TOMORROWLAND:
EL MUNDO DEL MAÑANA
(Tomorrowland)
2015. Dir.
Brad Bird.
Un mensaje de optimismo que produce
Disney utilizando uno de los mundos que se viven en sus parques temáticos.
Nuestra disposición hacia la destrucción se debe a una señal que nos envía un ser
malvado desde otra dimensión de tiempo y espacio. Dos seres escogidos entre los
habitantes de nuestro planeta serán quienes deberán destruir esa mala
influencia.
Casey Newton asombrada en el mundo del mañana
No obstante, para llegar a ese punto,
la cinta utiliza una narrativa fragmentada que sucede en dos tiempos: en 1965
durante la Feria Mundial donde el niño Frank Walker tiene la oportunidad de ser
transportado a la fabulosa tierra del mañana y 2014 donde la inteligente Casey
Newton es otra de las seleccionadas. El espectador se desconcierta ante la
falta de otros elementos que aclaren lo que está ocurriendo pero pronto se
despejará la incógnita.
Casey (Britt Robertson) en su primera
incursión falsa en un mundo fabuloso
No obstante, la cinta despega tarde. A
pesar de que uno está con la mirada incrustada en la pantalla porque el ritmo
es excelente y hay seductores efectos especiales o los personajes son
entrañables, algo está mal o incompleto en la película. Cuando se va a llegar
al cierre de la trama surge un mensaje que denuncia la irracionalidad humana
que, a pesar de saberse en peligro, sigue adelante destruyendo al planeta y,
desgraciadamente, uno lo siente como discurso apagado e inútil, tardío. Una
secuencia intermedia, más adelante, entre el ya viejo Frank y una encantadora
robot, apenas logra conmover, pero el final es plano.
George Clooney, Britt Robertson, Raffey Cassidy y Hugh Laurie
son protagonistas y antagonista (el último) en esta ficción
El mensaje de optimismo resulta ser
pólvora mojada. Uno lo resiente porque el realizador Bird ha demostrado su
talento (Los increíbles en animación o la estupenda Misión imposible: protocolo
fantasma en acción viva). Cuando uno entra a Disneylandia (o cualquiera de sus
variantes en el planeta) se olvidan las maldades del mundo: todo es blanco,
maravilloso, ingenuo, o sea un gran engaño sobre la realidad aunque por unas
horas nos inunde con su efecto. Esta película viene a ser la extensión de dicho
engaño: deja de lado los malos pensamientos, las negras intenciones para que el mundo brille y, a pesar de la
fantasía y el esplendor visual, no logra traspasar nuestra piel.
Una pequeña y brillante actriz, Raffey Cassidy
Vale la pena como espectáculo: le
recomiendo que la vea subtitulada y en IMAX para que disfrute dicho esplendor.
Uno nota a un George Clooney muy avejentado, pero hay dos jóvenes talentosas y
carismáticas: Britt Robertson como la inquisitiva Casey y la robótica, dulce, graciosa
Raffey Cassidy como la enigmática, primero, y salvadora, después, Athena.
Brad Bird, talentoso realizador, aunque
en este caso le faltó contundencia