sábado, 20 de agosto de 2016

ROSA Y TRIVIAL

ME ESTÁS MATANDO SUSANA
2015. Dir. Roberto Sneider.



         Eligio (Gael García Bernal), un actor secundario en telenovelas y en comerciales, despierta cierto día para darse cuenta que su mujer, Susana (Verónica Echegui), le ha abandonado. Investiga y descubre que ha conseguido una beca para asistir a un taller de escritura en una universidad de Iowa. Vende su auto y va en su búsqueda. Al llegar descubre que Susana tiene un amorío con un compañero polaco. Eligio permanece con altas y bajas en su relación hasta que hace que entre en discusiones violentas o reclamos hirientes.



         La tercera cinta del realizador Sneider que usualmente adapta novela mexicana: Dos crímenes de Ibargüengoitia o Arráncame la vida de Ángeles Mastretta, ahora se basa en “Ciudades desiertas” (1982) de José Agustín y hace una ilustración correcta, bien realizada, del texto. Sin embargo, se mantiene la misma tendencia de Sneider al mostrar trivialidades cotidianas. La novela de Agustín no tenía mayor conflicto y su problemática de pareja era simplemente la necesidad de la muestra de afecto. Eso sucede en la película que es entretenida pero completamente vacía e inocua como la mayoría de la obra del creador de “De perfil” (1966) quien ya no volvería a lograr otra obra de grandes dimensiones.



         El personaje de Eligio exige la paciencia y sumisión de Susana. Muestra celos y rabia al enterarse que ha tenido un amante pero no deja de insinuarse y permitirse escarceos eróticos con otra mujer. Es un patán al que no le importa transgredir la ley y tomar riesgos. Le habla insolentemente al guardia de migración o escapa del pago a un taxista abusivo. Es un hombre sin límites en su comportamiento social y uno acepta que la mujer lo abandone al mostrarse insoportable. Eso es lo que atrapa a un público no exigente que busca mero y simple entretenimiento. García Bernal ofrece una sobreactuación que solamente se nivela al llegarse a un momento de aceptación para volver a excederse al final.



         La cinta descansa sobre los hombros de la pareja estelar. Todos los demás personajes se difuminan y ni siquiera hay una visión crítica de las circunstancias que la rodean. Es una telenovela bien hecha en su narración, sin mayores profundidades ni complejidades. Va a tener éxito por la presencia “y gracejadas” de Bernal, porque las parejitas se emocionarán al escuchar un “te quiero” dentro de la mayor convencionalidad, porque sigue la tendencia de la comedia mexicana moderna donde los lugares comunes reinan dentro de la total falta de sustancia (como las cintas de Manolo Caro, por ejemplo).