TALENTOS
OCULTOS
(Hidden
Figures)
2016. Dir.
Theodore Melfi.
Durante
la Guerra Fría, los Estados Unidos sufrieron un fuerte golpe a su orgullo
cuando la Unión Soviética se adelantó en la carrera espacial y envió una nave
tripulada con un hombre que orbitó la tierra. La NASA se encontraba presionada
y en apuros: habría que sobrepasar la hazaña de sus enemigos. Es en este punto
donde entra la base argumental de esta conmovedora e ilustrativa película: fue
una mujer negra la que calculó órbitas y coordenadas de entrada para esta
misión. Otra mujer fue la que aprendió, por su cuenta, el lenguaje Fortran para
utilizar la primera computadora IBM. Una tercera dama de color fue ingeniera
que apoyó la construcción de las cápsulas de viaje.
La
cinta hace hincapié en la cuestión racial en el sur de Estados Unidos. Faltaban
unos años para la marcha triunfal de Luther King que daría paso a las
libertades civiles y terminar con la segregación. Las tres mujeres sufrieron
los prejuicios de la época. La increíble matemática Katherine Johnson (Taraji P. Henson) debía correr 800
metros para ir al baño para mujeres de color dentro de la NASA (entonces
situada en Langley, Virginia, estado racista). Dorothy Vaughan (Octavia Spencer) era la supervisora de facto para las computadoras de color
(en ese tiempo, antes de las computadoras mecánicas, así se les llamaba a
quienes verificaban los resultados matemáticos de los ingenieros), pero sin ser
nombrada oficialmente, ganando salario menor. Mary Jackson (Janelle Monáe) era apreciada por el
ingeniero de origen polaco Zielinski pero su objetivo de aspirar a conseguir el
grado oficial era obstaculizado por el racismo: asiste a la corte para
solicitar la aprobación para estudiar en una escuela segregada.
La inteligente Katherine
La relegada Dorothy
La persistente Mary
La
cinta nos habla de otros tiempos que fueron principio de desarrollo, tanto
social como científico. Un joven actual no tiene idea de lo que sucedía cuando
se carecía de los celulares y las laptops. Aunque el tema racial se ha tratado
en infinidad de películas, el hecho de tener a tres personajes infinitamente
sabios, con altos coeficientes de intelectualidad, con la salvedad de que eran
negros, advierte otra prueba de la estupidez que era la segregación racial. La
película viene a ser otro apoyo para mostrar que el ser humano no tiene límites
en cuanto a sus potenciales, independientemente de color y género. Está tan
bien escrita que fuera de los momentos cruciales en la vida laboral de las
mujeres, se utiliza al humor y al sentimiento emocional cuando se tocan sus
vidas privadas.
El realizador Theodore Melfi
con Octavia Spencer
Al
término de la cinta se nos pone al día en los datos históricos de las tres
excepcionales mujeres para disminuir el constante estereotipo de pobreza,
violencia y adicción que se ha insistido en perpetuar en las producciones de
Hollywood. El realizador Theodore Melfi ya nos había ofrecido otra magnífica
comedia con mucho sentido humano (San
Vincent, 2014, disponible en Netflix) acerca de un niño que entendía la
razón de la existencia a través de un hombre derrotado y cínico por lo que se
motivaba a mejorar. Ahora tenemos otras imágenes de aquello que le da razón de
ser a la vida: los dones con los cuales hemos nacido y que aportan a dicho
mejoramiento, pero ya no solamente individual, sino de toda la humanidad.
El maravilloso Kevin Costner
Algo
que debe destacarse es el complemento del elenco. Los actores “blancos” que son
la contraparte de estos personajes. Está la presencia luminosa y magnética de
Kevin Costner. En un rol serio aparece Jim Parsons, popular por la serie de
televisión “The Big Bang Theory”, así como la hermosa, ya madura, Kirsten Dunst. La
película hace sentir bien al espectador: se toma conciencia, se ríe y se
sueltan algunas lágrimas. Redonda.