ME ESTÁS MATANDO
SUSANA
2015. Dir. Roberto
Sneider.
Eligio (Gael García Bernal), un actor secundario
en telenovelas y en comerciales, despierta cierto día para darse cuenta que su
mujer, Susana (Verónica Echegui), le ha abandonado. Investiga y descubre que ha
conseguido una beca para asistir a un taller de escritura en una universidad de
Iowa. Vende su auto y va en su búsqueda. Al llegar descubre que Susana tiene un
amorío con un compañero polaco. Eligio permanece con altas y bajas en su
relación hasta que hace que entre en discusiones violentas o reclamos
hirientes.
La tercera cinta del realizador Sneider
que usualmente adapta novela mexicana: Dos
crímenes de Ibargüengoitia o Arráncame
la vida de Ángeles Mastretta, ahora se basa en “Ciudades desiertas” (1982) de José Agustín y hace una ilustración
correcta, bien realizada, del texto. Sin embargo, se mantiene la misma
tendencia de Sneider al mostrar trivialidades cotidianas. La novela de Agustín
no tenía mayor conflicto y su problemática de pareja era simplemente la
necesidad de la muestra de afecto. Eso sucede en la película que es entretenida
pero completamente vacía e inocua como la mayoría de la obra del creador de “De perfil” (1966) quien ya no volvería
a lograr otra obra de grandes dimensiones.
El personaje de Eligio exige la
paciencia y sumisión de Susana. Muestra celos y rabia al enterarse que ha
tenido un amante pero no deja de insinuarse y permitirse escarceos eróticos con
otra mujer. Es un patán al que no le importa transgredir la ley y tomar
riesgos. Le habla insolentemente al guardia de migración o escapa del pago a un
taxista abusivo. Es un hombre sin límites en su comportamiento social y uno
acepta que la mujer lo abandone al mostrarse insoportable. Eso es lo que atrapa
a un público no exigente que busca mero y simple entretenimiento. García Bernal
ofrece una sobreactuación que solamente se nivela al llegarse a un momento de
aceptación para volver a excederse al final.
La cinta descansa sobre los hombros de
la pareja estelar. Todos los demás personajes se difuminan y ni siquiera hay una
visión crítica de las circunstancias que la rodean. Es una telenovela bien
hecha en su narración, sin mayores profundidades ni complejidades. Va a tener
éxito por la presencia “y gracejadas” de Bernal, porque las parejitas se
emocionarán al escuchar un “te quiero” dentro de la mayor convencionalidad,
porque sigue la tendencia de la comedia mexicana moderna donde los lugares
comunes reinan dentro de la total falta de sustancia (como las cintas de Manolo
Caro, por ejemplo).