DOS LOCAS
EN FUGA
(Hot
Pursuit)
2015. Dir.
Anne Fletcher.
Rose (Reese Witherspoon) ha crecido al
lado de su padre, policía, y como consecuencia, ahora ella es una mujer policía
casi treintona, obediente de las reglas, sin suerte para el amor y relegada a
la bodega de evidencias en el precinto porque alguna vez atacó y casi calcinó
al hijo del alcalde. Se le ordena que acompañe a un detective para trasladar al
testigo de un narcotraficante y su esposa, que se encuentran en peligro de
muerte. La mujer resulta ser Daniela (Sofía Vergara) una voluptuosa y exagerada
colombiana. En medio de policías corruptos que traicionan, las mujeres deben
escapar para que Rose lleve a Daniela a declarar para que haya ciertos giros
argumentales con sorpresas y final feliz.
La policía Rose (Reese Witherspoon) es la encargada
de la bodega de evidencias
La cinta, producida por las estrellas
principales, está realizada con todo cuidado y fórmula para explotar los
estereotipos ya comunes: ante la estatura y bello cuerpo de la latina se
contrasta a una chica menuda, rubia, con ojo azul. Ante la transgresión de la
ley (aunque sea por matrimonio) está la mujer respetuosa del deber y la recta
herencia de su padre. Y más que nada, ante la explotación del fenómeno Vergara
con su acento exagerado y sus inflexiones de voz, están las características que
han hecho magnética a Witherspoon. No son Thelma
ni Louise porque ambas ya están
absorbidas por el sistema social que las rodea, dentro de este siglo XXI tan
posmoderno que el cuento moral ya resulta ser cuento de hadas, vetusto, del pasado.
Va creando una amistad con su protegida Daniela,
(una Sofía Vergara divertida, regodeándose con su
propia y redituable caricatura)
Hay momentos graciosos pero en general
el tono es forzado. No se distingue a Gloria (el personaje de Modern Family) de
esta Daniela, excepto en algunas reacciones y en su explicación de una deseada
venganza. Las situaciones y los personajes se sienten desperdiciados porque
pudieron ser mejores, aunque entonces toda película fallida posee el mismo
defecto que, no obstante, viene a ser su cualidad: Sofía Vergara sabe lo que
está haciendo. Su acento y su imagen de tonta es lo que le ha dado éxito y
hecho famosa. La película viene a ser otra variable de la fórmula Chicas armadas y peligrosas (2013, Paul
Feig) donde se une a una popular comediante televisiva con una actriz seria
(y oscareada). Si allá era la gordura y la comicidad física, en este caso es la
voluptuosidad latina y la pseudoingenuidad con el añadido verbal. Eso sí: el estrellato en todo su apogeo, indiscutible.
Una variante de un típico chiste visual al deber manejar
un vehículo pesado
Y todavía se puede sumar una audacia:
Rose cambia. Todo viene a serle útil y convertirse de hazmerreír a heroína. Eso
le permite “darle la vuelta a la ley”. Recuperar unos zapatos de contrabando o
utilizar su influencia para liberar al hombre que desea (Robert Kazinsky, nada menos). No se rompen lo que
cínicamente son las reglas contemporáneas: así se sobrevive y se vive ahora la
comedia.
Rose cambia física y moralmente: ayuda a su amiga
para que vuelva a ser millonaria y rescata
al hombre que alguna vez la ayudó...