sábado, 16 de septiembre de 2017

UNA CINTA DESAPASIONADA...


EL SEDUCTOR

(The Beguiled)

2017. Dir. Sofia Coppola.





         En la época de la Guerra Civil Norteamericana (1864), una alumna de la escuela femenina de Miss Martha (Nicole Kidman), encuentra en el bosque a un soldado confederado herido en una pierna, John McBurney (Colin Farrell). Le ayuda a llevarlo a la escuela donde solamente están la directora, una maestra Edwina (Kirsten Dunst) y otras cuatro alumnas. McBurney es el enemigo pero el sentido humanitario prevalece y las mujeres ayudan a su recuperación. McBurney desata la inquietud en una de las alumnas, Alicia (Elle Fanning), aunque expresa su amor hacia Edwina. Cierta noche, Edwina descubre al soldado en el cuarto de Alicia. Discuten y ella lo empuja por las escaleras produciendo la fractura de la pierna. Martha decide amputarle ese miembro para evitar la gangrena. Al volver a tomar conciencia, McBurney se torna violento. Expresa su desprecio hacia Martha porque no fue a su cama. Hace el amor con Edwina. Las mujeres, temiendo lo peor, planean ofrecer una cena donde el soldado comerá hongos venenosos. Muere y su cuerpo es dejado afuera del colegio para ser recogido por la patrulla sureña.





         Nueva versión cinematográfica de una novela por Thomas Cullinan que había sido filmada en 1971 por el maestro Don Siegel con la actuación de Clint Eastwood en el rol de McBurney. Aquí se tiene otra lectura con enfoque pseudofeminista por la sobrevalorada Coppola cuyo usual toque ligero hace que los conflictos se minimicen y dejen cabos sueltos o situaciones poco convincentes para el espectador. Lo que originalmente era una reflexión acerca de los hechos y excesos de la Guerra Civil aquí ha quedado en frustrada e insatisfactoria, incompleta, historia sexual. La cinta de Siegel mostraba a un verdadero seductor que lograba convencer de su pasión tanto a la directora de la escuela como a la virginal maestra, aparte de conseguir sus fines carnales con la atrevida alumna que se le insinuaba. Ahí comenzaba el principio del fin.





         En esta versión, adaptada por Coppola, se ha eliminado el personaje de Hallie, una esclava negra a la cual McBurney seducía ofreciéndole libertad. La mujer seguía siendo fiel a su ama porque no tenía adónde ir y era preferible seguir en una casa con sustento. La explicación de Coppola es que no quiso introducir un elemento racial cuando era otra dimensión importante para la interpretación del conflicto bélico: McBurney era la imagen prometedora que ofrecía una esperanza más allá del paisaje desolado para una raza sufrida y sometida. Hay una secuencia en esta versión donde llegan unos oficiales sureños a visitar el lugar para seguridad de la dueña: Martha los lleva a la cocina para darles de cenar sin que aparezcan ante el espectador. En la cinta original llegaban estos soldados con la intención segunda de conseguir alguna redención femenina para su satisfacción: la visión del enemigo indirecto al tener a los propios militares defensores como peligro de violación y abuso.





         Luego está el tema del deseo. En la cinta de Coppola, Miss Martha lava el torso desnudo del soldado. La toma es parca, sin mayores intenciones. No existe alguna sugerencia de curiosidad o morbo por parte de la mujer. Siegel nos mostraba a una Martha que había tenido relaciones incestuosas con su hermano, a su vez deseoso del cuerpo de la esclava. Al lavar al soldado venían los recuerdos carnales. McBurney iba preparando el terreno y su telaraña en cada una de las mujeres que en la noche de la revelación lo esperaban en su lecho: de ahí que la amputación de la pierna era justificada por la frustración, como metáfora de la castración. En la versión coppoliana no pasa más allá de una cuestión aparentemente humanitaria. Siguiendo en el tema del deseo, Martha tenía cierta atracción hacia Edwina por lo que desata todo el fatal final al evitar que coma los hongos venenosos. McBurney se da cuenta demasiado tarde. A su vez, en esta cinta, el soldado ofrece los hongos a Edwina (con la cual ha tenido relaciones sexuales luego de la amputación), pero un comentario de una alumna evita que la mujer los coma. Todo simple, sencillo, sin mayores complicaciones.





         Imposible no dejar de revisar la versión original antes de conocer esta que les comento. Si hago estas comparaciones es para destacar la completa inutilidad de una versión fallida, desangelada, donde se desaprovecharon las posibilidades que la cinta de hace 46 años no limitó. El hecho de que un macho seductor y atractivo llegara a una escuela de señoritas era el motivo para que se desataran las pasiones. Sofia Coppola lo sugiere, lo muestra asépticamente, lo deja en un microuniverso casero que pudo haber sucedido en cualquier época o país, solamente para mostrar finalmente al grupo de mujeres asesinas esperando a que se lleven el cuerpo del enemigo. ¿Para qué profanar viejas joyas fílmicas con discursos sin sentido ni sustento? Al final de esta cinta el espectador queda frío ante las nulas posibilidades de recepción de la pasión o alguna emoción. Una de las peores películas del año.

Imágenes de la versión original
de esta cinta "El engaño" (Siegel, 1971)
donde había un verdadero seductor
en todos los sentidos.