martes, 30 de junio de 2015

DOS ESTRELLAS INDISCUTIBLES

DOS LOCAS EN FUGA
(Hot Pursuit)
2015. Dir. Anne Fletcher.



         Rose (Reese Witherspoon) ha crecido al lado de su padre, policía, y como consecuencia, ahora ella es una mujer policía casi treintona, obediente de las reglas, sin suerte para el amor y relegada a la bodega de evidencias en el precinto porque alguna vez atacó y casi calcinó al hijo del alcalde. Se le ordena que acompañe a un detective para trasladar al testigo de un narcotraficante y su esposa, que se encuentran en peligro de muerte. La mujer resulta ser Daniela (Sofía Vergara) una voluptuosa y exagerada colombiana. En medio de policías corruptos que traicionan, las mujeres deben escapar para que Rose lleve a Daniela a declarar para que haya ciertos giros argumentales con sorpresas y final feliz.

La policía Rose (Reese Witherspoon) es la encargada 
de la bodega de evidencias

         La cinta, producida por las estrellas principales, está realizada con todo cuidado y fórmula para explotar los estereotipos ya comunes: ante la estatura y bello cuerpo de la latina se contrasta a una chica menuda, rubia, con ojo azul. Ante la transgresión de la ley (aunque sea por matrimonio) está la mujer respetuosa del deber y la recta herencia de su padre. Y más que nada, ante la explotación del fenómeno Vergara con su acento exagerado y sus inflexiones de voz, están las características que han hecho magnética a Witherspoon. No son Thelma ni Louise porque ambas ya están absorbidas por el sistema social que las rodea, dentro de este siglo XXI tan posmoderno que el cuento moral ya resulta ser cuento de hadas, vetusto, del pasado.


Va creando una amistad con su protegida Daniela,
(una Sofía Vergara divertida, regodeándose con su
propia y redituable caricatura)


         Hay momentos graciosos pero en general el tono es forzado. No se distingue a Gloria (el personaje de Modern Family) de esta Daniela, excepto en algunas reacciones y en su explicación de una deseada venganza. Las situaciones y los personajes se sienten desperdiciados porque pudieron ser mejores, aunque entonces toda película fallida posee el mismo defecto que, no obstante, viene a ser su cualidad: Sofía Vergara sabe lo que está haciendo. Su acento y su imagen de tonta es lo que le ha dado éxito y hecho famosa. La película viene a ser otra variable de la fórmula Chicas armadas y peligrosas (2013, Paul Feig) donde se une a una popular comediante televisiva con una actriz seria (y oscareada). Si allá era la gordura y la comicidad física, en este caso es la voluptuosidad latina y la pseudoingenuidad con el añadido verbal. Eso sí: el estrellato en todo su apogeo, indiscutible.

Una variante de un típico chiste visual al deber manejar 
un vehículo pesado


         Y todavía se puede sumar una audacia: Rose cambia. Todo viene a serle útil y convertirse de hazmerreír a heroína. Eso le permite “darle la vuelta a la ley”. Recuperar unos zapatos de contrabando o utilizar su influencia para liberar al hombre que desea (Robert Kazinsky, nada menos). No se rompen lo que cínicamente son las reglas contemporáneas: así se sobrevive y se vive ahora la comedia.

Rose cambia física y moralmente: ayuda a su amiga
para que vuelva a ser millonaria y rescata
al hombre que alguna vez la ayudó...


          

domingo, 28 de junio de 2015

RODEADA DE FANTASMAS Y DEMONIOS...

LA NOCHE DEL DEMONIO 3
(Insidious: Chapter 3)
2015. Dir. Leigh Whanell.



         Quinn Brenner (Stefanie Scott) va en busca de Elise Rainier (Lin Shaye) porque se la han recomendado como psíquica y quiere hablar con su madre fallecida año y medio atrás. Elise, reticente, primero se niega pero luego accede para darse cuenta que hay un demonio que obstaculiza su trabajo. Quinn retorna a su casa, comienza a darse cuenta de situaciones extrañas y luego, por fijarse en una misteriosa figura espectral, es atropellada. A punto de morir, ya en otra dimensión, logra reaccionar en la mesa de operaciones para sobrevivir. Al retornar a su casa, las manifestaciones demoniacas se hacen más fuertes. Llega Elise para continuar con su trabajo psíquico y de esta manera evitar que Quinn sea poseída completamente por las fuerzas del mal.

Media alma de Quinn ha sido arrebatada 
por un demonio


         Tercera cinta con los personajes creados por el propio realizador, ahora, Leigh Whanell, en su debut como director, que viene a ser un antecedente a los hechos que pudimos disfrutar en la primera y segunda cinta de la serie. La acción ocurre pocos años antes y sirve para reiterar (comprobar) la premisa de estas cintas: cuando se hace el llamado a un espíritu para conectarlo, hay muchos otros a la expectativa, que incluye a los propios demonios. Hay alguno que se inserta en quien está solicitando el llamado.

Elise debe adentrarse en el mundo de la oscuridad
para recuperar a Quinn


         La cinta permite interiorizarse, como verdadera novela fílmica, en el personaje de Elise. Aquí sabemos que tiene el corazón destrozado: su marido se ha suicidado tiempo atrás y por eso vive encerrada consigo misma. Ya no hace lecturas o sesiones porque tiene a un espíritu acechándola. Ha perdido confianza en sí misma. Esa debilidad es la que ha restado energía. Quinn, por su parte, siente que no pudo comunicarse con su madre antes de su fallecimiento: tiene problemas con su padre y busca maneras de alejarse de su tutela. Esta sesión fallida que la llevará a su casi destrucción le abrirá los ojos a otra alternativa, además de permitir que la psíquica recupere su fuerza y sus capacidades.

La fantasma que obstaculiza las labores de Elise


         Dentro de su fantasía, la película es coherente. El estilo es elíptico y no se regodea en secuencias o imágenes largas ya que todo es entendible, sin requerir de mayores explicaciones o vueltas a otros momentos. Los personajes de los “caza fantasmas” que en las cintas previas aparecían como expertos (Specs y Tucker), aquí se muestran en los inicios, más informales y patéticos que serios. Viene a demostrar que el maestro James Wan (realizador de las cintas previas y quien ahora aparece un momentito como el jurado de la audición teatral de Quinn) sabe abrir y cerrar ciclos: los continúa si es necesario o simplemente produce (toda la brillante serie de Saw, juego macabro). En otros casos, todo se ha dicho de una sola vez (Sentenciado a muerte o El títere, por ejemplo). Aquí apoya a su guionista-cómplice Whannel para darle sentido a lo que sigue, o sea, al pasado que mostraba lo que ahora vendría: juego de palabras y tiempos.

Elise vive rodeada de espíritus y demonios


         Y luego están los repartos adecuados. Aquí se centra en Lin Shaye, una actriz fuera de serie, usualmente secundaria, cuya expresividad de rostro y fragilidad física, la colocan entre los personajes más inusuales en el cine de terror. La imagen final es impactante y confirma el destino de la psíquica Elise siempre rodeada de fantasmas o demonios. Dermot Mulroney, como el papá de la joven Quinn, será el actor más popular entre un grupo de desconocidos, principiantes o secundarios.

Leigh Whannel (como el caza fantasmas Specs), Dermot Mulroney
(como el padre afligido), Stefanie Scott (como Quinn)
y de espaldas la psíquica Elise (Lin Shaye).


         La cinta es subestimada por las almas mansas que simplemente tragan cine y no les queda más que expresar que es una copia de situaciones de cintas previas. Para los fanáticos de géneros, bien se sabe que hay más sustancia de la que se piensa. Una de las grandes ventajas de esta secuela es que fue escrita y dirigida por quien creó personajes pero más que nada dejó claro un discurso que sigue defendiendo. Por otro lado, ¿acaso no vivimos rodeados de fantasmas y demonios? Todo se deteriora: ya lo establece la termodinámica y somos parte de este mundo físico. Los cuentos de terror tienen su inspiración en algo...

 La estupenda Lin Shaye
        


          

domingo, 14 de junio de 2015

ÉXITO DE TAQUILLA, SOLAMENTE...

MUNDO JURÁSICO
(Jurassic World)
2015. Dir. Colin Trevorrow.


         Si algo es notorio en esta nueva secuela de Parque Jurásico (1993) es que no la dirigió Spielberg (ni tampoco Joe Johnston que hizo una labor espectacular en la segunda de ellas). Hay un nuevo espécimen creado genéticamente que ha resultado ser muy poderoso, inteligente y con el instinto asesino. Es otro parque de diversiones en una isla costarricense donde se supone que hay mayor control que en el anterior (y uno se pregunta el motivo de que la mortífera experiencia previa no hubiera sido suficiente para seguir con estos experimentos; además, ¿por qué Costa Rica?).

Chris Pratt (que ahora está en su punto de gran popularidad)
y Bryce Dallas Howard, hija del superficial realizador Ron Howard)


         La administradora del lugar, Claire (Bryce Dallas Howard con sus ojos maravillosos y su insípida personalidad), recibe la visita de sus dos sobrinos, hijos de una hermana que se encuentra con problemas maritales. Tiene un carácter frío y organizado por lo que se derrite interiormente por el viril coordinador de velociráptores, Owen (Chris Pratt, carismático y gracioso desde que adelgazó para la divertida “Guardianes de la Galaxia”) al mismo tiempo que lo rechaza.

La administradora que rechaza al hombre que le atrae


         Entre el escape de la bestia asesina que pone en jaque a los veinte mil visitantes del lugar, además de la conspiración de un malvado encargado de seguridad, se van desarrollando situaciones que no llegan a conmover ni asustar. Está el recuerdo de las versiones previas donde el suspenso era constante, la edición era magnífica y daba lugar al hecho inesperado, además que la secuencia de hechos estaba perfectamente ligada: el camión que está a punto de caer al precipicio y la científica que está recargada sobre un vidrio que se agrieta, por ejemplo…

La versión "dinosauria" de los delfines en "Sea World"


         En 1993 fue deslumbrante la creación de esos dinosaurios que parecían estar ahí durante la filmación. Ahora son comunes y corrientes. Ya no impactan y hay momentos en que se nota la superposición de imágenes. Se regresa a los filmes primitivos que utilizaban figuritas de plástico o dibujos en movimientos intermitentes donde la solución estaba en las batallas entre los propios animales prehistóricos para su mutua aniquilación.

Nick Robinson y Ty Simpkins no le llegan
a sus antecesores infantiles


         Los niños (en este caso un pequeño y un joven de dieciséis años) no tienen la gracia ni el candor de sus antecesores (porque siempre han estado presentes) y sus momentos vulnerables son pocos y sin mayor trascendencia. El conflicto entre sus padres entra con calzador, lo mismo que su repentina relación debida al peligro.

Lejanísimos ecos hitchcockianos de "Los pájaros"


         Hay una secuencia que nos recuerda a Los pájaros (Hitchcock, 1963) donde las aves prehistóricas atacan a los visitantes del parque. Todos corren y ellos van detrás. A algunos levantan y a otros simplemente acosan. Uno se da cuenta que no hay comparación: mientras los pájaros terrenales de Hitchcock eran una metáfora metafísica sobre el castigo o la presencia constante del mal, aquí se queda como homenaje indirecto, lejano y frío truco visual.

Los efectos visuales son excelentes pero ya no asombran



         Sin embargo, ante mi rechazo hacia una cinta que considero espectacular a medias y fracasada en sus intenciones de continuidad (aunque no lo será en taquilla), disfruté viendo a un niño, sentado delante de mí, que aplaudía con fuerza y duración al término de la película. Recordé que yo me entusiasmaba de igual manera cuando las películas se volvían parte de mi vida. Será que he perdido mi capacidad de asombro o que todavía tenía a mi niño interior en 1993 con los dinosaurios de Spielberg.

Chris Pratt escondiéndose de la mortífera bestia

lunes, 1 de junio de 2015

TERREMOTO: LA FALLA DE SAN ANDRÉS
(San Andreas)
2015. Dir. Brad Peyton.
        


         El piloto Ray (Dwayne Johnson) que trabaja para los rescatistas de Los Ángeles logra salvar a una joven cuyo carro quedó atrapado dentro de una grieta provocada por un sismo. Luego va a su casa para recibir los papeles de divorcio que le ha enviado su esposa Emma (Carla Gugino), ahora futura esposa de Daniel (Ioan Gruffud), un rico constructor de edificios.  El científico Lawrence (Paul Giamatti) logra encontrar la forma de predecir terremotos al darse cuenta, junto con su ayudante Kim (Will Yun Lee), que está por ocurrir uno de ellos en la presa Hoover, en Nevada. Mientras están ahí, sucede el fenómeno donde muere Kim. Inicia de esta manera un “enjambre” de sismos (como le llama el científico) debido a la famosa Falla de San Andrés. Se destruye a Los Ángeles, pero Ray logra rescatar a su ex mujer in extremis, aunque las consecuencias llegan hasta San Francisco donde su hija Blake (Alexandra Daddario, blanquísima con ojos azules) ha ido para retornar a la universidad, en el avión de su futuro padrastro. Mientras lo espera en sus oficinas, Blake conoce al joven británico Ben (Hugo Johnstone-Burt), con el cual simpatiza, quien se encuentra en ese lugar buscando trabajo. Lo acompaña su hermano pequeño Ollie (Art Parkinson).  Al bajar al estacionamiento e intentar salir, un gran terremoto asuela a San Francisco dejando el auto del millonario en el sótano con Blake atrapada por el asiento. Daniel la abandona diciendo que va a buscar ayuda y lo grita al salir a la superficie. Lo escuchan Ben y Ollie quienes van a rescatar a Blake. A partir de aquí, ocurrirán paralelamente los esfuerzos de los padres por encontrar a su hija y la odisea de Blake con sus amigos para llegar a un punto de reunión con sus padres ya que han podido comunicarse por un celular y por un teléfono común.

Carla Gugino y Dwayne Johnson 
es la pareja separada que los
terremotos volverán a unir


         Luego de esta larga sinopsis lo que debe comentarse es que la cinta continua con el tema de la familia en peligro que se ha vuelto común y esencial para el cine de acción y de desastres que alcanzaron su gran momento en la primera mitad de los años setenta. De hecho, en Terremoto (Earthquake, 1974, Mark Robson), ya se había destruido a Los Ángeles, donde Charlton Heston tenía a Genevieve Bujold como amante y a Ava Gardner como esposa. De hecho salvaba a la primera y perdía a la segunda. Sin embargo, esta cinta no es una relectura de aquella película ni secuela. Se ha tomado el tema base (ya tratado magníficamente en San Francisco, 1936, W.S. Van Dyke, con sus primitivos pero espectaculares efectos especiales en una gran producción de la MGM) para trasladarlo a tiempos modernos con todas las implicaciones de ciencia, tecnología, sociedad, personajes contemporáneos.

"Terremoto" (1974) y "San Francisco" (1936)
son antecedentes de estas cintas de desastres telúricos


         Como en toda cinta de desastres, la desgracia es terrible para los miles de habitantes que notamos desolados y llenos de polvo, pero la problemática se reduce a unos cuantos personajes que son el eje de la trama. Como si viéramos a través de una lupa, son las únicas personas que interesan. De la macro destrucción se nota el esfuerzo particular. Son seres que tienen todo a la mano o recurren a trucos y soluciones adecuadas y a la mano. Su ingenio los lleva a, por ejemplo, entrar a una tienda electrónica y usar una línea alámbrica, normal, de teléfono, para hablar a un helicóptero porque, aparentemente, los postes telefónicos no han sido afectados.

Hay tsunamis provocados por los terremotos


         Y esa es la fórmula para mantener interesado al espectador. A pesar de que se sabe que los héroes no mueren (al menos en estas gigantescas producciones), se siembra la angustia. El que debe morir es el malvado. O también, el héroe secundario (con mayor razón si es de otra etnia, como sucede en esta cinta con el científico Kim quien, antes de morir, logra salvar a una niña). Además, las distancias se acortan y lo que usualmente tardaría mucho tiempo en suceder, nuestros personajes lo resuelven mágicamente. Por otro lado, el comentario del científico acerca de que los efectos de estos fenómenos se sentirían en la costa este, se quedan en mera promesa: uno esperaba nuevamente la destrucción de Nueva York.

El mismo Hollywood destruyó su propio símbolo
en la ciudad de Los Ángeles



         En resumen, es una mala película. Sobresalen los efectos especiales porque nos hacen creer que está sucediendo realmente lo que vemos sobre la pantalla. Los diálogos son cursis y obvios (“Vamos a salvar a nuestra hija” o “Vamos a reconstruir”) porque al final queda la magnificencia norteamericana: el sentido del triunfo y la facilidad con la cual el ejército, la guardia nacional, los poderes que sean, intervienen para darle a todo mundo hospital, agua, comida. Lo que sucede entre efectos y destrucciones no es interesante. Las tribulaciones de pareja (Ray no pudo salvar a otra hija de que se ahogara; a partir de ahí comenzó el distanciamiento con su esposa) dan lugar al bostezo. Se va a exorcizar dicha situación a través de la otra hija. Lo que no puede negarse es la enorme simpatía de Dwayne Johnson (y ese calificativo de enorme se alarga hasta su excesiva persona).

El piloto de helicóptero Ray (Dwayne Johnson)
resulta un súper hombre

Sin embargo, volvemos y vamos a ver estas películas: sabemos lo que encontraremos y estamos conscientes de que serán tiempos de distracción, tiempos perdidos, tiempos en donde dejamos los miedos en la sala de cine porque como anda el planeta y los recientes terremotos en Nepal, es para no abusar de nuestra imaginación y dormir tranquilos mientras se pueda...