ANT-MAN:
EL HOMBRE HORMIGA
(Ant-Man)
2015. Dir.
Peyton Reed.
Scott (Paul Rudd, musculoso y
carismático, rejuvenecido y gracioso) acaba de salir de la cárcel. Como “hacker”
había despojado de sus bienes a unos perversos millonarios. está divorciado y
tiene una hija pequeña que vive con su mujer y su actual ex novio: un policía. Es despedido de su trabajo y al no quedarle remedio, vuelve
al crimen: robar la caja fuerte en una mansión. Lo que encuentra es un extraño
traje que se lleva consigo. Al ponérselo, logra reducir su tamaño hasta
proporciones de hormiga. Todo ha sido producto de un plan llevado a cabo por el
Dr. Hank Pym (Michael Douglas) quien lo necesita para llevar a cabo una misión:
evitar que este traje sea comercializado para fines bélicos por quien fuera su
antiguo discípulo, ahora ambicioso y enfermizo villano Darren Cross (Corey
Stoll, estupendo villano).
Paul Rudd y Michael Douglas como héroe probable
y científico salvador, respectivamente.
Lo que parecía ser una cinta menor
dentro de las producciones de los Estudios Marvel resulta ser una divertida y
entrañable versión de otro personaje de historieta. Su gran cualidad es que
posee sentido del humor y un reparto perfecto. La tesis que maneja reside en la
grandeza del ser pequeño: una hormiga puede cargar lo que sería cincuenta veces
su peso. El famoso traje que permite la reducción se encuentra a un punto de la
nada: el peligro sería caer en el infinito, donde se mezclan el tiempo y el
espacio. Lo que disminuye el cuerpo en tamaño lo adquiere en fuerza y
precisión. La referencia obligatoria en este tema es El hombre increíble (The Incredible Shrinking Man, Jack Arnold, 1957) donde un hombre iba disminuyendo de tamaño, por una radiación cósmica, hasta que se mezclaba con el infinito (en esa cinta, era la lucha contra la Naturaleza al no haber poderes especiales). Podría pensarse que la historieta tomó esa alternativa (se creó en 1962) gracias al argumento de la cinta mencionada.
El malvado Darren Cross que da miedo
con sólo mirarlo.
Un elemento que distingue a esta cinta
de otras recientes con personajes de historieta reside en sus guionistas: Edgar
Wright, a quien debemos comedias maravillosas como director-guionista (El desesperar de los muertos, Scott Pilgrim o El fin del mundo)
El genial guionista-director Edgar Wright
Joe Cornish, co-guionista admirable
Scott se encuentra el traje increíble
Otro elemento está en el reparto:
Michael Douglas aparece en una primera secuencia de 1989, trucado por los
efectos visuales en un joven galán que lo recuerda en “Bajos instintos”, por
ejemplo. Luego sigue contenido, sin la grandilocuencia que lo ha caracterizado
en los últimos años. Evangeline Lilly es una bella consecuencia de la serie de
televisión Lost que se ha forjado una
carrera discreta en Gigantes de acero
o la saga del Hobbit.
La hija del científico que sirve como enlace doble con Cross
El inigualable Corey Stoll, como villano magnífico
Paul Rudd se preparó físicamente para el rol: se nota
El tercer elemento reside en la
dirección sutil, fluida, que imparte Peyton Reed, más conocido por la comedia
romántica (Abajo el amor, Viviendo con mi ex) o disparatada (¡Sí señor! con Jim Carrey). Las
secuencias mencionadas previamente o la que engañosamente anuncia la salida de
prisión de Scott o aquella donde se ingresa en la cuarta dimensión o cualquiera
que se desee, resultan ser efectivas y llevadas con una mano ligera que sabe
mantener la atención del espectador porque sabe impartir ritmo: nunca cansa,
nunca quiere uno quitar los ojos de la pantalla, nunca se vuelve fallidamente “trascendente”
(como pasa, por ejemplo, en Avengers: era
de Ultrón).
Peyton Reed entra a la superproducción con el pie derecho
Una de las mejores películas de acción
del verano caluroso que, por fortuna, vivimos alejados de las lluvias, donde se demuestra que si la trilogía elenco-guión-director resulta adecuada y empática, los resultados son maravillosos.