domingo, 5 de febrero de 2017

EL POTENCIAL HUMANO


TALENTOS OCULTOS

(Hidden Figures)

2016. Dir. Theodore Melfi.





         Durante la Guerra Fría, los Estados Unidos sufrieron un fuerte golpe a su orgullo cuando la Unión Soviética se adelantó en la carrera espacial y envió una nave tripulada con un hombre que orbitó la tierra. La NASA se encontraba presionada y en apuros: habría que sobrepasar la hazaña de sus enemigos. Es en este punto donde entra la base argumental de esta conmovedora e ilustrativa película: fue una mujer negra la que calculó órbitas y coordenadas de entrada para esta misión. Otra mujer fue la que aprendió, por su cuenta, el lenguaje Fortran para utilizar la primera computadora IBM. Una tercera dama de color fue ingeniera que apoyó la construcción de las cápsulas de viaje.





         La cinta hace hincapié en la cuestión racial en el sur de Estados Unidos. Faltaban unos años para la marcha triunfal de Luther King que daría paso a las libertades civiles y terminar con la segregación. Las tres mujeres sufrieron los prejuicios de la época. La increíble matemática Katherine Johnson (Taraji P. Henson) debía correr 800 metros para ir al baño para mujeres de color dentro de la NASA (entonces situada en Langley, Virginia, estado racista). Dorothy Vaughan (Octavia Spencer) era la supervisora de facto para las computadoras de color (en ese tiempo, antes de las computadoras mecánicas, así se les llamaba a quienes verificaban los resultados matemáticos de los ingenieros), pero sin ser nombrada oficialmente, ganando salario menor. Mary Jackson (Janelle Monáe) era apreciada por el ingeniero de origen polaco Zielinski pero su objetivo de aspirar a conseguir el grado oficial era obstaculizado por el racismo: asiste a la corte para solicitar la aprobación para estudiar en una escuela segregada.


La inteligente Katherine
La relegada Dorothy
La persistente Mary



         La cinta nos habla de otros tiempos que fueron principio de desarrollo, tanto social como científico. Un joven actual no tiene idea de lo que sucedía cuando se carecía de los celulares y las laptops. Aunque el tema racial se ha tratado en infinidad de películas, el hecho de tener a tres personajes infinitamente sabios, con altos coeficientes de intelectualidad, con la salvedad de que eran negros, advierte otra prueba de la estupidez que era la segregación racial. La película viene a ser otro apoyo para mostrar que el ser humano no tiene límites en cuanto a sus potenciales, independientemente de color y género. Está tan bien escrita que fuera de los momentos cruciales en la vida laboral de las mujeres, se utiliza al humor y al sentimiento emocional cuando se tocan sus vidas privadas.


El realizador Theodore Melfi
con Octavia Spencer



         Al término de la cinta se nos pone al día en los datos históricos de las tres excepcionales mujeres para disminuir el constante estereotipo de pobreza, violencia y adicción que se ha insistido en perpetuar en las producciones de Hollywood. El realizador Theodore Melfi ya nos había ofrecido otra magnífica comedia con mucho sentido humano (San Vincent, 2014, disponible en Netflix) acerca de un niño que entendía la razón de la existencia a través de un hombre derrotado y cínico por lo que se motivaba a mejorar. Ahora tenemos otras imágenes de aquello que le da razón de ser a la vida: los dones con los cuales hemos nacido y que aportan a dicho mejoramiento, pero ya no solamente individual, sino de toda la humanidad.


El maravilloso Kevin Costner



         Algo que debe destacarse es el complemento del elenco. Los actores “blancos” que son la contraparte de estos personajes. Está la presencia luminosa y magnética de Kevin Costner. En un rol serio aparece Jim Parsons, popular por la serie de televisión “The Big Bang Theory”, así como la hermosa, ya madura, Kirsten Dunst. La película hace sentir bien al espectador: se toma conciencia, se ríe y se sueltan algunas lágrimas. Redonda.