BELLAS DE NOCHE
2016. Dir. María José Cuevas.
Según
la cineasta Cuevas, con este documental rinde homenaje a varias vedettes que
simbolizan una etapa histórica en el mundo del espectáculo mexicano. Lyn May,
Wanda Seux, Rossy Mendoza, Princesa Yamal y Olga Breeskin son las
personalidades distinguidas. El documental fue filmado a lo largo de seis años
y se nota, sobre todo con Wanda Seux quien muestra distintas etapas en su
deterioro físico debido a una enfermedad.
Súper Olga (ahora líder de un ministerio cristiano)
El
documental las muestra en sus etapas de esplendor y con el paso del tiempo
encima. La cinta podría ser una meditación sobre la vejez en cierto tipo de ser
humano: aquél que se dedicó a la farándula, a la vida extrema, a la noche como
su imperio pleno de riquezas, caricias, amoríos y alegrías.
Lyn May con su rostro desproporcionado
El documental
presenta a las vedettes en la época actual, vestidas como lo hacían en sus
etapas de vigencia. El resultado termina siendo patético en una Wanda Seux y todavía
generoso en una Rossy Mendoza. Para presentar su verdad humana, Cuevas las
presenta sin maquillaje y va alternando el pasado con el presente. Escenas de
programas de televisión o secuencias de algunas de las películas que
interpretaron.
Rossy Mendoza, autora de un libro de metafísica
Destaca sus
logros: Breeskin con todo el apoyo de Televisa que la llevó a ser Súper Olga; Lyn May como reina del strip tease, en los tiempos previos a
los desnudos integrales en los teibols;
Seux, Princesa Yamal y Rossy Mendoza en las películas de ficheras con los
cómicos que se agasajaban en sus cuerpos.
Princesa Yamal, madre feliz, luego de una injusta prisión
Muestra sus realidades presentes: Yamal
con una hija que adora, luego de haber estado en la cárcel al acusarla de
formar parte de una banda que robó piezas prehispánicas del Museo del INAH,
además de aplicar unas inyecciones de bótox
a su amiga Seux; Lyn May amando a su enfermo esposo de veinte años que la dejó
sumida en el dolor al morir; Seux con su infinidad de perros callejeros a los
cuales cuida; Mendoza con su proyecto de libro sobre metafísica presentando
todavía un número musical con sus bailarines; Breeskin convertida en Hermana
Olga con todo y su ministerio que tiene en Las Vegas donde reside modestamente,
entregada a su fe cristiana.
Wanda Seux, el caso más triste...
En la película
se habla de que “todo pasa”: las modas, los artistas jóvenes, ellas mismas. Lo
sobresaliente de este documental es el acercamiento a formas de vida alejadas
de las realidades del espectador común que, posteriormente, en el tiempo, se
tornan tan iguales. Todas preferían el baile, a todas les gustaba mostrar el
cuerpo y ser poseídas por millones de ojos que gustaban de sus plumas, tules y
sedas en esos vestuarios excesivos y estrambóticos, descendientes de las frutas
sobre la cabeza y los estampados de las telas en los cuerpos de Ninón Sevilla o
Meche Barba. Sin embargo, es doloroso verlas con la arruga y el deterioro
físico (como pasó con Seux).
Entre Wanda y Olga, la directora María José Cuevas,
en la premiére de su documental
Hay un momento
en que Olga Breeskin comenta el derrumbe del Hotel Continental donde montaba
sus espectáculos fastuosos. En esas fotofijas que paulatinamente van mostrando
el colapso del edificio, uno se conecta con el libro de José Luis Martínez S.
llamado El día que cambió la noche (Ed.
Grijalbo, 2016) para darse cuenta de que los hechos de nuestra cultura se
conectan. En este libro, Martínez, colaborador de la revista Su otro yo que por esos años ochenta se
dedicaba a mostrar fotos y reportajes de vedettes, comparte su memoria del
mundo nocturno y maneja la tesis de que el terremoto de 1985 fue el que lo
aniquiló.
Un libro muy interesante, más por la nostalgia
que por otra cosa...
El libro cubre
comentarios y recuerdos que van desde la Cueva de Amparo Montes donde platicó
con Lupita Palomera, María Luisa Landín o Fernando Fernández hasta llegar al
Continental con Olga Breeskin, pasando por tugurios menores con muchas vedettes
menores que no alcanzaron la fama ni renombre de las mencionadas.
La revista base que permitió la construcción
de los recuerdos del autor Martínez S.
Tanto el libro
como el documental nos devuelven a esos años que se iban acercando al final
del milenio pero que todavía no contaban con los avances tecnológicos pero ya
permitían audacias antes impensables en el cine o el espectáculo que se fueron
incrementando en el devenir de los tiempos echeverristas hasta esa época de De
la Madrid. En ambos casos, la finalidad es presentar a las diosas inalcanzables
(excepto por los caballeros enriquecidos) como seres humanos comunes y
corrientes, con emociones y sentimientos, que de alguna manera habitaron esos
mundos de fantasía.