff (Scott Speedman)
quien siembra la duda al acusar a Matthew de haber vendido a su hija,
disponiéndolo contra su esposa Tina (Mireille Enos). La cinta va narrando los
ocho años que pasan entre el secuestro y la posibilidad de recuperar a la ahora
jovencita Cass. Lo más interesante es en la forma narrativa: Egoyan no narra su
historia linealmente.
Ryan Reynolds interpreta al padre atormentado
por el secuestro de su hija, en otro registro de
sus usuales personajes convencionales.
Partiendo de una casa donde está la
joven Cass encerrada por un tipo, Mika (Kevin Durand: detestable personaje),
quien tiene pantallas donde puede estar viendo lo que hace la madre de la
muchacha, empleada de un hotel, se sigue con la búsqueda por parte de Jeff de
la ahora desaparecida Nicole y también al momento en que la niña Cass practica
el patinaje artístico previamente a su secuestro. Estos tres
ejes se irán continuando para que el espectador vaya conectando a) la etapa
feliz de la niña Cass, b) los esfuerzos de la policía por resolver el caso, c)
los vericuetos emocionales y perversos del secuestrador Mika hacia sus sujetos
de depredación o personajes de odio.
La siempre interesante Rosario Dawson
es la agente cuyo pasado la lleva a buscar
y rescatar a víctimas de la pederastia.
A Egoyan no le importa contar una
típica historia de crimen y castigo: le interesan las acciones motivadas por
las emociones de cada uno de sus personajes: la derrota y sometimiento de Cass;
el morbo patético del pederasta Mika; el sentido de culpa del trabajador Matt
que ha conservado la parte posterior de su camioneta como santuario dedicado a
la memoria de su hija (aunque siempre vive con la esperanza de recuperarla); el
pasado cruel de Nicole que viene a ser la causa de su salvación. No hay imágenes
gráficas, solamente la referencia terrible de la explotación de los niños por
medio de las computadoras para su seducción y utilización. La cinta solamente
requiere paciencia por parte del espectador para ir atando cabos y llegar al
punto de equilibrio.
Scott Speedman, Ryan Reynolds y el realizador Atom Egoyan
Egoyan vuelve a tratar el tema de las
coincidencias y las extrañas relaciones que conectan a sus personajes: la
detective Nicole vivió una situación terrible en su niñez por lo que ahora
rescata a otros pequeños. Sucede lo mismo que en El nudo del diablo al tener un
caso tremendo por resolver con las sospechas inherentes. Tenemos como en Una
propuesta atrevida las miradas ocultas, la observación a lo lejos. Y no
tendríamos que irnos a las primeras, deslumbrantes, cintas de este director (Partes habladas, Exótica) para encontrar otras situaciones que muestran la fidelidad a sí mismo.