jueves, 13 de abril de 2017

SIEMPRE LA FAMILIA


RÁPIDOS Y FURIOSOS 8

(The Fate of the Furious)

2017. Dir. F. Gary Gray.





         Si el tema principal siempre ha sido la familia, tenía que haber un momento en que la misma se enfrentase. Toretto (Vin Diesel) es abordado por la rubia e inescrupulosa Cipher (Charlize Theron, espléndida) en una calle de La Habana, donde ahora vive con su adorada Letty (Michelle Rodriguez). Inmediatamente cambia de actitud, abandona a su mujer y se une con este personaje para conseguir un mecanismo nuclear, los códigos rusos para el lanzamiento de unos misiles y la apropiación de un submarino para conseguir este objetivo. Esto desconcierta a todos pero Letty está segura que existe un motivo ulterior para que Toretto actúe de esta manera. La familia reúne a viejos personajes y añade a otros. Hay antiguos enemigos que ahora se han pasado al bando de los héroes.


Charlize Theron es una personalidad apabullante.
Su heroína en "Mad Max" y su villana en esta
cinta demuestran su versatilidad. ¡Memorable!



         Estamos ante la octava entrega de una serie que inició como una competencia de carreras clandestinas, con agente infiltrado, para devenir en gran espectáculo de intrigas internacionales. Un guion del espléndido Chris Morgan quien tomó las riendas del juego desde la dispar segunda secuela para irle dando sentido a cada uno de los episodios. Una saga dinástica donde existe coherencia y respeto ante la unidad familiar: ahora los hermanos Deckard (Jason Statham y Luke Evans) se unen al grupo por influencias y chantajes sentimentales de su propia madre (Helen Mirren, sin crédito). Elena (Elsa Pataky) ha dado luz al hijo de Toretto. Hobbs (Dwayne Johnson) es amoroso padre de una hija futbolera a la cual entrena con pasión. No en vano, durante una secuencia donde el traidor Toretto encañona a Letty, éste le dice no sé el motivo porque estés haciendo esto, pero sé muy bien que me amas. Por todos estos ejemplos, la serie es congruente consigo misma.


Deckard y Hobbs se reencuentran en este
episodio para irse al otro extremo:
sus enfrentamientos quedan atrás.



         Gran espectáculo. Uno se ríe cuando hay comentarios que hablan de “la poca credibilidad” o de que “cada vez son menos convincentes las tramas”: esas son meras palabras cuando no se tiene más por elaborar o construir. Este género se encuentra siempre más allá de toda ciencia y realismo. Por supuesto que su universo es inverosímil y lo que uno ve en pantalla solamente puede disfrutarse gracias a los efectos especiales y a las situaciones truculentas. Las aproximaciones a las cintas de este tipo deben exigir, al menos, cierto concepto y alguna idea que nos conecte con la realidad, jamás con los hechos de la vida real: lo que mueve a Toretto y sus amigos es el sentido de familia; para preservarlo deberán tomarse medidas extraordinarias con el objetivo de salvaguardarla: volar por los cielos, caer de un auto en velocidades extremas sin sufrir ninguna contusión, ser cubierto con carrocerías para evitar ser calcinado. Sabemos que con mucho menos, en nuestro entorno, cualquier persona tendría huesos rotos o hubiera muerto. Este es otro caso de cine fantástico que nos refiere a la virtualidad: vivir el sueño de que en la pantalla todo es posible hasta enfrentar y vencer a la muerte. Esa es la gran cualidad de esta saga rápida y furiosa (que, por fortuna, ya ha anunciado sus episodios 9 y 10 en el futuro).


El equipo: sinónimo de familia



El realizador en esta ocasión es F. Gary Gray, de quien ya hemos disfrutado buenas películas con menores presupuestos, pero con sentido ciudadano (y también con cercanía hacia el sentido de familia): El mediador, La estafa maestra o El vengador, pero la cinta que le ha dado más popularidad es Letras explícitas (Straight Outta Compton) donde explora las realidades y experiencias de vivir en los ghettos y su repercusión en la música.